Nueva entrega, como cada domingo, de la sección 'Tordesillas: claveles del ayer' de
El agasajo de la matanza, en Tordesillas
Nueva entrega, como cada domingo, de la sección 'Tordesillas: claveles del ayer' de
Llegan los fríos de noviembre y comienza un rito en algunas casas de los pueblos, bien es verdad que cada vez menos, como reminiscencia del ayer que personalmente me gusta ver, con la matanza del cerdo y el llenado de chorizo y salchichones, los guisos de chicharrones y fabricación de arraspas, zurrapas, calducho de sangre marranera que encanta a más de uno.
No voy a recordaros hoy la vieja historia de un pueblo de Badajoz, Castilblanco, donde la matanza del cerdo fue el motivo de una desasosegadora historia que acabó con la vida de varias personas en aquellos terribles y fatídicos tiempos del año 1935, sino que voy a hacerlo de Tordesillas donde se tenía por costumbre, al llegar estas fechas de San Martín cuando a muchos puercos les llegaba la hora del cachetero, pues su carne, su sangre, sus tripas, sus huesos y hasta sus chitas servían para paliar el hambre de las familias.
Matar el marrano era un motivo de alegría, fiesta y compartir entre familias tordesillanas, de las que muchos ni lo han vivido, ni se acuerdan ni quieren recordarlo.
Alrededor de una mesa se sacrificaba al cerdo engordado y, poco después, tras estazarlo, picar su carne para elaborar el rico chorizo, secar los jamones y adobar tocinos y lomos en la olla, las risas se acompañaban con el tentempié del orujo o del anís más que nada para quitar la sensación del frío mañanero hasta que la hoguera chamuscaba al cerdo.
Pues bien. En Tordesillas existía la costumbre de "llevar el agasajo" a los vecinos y amigos, obsequiándoles con un cacho, un pedazo de la carne, calducho de sangre para hacer las arraspas y un tasajo de tocino, siempre bueno para el cocido, plato típico rural de redondez culinaria.
Hoy yo quiero traer a TRIBUNA DE VALLADOLID este agasajo del recuerdo, preparándonos para el invierno, con un par de fotografías donde se aprecia una matanza de cerdo en cualquier corral de nuestro pueblo y donde los chicos recibíamos del matarife las chitas que llegábamos a rechupetear gustosos. Y es que cuando hay hambre, no hay pan duro.
El rito de la matanza, otra actividad casi perdida ya de nuestras vidas. Así que no esperéis agasajo alguno salvo el suficiente de la palabra.
Se articula en torno a un nuevo calendario anual de actividades turísticas, una guía que, mes a mes, reúne lo mejor de la gastronomía, y el enoturismo cigaleño
Los representantes de siete pedanías se unen para reclamar una financiación más justa y coordinar acciones en defensa de sus territorios
La instantánea de David Fernández es la ganadora del concurso Tomás de Sierra. Cristian Pérez quedó segundo y será la portada de la revista de este año








