El Real Valladolid mantiene su condición de imbatido tras un empate a uno en La Romareda aunque dejó más dudas que certezas, mientras que el Zaragoza sigue sin conocer la victoria. Ninguno de los dos equipos mostró argumentos suficientes para llevarse los tres puntos en un encuentro plano, con exceso de interrupciones y muy poca claridad ofensiva.

Lo más destacado del choque se concentró en apenas cuatro minutos: Dani Gómez adelantó al Zaragoza gracias a su presión y oportunismo, pero poco después Meseguer enmendó su error defensivo y empató para los pucelanos con un remate de espuela tras un saque de esquina. Esa breve ráfaga de emoción fue un espejismo en un partido que rápidamente volvió a la monotonía.

El encuentro comenzó con un susto para los locales tras el golpe en la cabeza de Radovanovic, que tuvo que ser sustituido por Akoukou. El fuerte viento, el contacto físico constante y las continuas interrupciones marcaron una primera parte sin apenas ocasiones, en la que ninguno de los dos equipos consiguió imponerse en el juego.

Ni Gabi Fernández ni Guillermo Almada supieron cambiar la dinámica tras el descanso. El Valladolid trató de sorprender al contragolpe, y el Zaragoza se limitó a presionar arriba. La ocasión más clara llegó con el robo de Dani Gómez a Torres que supuso el 1-0, pero la alegría local duró poco: en la jugada siguiente Meseguer puso el 1-1 definitivo.

Con el marcador igualado, los dos equipos volvieron a la especulación y al miedo a perder, priorizando el punto antes que arriesgar. El Zaragoza tuvo una oportunidad en un disparo de Cuenca que desvió Guilherme con una gran parada, y el Valladolid rozó la victoria en el tiempo añadido con un cabezazo de Tomeo que se marchó por muy poco.

Al final, el empate refleja con justicia lo visto en el campo: un Zaragoza necesitado y sin ideas, y un Valladolid que nunca terminó de dar un paso adelante. Ambos suman, pero también dejan la sensación de que deberán mejorar mucho si quieren aspirar a metas mayores en lo que resta de temporada.