La operación diplomática del Kremlin para ganarse a Trump no solo fracasó, sino que ha desencadenado sanciones, demandas y el estudio de ensayos nucleares
La cumbre de Alaska acabó en 'agua de borrajas': sanciones y tensión nuclear como respuesta de Trump a Rusia
La operación diplomática del Kremlin para ganarse a Trump no solo fracasó, sino que ha desencadenado sanciones, demandas y el estudio de ensayos nucleares
Lo que Moscú esperaba que fuera una victoria diplomática con la cumbre de Alaska, el pasado 15 de agosto, se ha convertido en un callejón sin salida para el Kremlin. La reunión diseñada para acercar posiciones entre Vladímir Putin y Donald Trump ha acabado impulsando sanciones contra las principales petroleras rusas, presión por un alto el fuego en Ucrania y un posible reinicio de los ensayos nucleares estadounidenses.
El supuesto 'consenso de Alaska' promovido por Rusia resultó ser un mito: Trump nunca se comprometió más allá de escuchar los planteamientos de Putin, y la Casa Blanca acabó adoptando medidas opuestas a los intereses del Kremlin. Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, ha insistido en que Moscú sigue abierto a una segunda cumbre, esta vez en Budapest, aunque no se ha logrado ningún avance real y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha descartado nuevas reuniones mientras no existan expectativas de acuerdo.
Impacto económico
Las sanciones sobre Rosneft y Lukoil, que entrarán en vigor el 21 de noviembre, representan un golpe importante para Rusia. Los ingresos por exportaciones de hidrocarburos cayeron casi un 27 % en octubre respecto al mismo mes de 2024, mientras que el precio del petróleo ruso Urals descendió casi 20 dólares por barril frente al Brent.
Lukoil inició negociaciones para vender activos por valor de más de 14.000 millones de euros, pero grupos como el suizo Gunvor se han retirado tras ser considerados por Washington "marionetas del Kremlin". En caso de no concretarse las ventas, existe el riesgo de nacionalización en países europeos como Bulgaria o Rumanía. Además, el Congreso estadounidense evalúa aprobar medidas que permitirían confiscar activos rusos bajo su jurisdicción.
Reacción nuclear
Ante la presión estadounidense, Putin recurrió a maniobras nucleares reminiscentes de la Guerra Fría, con simulacros por tierra, mar y aire y pruebas de sistemas de propulsión nuclear de alcance ilimitado. Sin embargo, la respuesta de Trump fue inesperada: la Casa Blanca comenzó a estudiar la reanudación de los ensayos nucleares, tras 35 años de pausa, con el objetivo declarado de negociar una reducción del arsenal estratégico, no solo con Rusia sino también con China.
La operación de seducción rusa ha dejado al Kremlin con pocas cartas: las medidas estadounidenses muestran que los intentos de presionar a Trump para avanzar en sus exigencias sobre Ucrania y la OTAN han sido ineficaces, mientras la economía rusa y la estabilidad estratégica global se enfrentan a nuevas tensiones.
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