Mary Mallon, la supercontagiadora
MARY MALLON, LA SUPERCONTAGIADORA
Mary Mallon, a principios del siglo XX en los Estados Unidos, fue el primer caso conocido de una 'supercontagiadora': una portadora asintomática del bacilo de la fiebre tifoidea, según las últimas investigaciones responsable directa de la contaminación de al menos ciento veintidós personas, incluidas cinco fallecidas, cuyo caso causó tal alarma social que en todo el país se la conoció con el sobrenombre de 'Mary la tifoidea'.
Mary Mallon nació en 1869 en Cookstown, condado de Tyrone (Irlanda del Norte), en una familia muy humilde.
Siendo solo una adolescente, en 1883 o 1884 emigró a Estados Unidos para iniciar una nueva vida junto a unos tíos. En 1900 empezó a trabajar como cocinera en una casa en Mamaroneck (Westchester, Nueva York): en menos de dos semanas, todos los residentes contrajeron fiebre tifoidea. En 1901 en Manhattan trabajó para varias familias acomodadas, que también enfermaron al poco de llegar ella a sus casas.
En 1906, en Oyster Bay (costa norte de Long Island) la empleó como cocinera la familia del rico banquero neoyorquino Charles Henry Warren, que pasaba allí sus vacaciones de verano en una residencia alquilada. Del 27 de agosto al 3 de septiembre, 6 de las 11 personas de la casa contrajeron fiebre tifoidea: la esposa de Warren, dos hijas, dos doncellas y el jardinero.
La fiebre tifoidea es una infección bacteriana que suele propagarse a través de la comida y el agua contaminadas por salmonela. Los pacientes enferman con fiebre alta, dolores de cabeza, diarrea y a veces, antes de los antibióticos, delirios y muerte. En aquella época, ante la ausencia de prácticas de higiene reguladas, la enfermedad era habitual y Nueva York tuvo varios brotes. Era mortal en el 10 % de los casos y afectaba principalmente a personas de escasos recursos de las grandes ciudades, de barrios pobres en los que el hacinamiento y la falta de higiene provocaban problemas sanitarios.
El dueño de la casa –que no quería perder la adinerada clientela que pasaba en ella sus vacaciones– contrató al ingeniero sanitario George Soper, especialista en brotes de fiebre tifoidea, para determinar la causa del brote. Soper analizó el agua potable, los inodoros y el pozo negro, y constató que no eran las fuentes de la infección. Aunque inicialmente temía que las almejas fueran las culpables, acabó descartándolo ya que no todos los afectados las habían comido.
Soper creía que el brote no había sido causado por un suministro de agua infectada, como ocurría a menudo con la fiebre tifoidea, sino por alimentos contaminados. Sospechó de Mary Mallon, que se había ido sin dar explicaciones unas tres semanas después del brote de fiebre tifoidea. Descubrió que había trabajado para otras ocho familias desde 1900 y en siete de esas casas se habían declarado un total de veintidós casos de esa enfermedad, provocando la muerte de una niña. Un empleador incluso le había pagado extra a Mary por quedarse más tiempo en el domicilio a cuidar de los enfermos.
En 1906, año en que Soper comenzó su investigación, se habían documentado 639 muertes por fiebre tifoidea en Nueva York, con un total de 3.467 infectados. Pero ningún brote se había rastreado hasta una sola portadora, y menos asintomática.
La mayor parte de lo que preparó Mallon ese verano habría sido seguro para comer, porque se cocinó a altas temperaturas, que matarían las bacterias. Pero Soper descubrió que Mallon solía servir helado con melocotones frescos los domingos y dedujo que pudo ser el modo en que la cocinera involuntariamente infectó a la familia.
El microbiólogo Robert Koch había investigado poco antes brotes de fiebre tifoidea en una panadería de Estrasburgo. La panadería estaba limpia y el agua en buenas condiciones. Koch descubrió que, años antes, la panadera había contraído la fiebre tifoidea y se había recuperado. Sin embargo, a pesar de estar sana, conservaba gérmenes tifoideos que contagiaba por falta de higiene. Conocedor del caso, Soper supuso que Mary transmitía la infección al no lavarse las manos antes de manipular alimentos. Los hallazgos de Soper demostrarían cómo un portador inconsciente podía causar brotes de enfermedades.
Desafortunadamente, cuando concluyó su investigación, Mallon había desaparecido una vez más, como lo había hecho después de los brotes en sus empleadores anteriores, y se mudó tres semanas después del brote de los Warren. Cuando Mallon se mudaba de cada trabajo, no daba ninguna dirección de reenvío y también se cree que usaba nombres diferentes.
El ingeniero debía analizar muestras de Mary para ratificar sus sospechas. Cuatro meses después de comenzar las pesquisas, Soper descubrió a Mallon trabajando en una casa de Park Avenue. Tenía 37 años, "medía 1,67 metros, era rubia con ojos azules claros, tenía color sano", la describió. Cuando le exigió muestras de sangre, orina y heces, amenazó a Soper con un tenedor.
Soper, con el apoyo del Dr. Hermann Biggs del Departamento de Salud de Nueva York, enviaron a la Dra. Josephine Baker, especialista en salud pública, para convencer a Mallon de proporcionar las muestras, acompañada de cinco agentes de policía.
Mary se negó a hablar con ellos y los amenazó con utensilios de cocina antes de huir de la escena. Después de una búsqueda exhaustiva, tras cinco horas la encontraron en el armario de un vecino y la Dra. Baker contaría después: "salió peleando y maldiciendo", por lo que en la ambulancia "literalmente me senté sobre ella todo el camino al hospital; era como estar en una jaula con un león enojado".
En el hospital las muestras tomadas confirmaron la presencia en su cuerpo del bacilo Salmonella typhi, que causa la fiebre tifoidea. La pusieron en cuarentena en una casita en los terrenos del Hospital Riverside, aislada en el islote North Brother, en la costa del Bronx, Nueva York, con solo un fox terrier como acompañante. Deshabitada antes de 1885, la isla fue comprada por la ciudad para construir un complejo hospitalario de 25 edificios donde albergar a quienes padecían enfermedades contagiosas.
George Soper dio a conocer las circunstancias del descubrimiento ante la Sociedad Biológica de Washington, DC, el 6 de abril de 1907. Y publicó los resultados de su investigación el 15 de junio de 1907, en la prestigiosa revista especializada JAMA (Journal of the American Medical Association). Fue el primer autor en describir un 'portador sano' de Salmonella typhi en los Estados Unidos.
Mallon, sin síntomas de fiebre tifoidea, no creía que pudiera contagiar. Fue la primera persona en los Estados Unidos identificada como portadora asintomática del patógeno. Negó haber tenido la enfermedad, sufriendo solo un episodio leve parecido a una gripe. Probablemente nunca llegó a entender qué significaba ser portadora. Los médicos le dijeron que su única cura era extirpar la vesícula biliar, pero rechazó la operación.
En 1909, el New York American la apodó 'María tifoidea' ('Typhoid Mary') y el mote perduró. El titular iba acompañado de la imagen de una cocinera arrojando calaveras a una sartén. Mallon se quejó por carta a su abogado en junio de ese año: «he sido un espectáculo para todo el mundo. Incluso los residentes vinieron a verme y a preguntarme datos que ya conoce el mundo entero. Los hombres con tuberculosis me decían "Ahí está, la mujer secuestrada". «Me pregunto si al Dr. William H. Park le gustaría que le insultaran y lo pusieran en una revista y lo llamaran a él o a su mujer William Park el tifoideo».
Mallon encargó un estudio a un laboratorio privado. Los resultados fueron negativos, no había fiebre tifoidea en su organismo. Mary exigió su libertad: "Esta afirmación de que soy una amenaza perpetua en la propagación de gérmenes tifoideos no es cierta… Soy inocente. No he cometido ningún delito y me tratan como una criminal. Es injusto, indignante, incivilizado".
En 1909, demandó al Departamento de Sanidad de la ciudad de Nueva York y el caso llegó al Tribunal Supremo. ¿De dónde sacó Mallon el dinero para contratar al abogado irlandés George O'Neill? Se ha especulado que se lo proporcionó el magnate de los periódicos William Randolph Hearst, quien lo hacía por personas cuyas historias interesaban a los lectores de su periódico.
La Corte Suprema de Nueva York denegó su solicitud con el argumento de "proteger a la comunidad contra la reaparición de la propagación de la enfermedad". En la opinión pública, Mallon suscitó un debate sobre la autonomía individual frente a la salud pública. Su abogado argumentó que la habían encarcelado sin garantías procesales, que estaba sana y no había cometido ningún delito.
A pesar de que los funcionarios de salud afirmaban que era una amenaza, su apariencia exterior saludable dejó al público, que desconocía la noción de los portadores asintomáticos, con dudas sobre las afirmaciones de las autoridades.
A principios de 1910, el nuevo comisionado de salud de la ciudad, Ernst Lederle, acordó liberar a Mallon si se comprometía a no volver a trabajar como cocinera. Pero Mary no lo cumplió. Comenzó a trabajar en una lavandería pero poco después se cansó de los bajos salarios en comparación con cuando era cocinera de familias ricas. Convencida de no contagiar la enfermedad, volvió a emplearse como cocinera en Nueva York y Nueva Jersey bajo el nombre de Mary Brown.
Cocinó para un hotel, un restaurante de Broadway, un balneario y una pensión. Cuando un brote de fiebre tifoidea infectó a 25 personas y dos fallecieron en el Hospital de Maternidad Sloane en 1915, volvieron a llamar a George Soper para investigar. Descubrió que la cocinera, la 'señora Brown', era en realidad Mallon. Fue encontrada en una casa del condado de Westchester, Nueva York. A partir de entonces Mary tuvo en contra a toda la opinión pública, que no le perdonó no haberse mantenido lejos de la cocina.
El 27 de marzo de 1915, el Servicio de Salud Pública la puso en cuarentena de nuevo en la isla North Brother, de forma permanente. Allí pasaría recluida de por vida, más de 23 años. Empleaba sus días leyendo y trabajando en el laboratorio preparando pruebas médicas. En los años posteriores perdió gran parte de su amargura y encontró consuelo en su religión.
La mañana de Navidad de 1932, un hombre que vino a entregarle algo encontró a Mary en el suelo de su bungalow, paralizada. Había tenido un accidente cerebrovascular y nunca volvió a caminar. Fue trasladada al ala de niños del hospital y allí murió seis años después, de neumonía, en noviembre de 1938. Su cuerpo fue trasladado aprisa, incinerado y enterradas las cenizas en el cementerio de St. Raymond en el Bronx, bajo una lápida que dice: "Jesús, misericordia". Nueve personas asistieron a su funeral en la iglesia de San Lucas, en el Bronx. Dejó sus ahorros en su testamento a quienes consideró que la habían ayudado. Su obituario en el Times la culpó de 51 casos de fiebre tifoidea y tres muertes, aunque es probable que el número de casos fuera mucho mayor. La autopsia reveló bacteria Salmonella typhi en sus cálculos biliares, lo que planteó qué habría sucedido si hubiera aceptado la operación propuesta. Otros investigadores sostienen que no hubo autopsia.
Hubo otros portadores del germen de la fiebre tifoidea en Nueva York. En 1922, el transportista Tony Labella causó dos brotes de la enfermedad, contagiando a más de cien personas y provocando cinco muertes. Cuando Mallon murió, las autoridades de Nueva York habían identificado a más de 400 portadores sanos de fiebre tifoidea y no obligaron a ninguno a recluirse. ¿Por qué Mallon fue la única procesada por comportamiento imprudente? Quizá por su temperamento agresivo y por prejuicios contra ella al ser una mujer inmigrante de mediana edad, sola y sin formación.
El tratamiento con antibióticos contra la Salmonella typhi no estuvo disponible hasta 1948. Según la OMS, anualmente enferman de fiebre tifoidea entre 11 y 20 millones de personas, de las que mueren entre 128.000 y 161.000.
North Brother Island en el East River de Nueva York ha sido abandonada y algunos dicen que el fantasma de Mary todavía vaga por los pasillos del hospital en ruinas.