En busca del silencio
A veces hay que rendirse a la evidencia: el silencio que nos ha regalado esta noche el director de orquesta Pierre Bleuse en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del CCMD es impagable. ¿Hay algo más inexplicable que el silencio? Sucedió al final de la Sinfonía n.º 6 en si menor, op.74, 'Patética' de Piotr Ilich Chaikovski.
Impone el silencio de Pierre Bleuse. Como si su maravillosa presencia, el tiempo, su sonrisa oceánica y esos ojos tan vivos, inquisitivos, adolescentes, se convirtieran en música, pensamiento y silencio. Abrió el concierto Romeo y Julieta de Chaikovski y el dolor, el placer, el descubrimiento y la pasión por la música apareció milagrosamente en la sala sinfónica.
De todos los rasgos humanos, rabiosamente humanos, el que más aprecio es el silencio. El silencio distingue y define a cada director que pasa por esta sala. Es como si dijéramos una autobiografía. Hay cierta parte del público que para decirlo en el argot del atletismo realiza salidas en falso y aplaude antes de tiempo. En el atletismo serían eliminados de inmediato, aquí por desgracia tenemos que sufrirlos y aguantarlos. El aplauso es lo contrario al silencio.
Luego llegó Bohuslav Martinū con su Concierto para oboe y pequeña orquesta ejecutado por el oboe Ramón Ortega Quero y que quieren que les diga, me dejó más frío que un témpano, para no andarme con rodeos. No fui capaz de que aquello que estaba escuchando me calara, que penetrara en mi cuerpo, que surgiera algún pensamiento agradable al que agarrarme. Incapaz de sumergirme en el mundo de Martinū opte por ponerme 'el modo avión' y esperar que el descanso me despejara la mente y el cuerpo.
La Sinfonía n.6 en si menor, op. 74, 'Patética' de Chaikovski vino a refrendar una verdad como la copa de un pino: que la OSCyL formada por un gran número de personas todas ellas diferentes, singulares e irreductibles con visiones del mundo diferentes, como no podía ser de otra forma, fue capaz de crear un marco excelente para que la música se convirtiera directamente en placer.
El acuerdo al que llegaron la orquesta y el director Pierre Bleuse logró que se creara un vínculo misterioso con el público. Porque de manera instintiva y automática la OSCyL tomó partido en favor de Pierre Bleuse. El aplomo de Bleuse, su expresividad y una agilidad precisa tuvieron como recompensa que la 6ª de Chaikovski tuviera una sonoridad exquisita que sin duda es debida a la alta calidad de la OSCyL.
Nunca se había escuchado en esta sala este silencio al acabar una sinfonía. Hay grandeza en ese silencio que nos obsequió Pierre Bleuse. Ese silencio es el regalo oculto de la verdad.
La muestra, bajo el título 'Guarda fiel de España entera', se podrá visitar hasta el próximo 23 de mayor en la biblioteca pública
La segunda parte de esta historia ambientada en Valladolid vuelve a los cines para enamorar a los más nostálgicos
El autor vallisoletano cierra la historia con la que conquistó el Premio Planeta