El conjunto chamizo firmó una sólida victoria copera gracias a una versión más sólida y madura
El Atlético Valladolid logra ante Caserío un triunfo cocinado a fuego lento
El conjunto castellanomanchego impuso un ritmo pausado que frenó la eficacia anotadora, aunque la mordiente de los pucelanos en los últimos minutos fue letal
El Atlético Valladolid sumó un nuevo triunfo en su feudo, en este caso, cocinado a fuego lento, el que impuso el Caserío Ciudad Real y contagió a los locales, aunque estos supieron afrontar también este tipo de juego y se impusieron finalmente.
Aunque fueron los vallisoletanos los que tomaron la iniciativa en el marcador, lo hicieron con un juego bastante estático, al ritmo marcado por el cuadro manchego, demasiado parsimonioso, y del que bebieron los locales en los primeros compases.
Así, los goles iban cayendo con cuentagotas, lejos de lo que suele ser costumbre en los gladiadores azules. De hecho, en el minuto 10, el electrónico de Huerta del Rey reflejaba un paupérrimo 3-1.
Cada tanto implicaba un enorme esfuerzo, en un área y en otra. Demasiada relajación en los locales, que pasaron de ganar 5-2 a un 6-6, tras el tiempo muerto que solicitó Santi Urdiales, sabedor de que el rival no estaba jugando a pleno rendimiento, ni cómodo.
El conjunto pucelano no desplegaba sus armas, no había juego de continuidad, pocos contraataques y un ritmo bajo, de ahí que los de Ciudad Real se encontraran relativamente confortables en la pista.
Giovagnola iba frenando el empuje del cuadro azulón, pero este fue aumentando la intensidad, provocando más errores del rival y, con ellos, más goles rápidos para subir a su casillero, a lo que se sumó la aportación de César Pérez en la portería.
Eso dio alas a los vallisoletanos, que fueron encontrando más ideas en ataque, con transiciones más rápidas. Además se añadió la roja a Pablo Mínguez, que aprovecharon bien los de David Pisonero para poner tierra de por medio y llegar al descanso con cuatro tantos de renta (14-10).
Tras la reanudación, se repitieron los mismos patrones que en la primera mitad, con un Caserío imponiendo su ritmo, al borde del pasivo, y un Recoletas que, aunque dominaba, no era capaz de distanciarse más en el marcador.
Pisonero pidió un receso, en busca de una mayor reacción de los suyos, y surtió efecto, ya que empezaron a mostrar más mordiente ofensiva, que se vio beneficiada con las acciones de César Pérez en la meta local.
El resultado se ampliaba a un 28-22 que trajo consigo el tiempo muerto de Santi Urdiales, quien impuso mayor presión defensiva para cortar el arranque del Recoletas. La relajación final de los gladiadores azules en los últimos compases, dejarían el tanteo en el definitivo 34-30.
El conjunto castellanomanchego impuso un ritmo pausado que frenó la eficacia anotadora, aunque la mordiente de los pucelanos en los últimos minutos fue letal
Segunda victoria consecutiva para los vallisoletanos (3-2) que les permite salir de la zona de descenso
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