Los agentes que acudirán lo harán de manera voluntaria, fuera de su horario de trabajo y sus servicios serán sufragados por los respectivos ayuntamientos
Activistas de Valladolid en la Marcha Global por Gaza: "Es un genocidio y el mundo mira a otro lado"
Jara y Sergio trataron de llegar a Rafah, como miles de personas de todo el mundo, pero el gobierno Egipcio les retuvo por miedo a represalias
"Israel está cometiendo un genocidio contra la población palestina, y estos dos últimos años han sido como una segunda Nakba". Jara Calvo quiere que esta frase se diga en voz alta, se repita y que llegue a todos los rincones del mundo porque, asegura, no se está dando cobertura real a la masacre que se está cometiendo en la franja de Gaza. Ella, junto a su compañero Sergio López, salieron de Valladolid el pasado 11 de junio para unirse a la Marcha Global por Gaza. Una movilización masiva que unió a 3.000 personas de 80 países y que se sumó a la Caravana Sumud que movilizó a 7.000 personas del norte de África. Ambas mareas humanas tenían el objetivo de llegar a Rafah para abrir un corredor humanitario y llevar ayuda al pueblo palestino. Por eso, para ella, tal y como remarca, lo importante no son ni ella ni su compañero como personas individuales, sino el colectivo: una suma de voluntades en contraposición a una sociedad dormida que contempla una masacre en directo y desliza el dedo hacia arriba por falta de interés.
La semilla de la Marcha Global
"Esto lo empezó un médico palestino que vive en Europa. Varias personas desplazadas, refugiadas palestinas que viven en Europa, empezaron a coordinarlo e inmediatamente se empezó a sumar gente", cuenta Jara a TRIBUNA. Sin embargo, el contexto es mucho más amplio.
En realidad, "se empieza a gestar debido a que Israel está cometiendo un genocidio contra la población palestina, especialmente en estos dos últimos años, que ha sido, como lo llaman, la segunda Nakba", detalla esta activista nacida en La Armuña, Salamanca, pero asentada en Valladolid. "Bueno, la Nakba en verdad no ha parado desde el 48. Pero en estos dos últimos años, la franja de Gaza está siendo totalmente destrozada".
Las imágenes que llegaban a través de las redes sociales de ciudadanos gazatíes -y que ya casi no llegan porque se ha cortado el acceso a internet en la franja-, mostrando la más absoluta devastación de sus ciudades, unido a la inacción de la comunidad internacional o incluso la complicidad, en algunos casos, con la masacre fue lo que despertó el ánimo ciudadano para intentar actuar y ayudar al pueblo palestino. "Estados Unidos financia a Israel, la OTAN permite que ocurra. Aunque muchos países condenen el genocidio en público, mantienen embajadas y relaciones comerciales con Israel. Y eso es lo que realmente sostiene este horror", contextualiza.
Así, con la Marcha organizada, Jara y Sergio no dudaron en unirse. "Nosotros nos enteramos bastante tarde de esto y un poco de casualidad porque los amigos de unos amigos iban. Esto se unió a nuestra coyuntura vital, ya que teníamos unos días de vacaciones, y no nos lo pensamos dos veces", relata.
Al cabo de una semana, concretamente el 11 de junio, ambos estaban en un avión de camino a El Cairo. "Nos pusimos en contacto con la Marcha Global A Gaza, que la verdad es que han hecho un trabajo de coordinación extraordinario. Nos metieron en grupos para hacer todas las preguntas que necesitáramos, para saber a nivel legal cómo hacer las cosas, qué implicaciones tenía ir, etc", explica.
Una vez en el aeropuerto de El Cairo, el plan original era sencillo: unirse a los miles que convergerían en autobuses hasta El-Arish y de allí caminar a Rafah. "Pero Israel movió sus tentáculos y chantajeó al gobierno egipcio, que bloqueó todo", afirma. Al ver que no salían los autobuses, buscaron otros medios. "Intentamos llegar en taxis a un punto de encuentro, pero desde que sales de El Cairo hasta el Sinaí estaba todo lleno de checkpoints militares", cuenta.

Uno de los 'checkpoints' militares. Foto cedida a Tribuna
Bloqueo y caos
Cada control era una lotería y no había una lógica que determinara por qué podían bloquearte en el primer 'checkpoints' o en el siguiente. "Nosotros pasamos del primer 'checkpoint' porque el conductor sabía moverse y convenció a los militares de que ya habíamos entregado la documentación", recuerda. Así, llegaron hasta el segundo control donde ya no hubo posibilidad de pasar. "Nos quitaron los pasaportes y nos retuvieron un día entero. Nos decían que teníamos autobuses para devolvernos a El Cairo. Pero nosotros queríamos ir a Rafah, no volver atrás", dice.
Alrededor de ellos, un caos de miles de personas con la misma esperanza: "Éramos miles de personas bloqueadas. Algunos habían venido de América, otros de Europa, otros eran refugiados palestinos. Muchos no tenían embajadas que los ampararan. Yo, al menos, como española podía llamar al consulado si pasaba algo, pero otros no tenían esa red de seguridad".

Personas de distintos países intentando superar el 'checkpoint'. Foto cedida a Tribuna
A pesar de la persistencia de los miles de activistas, la tensión in situ se elevó hasta el punto de forzar la suspensión de la marcha. "La amenaza física llegó con mercenarios que empezaron a subir a la gente a los autobuses a golpes", recuerda. "No sabemos si esos matones los pagaba Israel o Egipto, pero estaban pagados por alguien, claramente. Se dedicaron a subir a hostias a la gente a los autobuses. Y entonces llega un punto en el que tampoco puedes hacer más. No te puedes jugar más la vida, porque tampoco tiene mucho sentido cuando ya sabes que no vas a poder llegar", lamenta.
La frustración era profunda, pues saben en que en Rafah hay 3.000 camiones con ayuda humanitaria esperando poder entrar: "Habíamos planeado que si nos reuníamos las más de 10.000 personas de la Marcha Global con la Caravana Sumud y la Flotilla de la Libertad, que venía por mar, podríamos presionar para abrir el corredor humanitario. Pero al impedirnos llegar, desarticularon toda la fuerza colectiva".
Aun así, la solidaridad egipcia dejó huella: "La población egipcia está a favor de Palestina. Nos ayudaron todo lo que pudieron, incluso arriesgándose. Pero no queríamos ponerlos en peligro. Ellos son quienes sufren más las represalias".

Apoyo de la sociedad egipcia a Palestina. Fotos cedidas a Tribuna
La geopolítica del chantaje
Jara subraya el papel de los "tentáculos de Israel" en la región: "Egipto depende energéticamente de Israel. Si Israel amenaza con cortar el gas, Egipto se ve obligado a ceder. Y detrás está Estados Unidos, que sostiene a ambos. Lo mismo ocurre con otros países de la zona". Esto explica, dice, por qué la Caravana Sumud tampoco pudo atravesar Libia, un país devastado y sin capacidad de oponerse.
A pesar de estos bloqueos, algo quedó en pie: "Se logró un gran encuentro en Túnez, donde la Caravana Sumud, la Marcha Global y parte de la Flotilla coincidieron. El gobierno tunecino acogió las manifestaciones en apoyo a la apertura del corredor humanitario. Esa fue una grieta que encontramos, porque por muchas presiones que ejerzan Israel y EEUU, siempre habrá pueblos y gobiernos que digan basta".
Cómo ayudar en la distancia
Jara denuncia que los grandes medios "han silenciado esta historia". "Algunos publicaron algo, pero no lo suficiente para lo gordo que es tener a 10.000 personas retenidas, con pasaportes confiscados y bajo amenaza", dice. "Tampoco la embajada española hizo nada. Podrían haberse posicionado y presionado, pero prefirieron mirar para otro lado".
Frente a ese silencio, Jara insiste en que cada ciudadano puede sumar su voz: "Es fundamental acudir a las movilizaciones locales. Aquí en Valladolid, la Plataforma de Solidaridad con Palestina lleva años trabajando, y ahora más que nunca es clave mantener viva la atención. Cada manifestación, cada pancarta, cada mensaje llega a Gaza. A través de familiares, a través de redes, la gente allí sabe que no están solos".
Los lazos económicos de Israel con España
Estas manifestaciones esperan, además, ser un elemento de presión para que los países corten toda relación, especialmente económica, con Israel: "Hay que exigir a los gobiernos que rompan relaciones diplomáticas y económicas con Israel. Aquí en España, por ejemplo, la empresa KKR -que ha comprado macrofestivales- también administra millones de euros en activos públicos de vivienda a través de la Sareb. Si el gobierno no renueva ese contrato, KKR pierde mucho dinero que podría usar para financiar el genocidio. Parece que la vivienda y Palestina no están conectadas, pero lo están. Por eso es importante presionar para que no se renueve ese contrato".
La próxima gran acción: mil barcos por Gaza
El horizonte no está vacío de esperanza. "Desde Indonesia se está organizando una flota de más de mil barcos para intentar llevar ayuda a Gaza. La idea es que, aunque detengan algunos, no puedan detenerlos todos. Si alguien sabe de navegación o tiene un barco, que se sume. Es urgente hacer algo antes de que la población gazatí desaparezca", reclama.
Tras días de viaje y un bloqueo infranqueable, Jara y Sergio regresaron a casa sin haber podido pisar Rafah. Pero no vuelven derrotados: "Esto es una guerra de desgaste, pero tenemos que buscar las grietas por las que poder actuar. Por mucha presión que ejerzan, no pueden controlarlo todo. Mientras haya gente que no se rinda, habrá esperanza".
Su voz es un testimonio de resistencia que trasciende fronteras: "El mundo entero está viendo este genocidio. La mayoría de la población mundial está en contra. Y cada persona puede hacer algo: presionar, difundir, boicotear, movilizarse. Porque los pueblos no queremos esto, y si sumamos nuestras voces, podemos abrir las puertas que los gobiernos cierran".
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