Cada año, cuando llega el invierno, el frío y la oscuridad cubren con un aura gris la ciudad de Valladolid. Cierto es que al acercarse el periodo navideño, las múltiples luces ponen un extra de "espíritu" a las calles más comerciales que se llenan de paseantes atraídos por esas luminarias que ofrecen una ficticia pero grata sensación hogareña.

Sin embargo, la belleza de una fachada de la calle Núñez de Arce brilla en estos días más que el propio alumbrado de la ciudad. Es un arte que deslumbra por tener el valor inconfundible de lo hecho a mano y con el corazón. Alberto Trancón, un artista por afición con alma de escenógrafo, ha transformado su balcón en una estampa de postal que evoca la elegancia de las decoraciones navideñas en las casas, más habituales en otros países. Evocando un cuento navideño, Alberto ha colocado en la fachada de su edificio una fantasía basada en un cuento inventado llamado 'El tren que nunca se detenía'.

La obra actual es el culmen de una pasión que nació en Avilés, en la "casa temática" de sus padres. Lo que comenzó como un pasatiempo se ha convertido en una vocación que requiere una dedicación casi heroica. Alberto ha estudiado escenografía y afirma que su labor es una manera de expresar lo que le gusta la escenografía y el arte.

Un diseño ambicioso

El decorado navideño de este año es "más locura" que los anteriores, según cuenta, tanto por sus dimensiones como por el uso del color. El montaje ha superado los límites de su primer piso: "La vecina del segundo piso me ha dejado también poner ahí cosas", relata. Una ampliación que le ha permitido ganar en espectacularidad.  

La escena está meticulosamente diseñada. Se compone de dos globos, dos cascanueces, dos juguetes y un tren en el centro. La ampliación fue fortuita: al diseñar los globos, uno resultó más pequeño. Alberto tuvo entonces la idea de preguntar a la vecina si podía colocar esa pieza "entre sus dos balcones". Ella accedió, permitiendo que se instalara el globo pequeño junto a seis o siete nubes. Para sostener la magnitud del conjunto, que ahora abarca dos pisos, la seguridad es primordial: "Está con un hierro para que esté todo bien seguro".

El arte de la escenografía doméstica

Aunque en Asturias solía trabajar la madera, aquí en Valladolid, Alberto ha recurrido al ingenio y a materiales más humildes, pero resistentes. Sus piezas nacen de "cartón, luego cola blanca y papel periódico". Dado que la decoración está "muy expuesta en la calle" y el clima de diciembre no es benigno, utiliza barniz endurecedor e impermeabilizante. Para la decoración de Navidad, además, las piezas están recubiertas de fieltro, buscando un acabado "más entrañable". Alberto confirma con orgullo que todo el trabajo, desde el diseño hasta el volumen y su realización, está hecho por él mismo.

Esta no es su primera incursión en la decoración exterior a gran escala en su fachada desde que se mudó a la capital del Pisuerga. En Halloween, ya había asombrado a los vallisoletanos con "dos catrinas estilo mexicano", inspiradas vagamente en la película 'Coco', piezas que también fueron fabricadas desde cero, moviéndose y adaptándose al sitio.

Una pasión que atrae a los curiosos

Alberto Trancón, que se dedica a la hostelería, confiesa que lograr este nivel de detalle exige una rutina extenuante. Para poder terminar el proyecto navideño, que le ha llevado dos meses, se vio en la obligación de sacar tiempo de donde fuera: "Me levantaba a las 6 de la mañana. A las 6:30, me subía a casa de mis suegros, lo hacía y luego me bajaba a trabajar", cuenta.

La recompensa de este esfuerzo no es económica, sino la satisfacción de ver el impacto en la comunidad. "Me gusta que a la gente le guste", confiesa. La fachada se ha convertido en una parada obligatoria para todo el que pasa por la calle. "Estamos en casa y vemos decir a un niño: '¡mira, un globo!', o '¡un tren!' o 'qué guapo'…".

La antigua 'Casa temática' de Avilés, con su propia cuenta de instagram (@lacasatematica), que cambiaba de tema en verano, Pascua, Navidad y Halloween, ha revivido en Valladolid, aunque con una frecuencia menor debido al tiempo que exige el trabajo. Aunque el esfuerzo sea grande, el arte de Alberto Trancón sigue vivo, regalando fantasía en un rincón de la ciudad.