El presidente de Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL), Isidoro Alanís, ha reivindicado la importancia de facilitar el crecimiento de las empresas como vía para fortalecer el tejido económico de la Comunidad, y ha denunciado las "trabas y dificultades" que impone la normativa actual una vez que las compañías superan los 50 empleados. Así lo expresó durante la inauguración del XI Congreso Regional de EFCL, celebrado este jueves en el Hotel Castilla Termal Monasterio de Valbuena, en Valbuena de Duero (Valladolid). "Tenemos un problema de tamaño, de dimensión. Las empresas quieren crecer, pero a partir de esa barrera psicológica de los 50 trabajadores, todo se complica muchísimo. Lo que pedimos es que se eliminen esos obstáculos para que puedan desarrollarse, profesionalizarse, internacionalizarse e implantar nuevas tecnologías como la inteligencia artificial o el análisis de datos", subrayó Alanís.
Un contexto autonómico positivo frente a la inestabilidad nacional
El presidente de EFCL destacó el buen momento económico que atraviesan las empresas familiares de Castilla y León, en contraste con la incertidumbre que reina a nivel nacional. "Las empresas siguen creciendo, invirtiendo y luchando por la región, pero al mismo tiempo operan en un contexto político y económico inestable a nivel estatal, que genera muchas dudas sobre el futuro inmediato", advirtió.
En el acto también participaron Ramón Masip, socio de EY España, y Gerardo Cuartero, director territorial de CaixaBank en Castilla y León. Todos coincidieron en que el tejido empresarial de la Comunidad, compuesto en su mayoría por empresas familiares, representa cerca del 90 % del total, lo que evidencia su papel clave en la economía regional.
Obstáculos normativos y burocracia: los frenos al desarrollo
Alanís fue especialmente crítico con la legislación que, según denunció, penaliza a las empresas por crecer. "La normativa endurece las obligaciones para las compañías que superan los 50 empleados, y eso desincentiva el crecimiento. Es necesario un cambio de enfoque: no puede ser que una empresa pequeña tenga miedo de contratar por temor a verse atrapada en una maraña de requisitos legales y costes adicionales", expresó.
Asimismo, hizo un llamamiento a las administraciones públicas para reducir la burocracia que limita la productividad: "Una de las grandes reflexiones que debemos hacer es sobre la burocracia. Las trabas administrativas perjudican la capacidad productiva de nuestras empresas, que en lugar de concentrarse en innovar y crecer, deben destinar tiempo y recursos a cumplir procedimientos complejos".
Sucesión y concentración: claves para la competitividad
Otro de los grandes desafíos que afronta la empresa familiar, recordó Alanís, es la sucesión generacional, un proceso decisivo para garantizar la continuidad del proyecto empresarial. En paralelo, apostó por la concentración de empresas como fórmula para ganar tamaño, eficiencia y competitividad, especialmente en un mercado cada vez más exigente y globalizado. "A veces nos preguntan por qué las empresas españolas son tan pequeñas. En gran parte, es porque no se favorece su desarrollo. Las concentraciones no son algo negativo: cuando los propietarios deciden unirse, pueden mejorar su productividad y afrontar mejor los retos del mercado", explicó el presidente de EFCL.
Un foro para reflexionar y proyectar el futuro
El XI Congreso Regional de Empresa Familiar de Castilla y León se consolida como un espacio de reflexión estratégica sobre el presente y el futuro del tejido empresarial autonómico, con la participación de destacados representantes del mundo económico y financiero. En esta edición, el debate se centró en el tamaño empresarial, la innovación tecnológica, el relevo generacional y la simplificación administrativa como ejes clave para reforzar el papel de las empresas familiares en la región.
EFCL agrupa actualmente a más de 180 empresas familiares líderes en sus sectores, que en conjunto generan el 20 % del PIB regional y emplean a más de 10.000 personas. Su compromiso con el desarrollo económico y social de Castilla y León es, según Alanís, "una seña de identidad que debe cuidarse con políticas que acompañen, no que frenen".