Ezequiel Salinas y Ramiro Sonzini presentan en Seminci su oda al cine como refugio frente al desamparo

'La noche está marchándose ya' marca el debut en el largometraje de los directores, cuatro años después de lograr la Espiga de Plata con su corto La última aventura

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Ezequiel Salinas y Ramiro Sonzini presentan en Seminci su oda al cine como refugio frente al desamparo
'La noche está marchándose ya'.
El autor esMiguel Ángel  Fernández
Miguel Ángel Fernández
Lectura estimada: 2 min.

Cuatro años después de conquistar al público vallisoletano con 'La última aventura', los cineastas argentinos Ezequiel Salinas y Ramiro Sonzini regresaron este jueves a la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) para presentar su primer largometraje, 'La noche está marchándose' ya. Una obra que, más allá de la ficción, se erige como un canto de amor al cine y una declaración de resistencia cultural en medio de los recortes y la crisis que atraviesa el sector audiovisual en Argentina.

La película, cuyo título proviene de un verso de la canción 'Qué pasará mañana' de José Luis Perales, transcurre en un cineclub municipal de Córdoba, donde dos proyeccionistas se enfrentan a un despido inminente tras los drásticos recortes presupuestarios. El azar decide que Pelu, interpretado por Octavio Bertone —proyeccionista real del Cineclub Hugo del Carril—, asuma el nuevo rol de vigilante nocturno con un salario mínimo. Desde esa precariedad, el personaje convierte el cine literalmente en su hogar y, con él, en refugio para otros que también han quedado al margen.

"Queríamos hablar de la resiliencia del pueblo argentino y del poder del cine para seguir imaginando incluso cuando todo se derrumba", explicó Salinas durante el encuentro con la prensa. El proyecto, nacido tras quedarse ambos sin trabajo, fue concebido en tiempo récord: el guion se escribió en apenas cuatro semanas y el rodaje se desarrolló en el emblemático cineclub cordobés, "nuestra casa y el corazón del cine independiente de la ciudad", añadió Sonzini.

Blanco y negro para una historia atemporal

La decisión de rodar en blanco y negro aporta al filme una textura onírica que evoca el despertar del cine independiente estadounidense de los años ochenta y el espíritu del cine preclásico norteamericano de los años treinta. "Queríamos conectar con ese momento en el que el cine hablaba de personajes marginados por la crisis del 29, capaces de sobrevivir con humor y dignidad", apuntó Salinas.

Durante las largas noches que retrata el film, la pantalla del cineclub se llena de clásicos como 'Fueros humanos' (1933) o 'La venganza del bergatín' (1948), títulos que reflejan, al igual que la propia película, el poder del arte como refugio ante la adversidad.

Un grito cultural desde la resistencia

Más allá del homenaje cinematográfico, La noche está marchándose ya se presenta como una respuesta simbólica a los recortes culturales impulsados por el Gobierno de Javier Milei. "En Argentina se está desmantelando todo el sistema audiovisual. Se ha paralizado la financiación y la producción en todas las escalas", denunció Salinas, quien describió la situación como una "aniquilación cultural".

A pesar de ello, los directores mantienen una mirada esperanzada. "No vamos a dejar de hacer cine, ni de habitar los espacios que lo sostienen. Cuando esta etapa pase, tenemos que construir un sistema más fuerte y justo", subrayó Sonzini, convencido de que el cine seguirá siendo el lugar donde imaginar una vida mejor.

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