Así lo estima este órgano competente al entender que la ubicación prevista para esta instalación deportiva se trata de una zona de flujo preferente del río Duero
Un paseo en Tordesillas por entre florecillas silvestres
Ahora que los espantajos metálicos llenan los campos antes dedicados a cultivos agrícolas, sobrepasando toda lógica y razón con el desmoche y tala de arranque de olivos, encinas, pinos y cualquier árbol que entorpezca la proliferación y abuso de las placas solares, esas que llaman de generación natural, como si las otras fueran enanas artificiales de progreso y solución energética, destruyendo el medio ambiente que conocimos y que sirvió al ser humano, bueno es traer aquí a este comentario un pago lleno de hierbas, amapolas, tapaculos, avena loca y margaritas que brota junto al río Duero en Tordesillas, al mismo lado que la Huerta la Ventura, que por sí solo alegra el ojo y la pajarilla de quien lo ve.
Las placas solares, los molinos gigantes de viento y metal que proliferan como no digan dueñas por nuestros campos, conformando islas metálicas artificiales en donde la vida animal dejará de ser posible, serán nuestra compañía y manta cobija que terminará, si no lo está haciendo ya, con aquello que siempre entendimos inmutable.
Ese medio ambiente cuidado y protegido mejor para todos y para las generaciones futuras no queda muy claro que sea respetado, pues a quien no le importa un árbol, una piedra, un signo del ayer, un animal o un ser humano le da igual y no le importa asolar y romper el equilibrio natural para sus propios intereses.
Muchas personas disimulan su aborregamiento mostrando una actitud que resulta incomprensible ante la extrema gravedad de los hechos que llevaron al apagón del pasado abril y que muy posiblemente se repetirá sin duda. Pero más todavía por no criticar la inmoralidad y actitud de un gobernante impertérrito y chistoso en su reunión en el Consejo de Seguridad Nacional que pidió cebolla en la tortilla.
Hay mañanas en las que el sol de la amanecida ilumina la belleza natural del medio en el que vivimos. Este es el caso de un guindal que tiene echadas sus raíces junto a la misma ribera del Duero y que está florecido como nunca.
Se va la gente a visitar la floración de los almendros allá al Valle del Jerte y obvia, por ejemplo, el conocimiento y la contemplación de estos retratos naturales que tienen a la misma puerta de su casa.
Es casi como lo de siempre, apreciar lo lejano extraño por ser mejor valorado que aquello que tenemos cerca, a nuestro mismo lado.
Cuando entendemos que valorar lo nuestro, lo cercano, lo que nos toca todos los días es mucho más difícil. Pues nada aquí está un guindal en su explosión natural hermosa, pujante, bella, grandiosa que la naturaleza es capaz de obsequiar cada primavera, mientras el ruiseñor entona su canto y trinos tan agradable con lo que vista y oído se sosiegan a la vez, olvidando tanta matraca como nos acosa diariamente.
Junto a este, florecen otros guindales y manzanos a la vera del camino, ofreciéndonos el capricho de su vestido de primavera, nuevo, de estreno, que nos emociona sinceramente.
Hace unos años vi un cascabelillo que fue cortado y enviado al fuego porque estorbaba en la orilla de una tierra, hurtando a todos de su contemplación.
Esperemos que este guindal de Tordesillas siga conservando su existencia... hasta que Dios y el agricultor quiera.
Porque nosotros en Tordesillas con bien poco nos conformamos. En este caso con un pradillo de flores silvestres que ponen su nota colorista antes de desaparecer para siempre del campo.
El alcalde, Roberto Migallón, asegura que han barajado diferentes opciones y la elegida es la "más viable y segura"
La marcha partirá a las 19:45 horas desde el Polideportivo Municipal y recorrerá diversas calles del municipio hasta llegar a la Plaza Mayor
Se aprobó con seis votos del PP y cuatro abstenciones del PSOE en el Pleno correspondiente al mes de mayo