La música de la vida

Magnífico concierto del pianista Kirill Gerstein cuya música es sensual, inmediata, placentera y admirable

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La música de la vida
Kirill Gerstein en el Miguel Delibes.
El autor esÁgreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.

La música que sale del piano ejecutada por el magnífico pianista Kirill Gerstein (con ese nombre y ese apellido podría ser el delantero centro del Bayer de Múnich) es sensual, inmediata, placentera y admirable. El Concierto para piano nº 3 de Serguéi Rajmáninov, como ya le conocemos, el pensamiento se transforma en una especie de conocimiento enigmático. Todo lo que está ejecutando Kirill Gerstein propone ideas complejas y de mucho interés.  

Este pianista posee una técnica endiablada. La velocidad, la precisión y la potencia están subordinadas a una disciplina y un cálculo que emanan de un intérprete inteligente y por supuesto de la propia música de Rajmáninov. El Allegro ma non tano ejecutado con una brillantez envidiable nos llevó de un microcosmo a un macrocosmos y vuelta a empezar. Todo el Concierto para piano nº 3 Kirill Gerstein lo tocó maravillosamente bien.

Cada movimiento era un espectáculo viendo como las manos se deslizaban por el teclado. Tocaba el piano como si le estuviera practicando una radiografía, interpretando cada una de las notas con independencia y claridad. Duró cuarenta y tres minutos exactos su concierto, luego tuvo la gentiliza de devolver al público 'a la vida' después de haber estado levitando por el espacio sideral a su libre albedrío.

EL GRAN MOMENTO DE LA OSCYL

No hace falta conectarse al móvil para desconectarse del mundo. Como dice Marta Romo en su libro Hiperdesconexión, el personal está atrapado en la dictadura de los estímulos efímeros y el cerebro no da para tanto, y acabas agotado, sin pensamiento crítico y además provoca aislamiento social.

Todo lo contrario de lo que pasa en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del CCMD. Preludio a la siesta de un fauno de Claude Debussy puso a prueba a la OSCyL y a su director titular Thierry Fischer.  La música de Debussy es juego, entretenimiento, baile, reflexión, aventura, conocimiento y búsqueda.

La OSCyL atraviesa un momento esplendido. Hay que decirlo bien alto, estamos disfrutando con ella como nunca. Y lo demostró con creces toda la tarde. La Suite sinfónica de El oro del Rin de Richard Wagner/Philippe Jordan resultó toda una lección de talento, de valor y entusiasmo por parte de toda la orquesta sinfónica.

La obligación de la música es de llevarnos a sitios que pensabas que nunca irías y que creías que no te iban a gustar. Subes al coche, llegas a casa y mientras te haces una tortilla francesa te emocionas pensando en lo que has estado escuchando esa noche y sole te caben palabras de agradecimiento.  La música te hace más tolerante y te permite siempre el diálogo con el otro. 

 

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