La operación 'Metorpa' desarticula parcialmente un grupo criminal que seguía a joyeros y colocaba dispositivos de rastreo en sus vehículos
Desarticulada en Gijón una red de estafas bancarias tras una denuncia interpuesta en Valladolid
Ocho detenidos formaban una organización que creó empresas ficticias y abrió 16 cuentas bancarias para defraudar más de 200.000 euros
La Policía Nacional ha detenido en Gijón a ocho personas acusadas de integrar una organización dedicada a estafar a entidades financieras, con un botín que superaría los 200.000 euros. La operación se inició a raíz de una denuncia presentada por una entidad bancaria en Valladolid.
Según informaron fuentes policiales, los arrestos se produjeron a mediados de la pasada semana y permitieron capturar al presunto líder del grupo, a tres colaboradores directos y a cuatro testaferros que participaban en la trama. Las investigaciones, desarrolladas durante varios meses, han revelado una estructura perfectamente organizada, en la que cada miembro cumplía un papel específico.
En la cúspide se situaba el cabecilla, un hombre que actuaba con discreción y evitaba figurar en los documentos oficiales. Bajo su mando operaban tres personas de su entorno cercano, encargadas de ejecutar las gestiones necesarias para mantener la actividad delictiva. En el nivel más bajo se encontraban los testaferros, reclutados a través de anuncios o contactos personales, que prestaban su identidad para la creación de sociedades ficticias.
La red había constituido recientemente una nueva empresa y se preparaba para iniciar otra serie de operaciones fraudulentas cuando fue desmantelada. En total, el grupo logró abrir 16 cuentas bancarias en diferentes entidades, vinculadas a cuatro empresas pantalla creadas para simular actividad económica y realizar cargos falsos.
El método utilizado consistía en convencer a los testaferros para figurar como administradores de las sociedades y acudir con ellos a las sucursales bancarias, donde el líder, mediante una cuidada puesta en escena, lograba eludir los controles habituales y activar el servicio de domiciliación de recibos sin las garantías requeridas. Posteriormente, se emitían recibos ficticios que se cargaban a cuentas de supuestos deudores, y el dinero se retiraba o transfería de inmediato antes de que se detectara el fraude.
En los registros realizados, la Policía incautó 5.890 euros en efectivo y seis teléfonos móviles a nombre de las sociedades y de los testaferros, desde los cuales el presunto cabecilla coordinaba la actividad de la red.
Tras la elaboración del atestado, los detenidos fueron puestos a disposición del juzgado de guardia competente, mientras que la investigación continúa abierta. Los agentes no descartan nuevas detenciones a medida que avance el análisis de los dispositivos electrónicos intervenidos.








