Once de junio, a las doce del mediodía

imagen
Once de junio, a las doce del mediodía
Juez
El autor esIluminado  Prieto
Iluminado Prieto
Lectura estimada: 5 min.

El once de junio de dos mil veinticinco y a las doce del mediodía, asociaciones de jueces y fiscales, con oposición ganada, de carrera, convocan a sus conmilitones a un paro de diez minutos y a hacerse ver en ese tiempo en las puertas de los juzgados de toda España.

El motivo, la posibilidad de una nueva ley que, a su entender, ataca a sus profesiones y al Estado de Derecho.

La realidad de las interioridades de la justicia española podrá ser más o menos compleja, la realidad para los ciudadanos es bastante sencilla: lenta y generalmente tardía. Entre quienes como profesionales liberales trabajamos en los tribunales está extendida una opinión: en general, los juzgados son un sindiós.

Hoy en España hay un elevado número de jueces y fiscales sustitutos, en torno al veinte por ciento. Estos no han pasado por las oposiciones, pero los jueces sustitutos cada día dictan resoluciones con el mismo valor legal que las dictadas por los jueces titulares. Estos jueces sustitutos, también tiene sus asociaciones.

La cuestión es: partiendo de la necesidad de cierto número de jueces y fiscales sustitutos - enfermedades, bajas maternales, y circunstancias similares - cuyas funciones deberían ser cortas en el tiempo, sustitución, la realidad es otra muy distinta, la sustitución es elevada y estructural, demasiadas plazas ocupadas por mucho tiempo por jueces sustitutos, ¿qué hacemos con estas personas? ¿por qué gran parte de esas plazas ocupadas por sustitutos no son ocupadas por jueces de carrera? ¿por qué no se convocan oposiciones para esas plazas?

Y en esto llega la Unión Europea, y recuerda a nuestros dirigentes nacionales la existencia de la Directiva 1999/70/CE relativa al trabajo de duración determinada, y una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre jueces de otro Estado con efectos en el nuestro.

La duración determinada indefinida es la realidad. La actuación política sobre esa realidad es el problema. Se pretende regularizar a los sustitutos, lógicamente, mediante un mecanismo distinto a la oposición, pues quienes llevan años ejerciendo, se entiende son validos para el puesto. Se pretende también la posibilidad de acceso a la carrera judicial sin oposición a quien con cinco años de vida profesional supere ciertas pruebas. Se pretende también una escuela de opositores donde se preparen a muchos para la selección de unos pocos.

Y el grito en el cielo de quienes han pasado por unas oposiciones. En esa escuela se adoctrinará políticamente; quienes accedan con cinco años de vida profesional sin duda tendrán un sesgo político concreto; quienes hoy son sustitutos no tiene la oposición ganada.

Las asociaciones de jueces sustitutos, quienes durante años han suplido las deficiencias del sistema dicen, el Derecho de la Unión prevalece sobre el Derecho interno, por tanto, ha llegado el momento de cesar en el abuso de la temporalidad en este grupo de "trabajadores", resuélvase, pues ""No somos legos en Derecho, somos licenciados, muchos doctores en Derecho y algunos con varias carreras universitarias. No nos autoproclamamos jueces, sino que fue el propio Poder Judicial quien nos llamó a ejercer de jueces mediante convocatorias públicas a las que cualquier licenciado en Derecho podía presentarse, y de los miles de candidatos solo se seleccionaron los que reunían los rigurosos méritos preestablecidos". "Las Asociaciones confiamos en que las instituciones europeas mantendrán la vigilancia sobre esta situación y exigirán al Estado Español el cumplimiento efectivo del Derecho de la Unión".

Unos y otros se dicen garantes del Estado de Derecho. Unos y otros se ganan el pan dictando resoluciones judiciales.

¿En esa escuela, se adoctrinará políticamente a los futuros jueces, aprobarán las oposiciones los adoctrinados? Si esto lo dicen los jueces de carrera, quizás lo digan por haber sufrido ellos cierto adoctrinamiento cuando estuvieron en la Escuela Judicial, adoctrinamiento desconocido para el resto de los mortales. Si esto fue, si esto es así, tenemos un problema. Pero, hemos de tener confianza en nuestra juventud, no llegarán a los treinta, pero no son tontos. Cuando la Escuela Judicial estaba en Madrid, en una ocasión acudí con un compañero que había aprobado judicaturas a una de sus clases; un famoso jurista de la época, yo había leído algunas de sus obras, prevenía a los futuros jueces de los abogados, ignoro si esto se sigue haciendo, pero fue gracioso; en cursos para abogados he visto como se nos previene frente a los jueces. Piques profesionales, unos por lo que ganan los otros, los otros por la estabilidad de los unos. Realidad oculta.

Problema serio es el posible acceso a la judicatura mediante una prueba distinta de la oposición para graduados en Derecho, nos fastidiaron a los licenciados, con cinco años de experiencia profesional. Aprobarán o no los afectos al gobierno de turno. Pero esto no es serio. Una cosa es ser juez sustituto siendo joven y de forma temporal, aunque se sepa mucho Derecho, otra cosa distinta es ser juez de carrera. No tengo reticencia alguna con relación a los jóvenes, pero distingo situaciones transitorias de definitivas. Y la carrera judicial es de las definitivas.

La experiencia profesional me da una idea, mi idea, del mundo judicial; en él, como en todos, hay buenos profesionales, algunos me han sorprendido y sobrepasado, los hay normales, y los hay, los hay que deberían volver a la facultad. En las instancias, sea el orden judicial que sea, me molesta la inaplicación generalizada del Derecho de la Unión y del Convenio Europeo de Derechos Humanos por los jueces. La mayoría carece de la formación necesaria y suficiente. Y esto es escandaloso. En esa profesión hay personas trabajadoras y otras, prejubiladas. Se quejan de las ratios de trabajo, y si bien tienen motivos para ello, la queja es inapropiada, pues, deberían exigir que se les enseñara a producir, si , a producir como en cualquier otro trabajo, como en una cadena de montaje, como en una fábrica; menos ínfulas de excelencia por haber sacado unas oposiciones y más exigir y aplicar racionalmente los medios humanos y materiales. ¿Tiene sentido que un juez con 1263 casos en el mes de septiembre de un año, señale para una vista de juicio un día concreto a dos años vista y la sentencia la pueda, cuando pueda, dictar tres meses después, ¿tiene cada caso, cada juicio en su memoria? No creo, si meses después tiene que visionar de nuevo el video del juicio, ¿cuánto tiempo le lleva?, y esto ¿cuánto cuesta? Y, si no vuelve a ver, ¿cómo dicta sentencia? Escandaloso y muy caro.

Pero el pesimismo sólo lleva a la nostalgia y esta, perdurando en el tiempo a la depresión. Descreído del Derecho, aún espero en la Justicia. Por ello, porque los jueces nos son necesarios, necesitamos jueces bien formados en Derecho y en Trabajo, y porque esta formación la ha de garantizar el Estado, no cinco años de profesión y una prueba, invito a quien esto lea, a que el día once de junio de dos mil veinticinco y a las doce de la mañana, como quien quiere, se persone en las puertas de los juzgados, y con su presencia reclame para esta nuestra sociedad un Poder Judicial fuerte, de personas hoy y mañana formadas ( siempre querremos más), independientes (hasta de sus asociaciones profesionales), y bien pagadas ( hoy entiendo que el común de ellas, no lo están). En Salamanca, en Colón, a sus espaldas, mirando a lo lejos, al horizonte que con su dedo señala mas allá de la calle Pan y carbón, al plus ultra de esta España, hoy decadente, y mañana, sin duda mejor. Allí nos veremos.  

 

 

Últimas noticias de esta sección

0 Comentarios

* Los comentarios sin iniciar sesión estarán a la espera de aprobación
Mobile App
X

Descarga la app de Grupo Tribuna

y estarás más cerca de toda nuestra actualidad.

Mobile App