Diego Olivar: "Buscamos que nuestros hijos e hijas tengan recursos para enfrentarse al día a día"

El director del CEIP Pedro Gómez Bosque concede una entrevista a TRIBUNA para detallar la implantación de un área de Educación Emocional en el centro

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Diego Olivar: "Buscamos que nuestros hijos e hijas tengan recursos para enfrentarse al día a día"
Diego Olivar y niños en su centro. Fotografías cedidas a TRIBUNA.
El autor esAlejandro De Grado Viña
Alejandro De Grado Viña
Lectura estimada: 4 min.

El CEIP Pedro Gómez Bosque de Valladolid se ha convertido en el primer centro público de Castilla y León en implantar un área propia de Educación Emocional en Primaria. Su director, Diego Olivar (Valladolid, 1984), explica en una entrevista concedida a TRIBUNA que el objetivo es responder al aumento de los problemas de salud mental en la infancia con una propuesta preventiva y estructural dentro del horario lectivo.

El proyecto, con una hora semanal en todos los cursos de 1º a 6º de Primaria, busca dotar al alumnado de herramientas prácticas para el autoconocimiento, la regulación emocional y la convivencia. Olivar está convencido de que esta apuesta pionera puede servir de modelo para otros centros educativos en España.

PREGUNTA: ¿Cómo surgió la oportunidad de implantar un área de Educación Emocional?

RESPUESTA: Tanto el RD como el Decreto autonómico permiten mediante un artículo incluir lenguas cooficiales, segundas lenguas o proyectos de autonomías transversales. Al ver esa oportunidad, consideramos que nada hay más transversal que un área de Educación Emocional y nos pusimos a trabajar en ello. 

Una vez concretado, recibimos el apoyo completo del consejo escolar, nuestra inspectora, la dirección provincial y la Consejería, con la que hemos dado el paso definitivo. 

P: ¿Es una idea que llevaba años gestándose?

R: Sí, es un proyecto que se ha ido madurando poco a poco. Su desarrollo ha sido complejo, especialmente porque hemos tenido que diseñar un currículo completo desde cero.

P: ¿Por qué considera que es necesario?

R: Tenemos los peores datos históricos de enfermedades mentales y suicidios infanto-juveniles. Datos récord en medicamentos vinculados a la depresión, ansiedad... Los avances científicos y médicos nos hacen vivir más pero vemos que empeora la calidad de nuestra vida. Son situaciones que encontramos a diario en niños que sufren por situaciones o retos que no saben gestionar. Imagínense que, al tener 18 años, a todos nos diesen el carné de conducir y que hasta que no tuviésemos un golpe no nos pusieran un profesor. ¿Qué pasaría? Podríamos hacer daño a otras personas, podríamos coger miedo a conducir... Ahora mismo consideramos que ocurre lo mismo con la salud mental.

Existen planes de salud mental, pero suelen centrarse en la detección precoz. Sin embargo, lo que realmente puede transformar la sociedad es la prevención, y la prevención va unida a la educación. Repetimos constantemente a nuestros hijos que lo más importante es que sean felices, pero no les enseñamos cómo lograrlo. La sociedad actual, además, transmite un modelo de felicidad que muchas veces conduce a la frustración, a la comparación, al análisis excesivo y acaba por hacernos daño.

Nuestra misión es proporcionar herramientas para que los niños puedan gestionarse y conocerse mejor para construir su bienestar.

P: ¿Qué plan de estudios lleva consigo? ¿Han dividido el proyecto en fases?

R: El área tendrá una hora semanal en todos los cursos, de 1º a 6º de Primaria. Se trabajará con proyectos interdisciplinarios y transversales, donde la educación emocional será el eje central de muchas actividades. Somos conscientes de que este primer año nos servirá para aprender y mejorar, pero estamos abiertos a incorporar todas las propuestas constructivas. Incluiremos test en forma de evaluación de diagnóstico y test finales para ver qué resultados hemos obtenido en niños y familias. Los contenidos buscarán trabajar aspectos vinculados con la autoestima, el auto conocimiento, el autocontrol y recursos de toma de decisiones en su día a día. 

P: ¿A qué tipo de alumnos está dirigido? ¿De qué edades?

R: El programa está pensado para alumnos de entre 6 y 12 años. Aun así, creemos que lo necesitan todos los alumnos porque necesitan herramientas y conocimientos para poder vivir en condiciones.

P: ¿Va a formar parte del horario lectivo? ¿Cómo se integrará? ¿Habrá una calificación?

R: Sí. Para hacerlo posible hemos reorganizado el horario, reduciendo media hora las asignaturas que la normativa permite ajustar. De esta forma, la educación emocional tendrá su hora semanal y una evaluación propia, ya que se vincula con todos los elementos curriculares. Además, contaremos con un aula especial, diseñada para que el alumnado cambie el 'chip' y se sienta en un espacio diferente.

P: ¿Pueden participar los padres? ¿Cómo se les ha informado?

R: Por supuesto. Esto es un trabajo en equipo donde toda la comunidad educativa debe estar implicada. Las familias han sido informadas y están ilusionadas y motivadas para colaborar en el proceso. De hecho, esto solo puede funcionar si todos remamos hacia un mismo objetivo. Buscamos que nuestros hijos e hijas tengan recursos para enfrentarse al día a día.

P: ¿Cree que este paso puede inspirar a otros centros a hacer lo mismo? ¿Por qué hasta ahora nadie se había atrevido?

R: Ojalá. Esa es la idea: que pueda servir de modelo y extrapolarse. En Canarias ya existe un área de Educación Emocional dentro del currículo, y nosotros queremos compartir nuestra experiencia y materiales para que esta propuesta no quede como un proyecto de autonomía, sino que llegue a consolidarse como un área oficial dentro del currículo nacional. 

P: ¿Hay otros tipos de educación que también les gustaría impulsar, además de la emocional?

R: Cualquier tipo de educación que les ayude a crecer es valioso. El eclecticismo, ese beber de todas las fuentes, debe hacernos mejorar como sistema para adaptarnos a una sociedad que evoluciona a un ritmo frenético. Creemos que la educación emocional puede recoger muchos ámbitos que nos permitan aprender a responsabilizarnos de nuestros pensamientos en lugar de meternos en bucles negativos. 

Es decir, aprender a aceptar nuestras emociones en lugar de autofustigarnos queriendo huir de ellas con ese elitismo emocional que nos fomenta el entorno.

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