El Real Valladolid no pasó del empate (0-0) ante el Espanyol. Los blanquivioletas se dejaron llevar por el plan de partido de los pericos, que prefirieron embarrar el encuentro y no tirar ni a puerta hasta el minuto 100. Los locales lo intentaron, estuvieron cerca de la victoria con un jugador más, pero no encontraron ese merecido premio que había noqueado a su rival ante más de 23.000 personas.

EL JUEGO... GRIS Y RALENTIZADO

Al Real Valladolid le costó generar peligro en la primera mitad por varios motivos. Principalmente, porque no logró hacer un juego fluido, algo meritorio para su rival, ya que prefirió ejercer de 'stopper' mediante un juego bronco y ralentizado. De hecho, Jordi Masip pudo batir su récord de imbatibilidad porque el Espanyol no estaba llegando a la portería blanquivioleta, que no tuvo tanto protagonismo como se podría esperar en los primeros instantes.

Eran, en teoría, los pericos los que estaban más necesitados de victoria, de sumar los tres puntos y de reengancharse a la lucha por el ascenso directo. Entre tantas interrupciones, Cordero Vega se llevó una sonora pitada del José Zorrilla porque estaba permitiendo que el Espanyol hiciera lo que quisiera. Los de Manolo González especularon bastante más de lo previsible y no fue hasta los últimos minutos del primer acto cuando el Pucela inquietó a Joan García, que se mostraba seguro en las acciones.

Fue Monchu el que tuvo en sus botas el 1-0, pero su disparo poco ambicioso, tras una buena dejada del debutante Arnu en área pequeña, encontró las manos de García, que evitaba el tanto del Pucela cerca del descanso.

MEJORES PRESTACIONES CON UN SHOW ARBITRAL INCLUIDO

El Real Valladolid salió mejor al campo en la segunda mitad y se mereció mucho más desde el primer momento. Parecía que el Espanyol era el equipo al que le valía el empate y no al Pucela... un guion de película que se mantuvo hasta el final. Apretaba Zorrilla en los momentos más calientes del encuentro porque era consciente de la oportunidad de oro que tenía entre manos de dejar K.O. a uno de los rivales que, a priori y al principio de la campaña, era el favorito para ocupar una de las plazas que, en estos momentos, ostenta el Pucela.

Los de Pezzolano dieron un paso hacia adelante, demandado por los aficionados, pero sus continuas intentonas no surtieron efecto porque Vega, VAR mediante, no quiso que así fuera. No solo por su injusta doble vara de medir, sino por anular un penalti que había señalado a Monchu de García. Los aficionados festejaban la decisión en un primer momento del colegiado, que no tuvo la suficiente valentía como para mantener lo que en un principio había pitado. Se le escapaba la oportunidad al Pucela que, minutos después, veía que se le ponía el partido de cara con una roja a Nico Melamed, que se tiró descaradamente en el área en su intento de regatear a un incombustible Javi Sánchez.

Pezzolano agitó la coctelera y metió tres cambios de una tacada. Raúl Moro, Álvaro Negredo y Stanko Juric ponían el mordiente que necesitaba el partido. Sin embargo, aunque ya en la primera jugada Moro demostró de lo que era capaz de hacer, Negredo falló, instantes después, una ocasión clamorosa. Un centro del propio Moro encontraba al '21', que en boca de gol y sin oposición, mandó arriba un balón que podría haber sentenciado, y con razón, al Espanyol.

Zorrilla se desesperaba al ver que los suyos iban a dejar escapar una oportunidad de dar, de nuevo, un golpe encima de la mesa. Eso sí, en el contexto clasificatorio, los locales mantienen las distancias con el Espanyol que, al no ganar en Valladolid, se tendrá que conformar con jugar el playoff. Por su parte, a Pezzolano, que realizó unos gestos innecesarios a la grada, le tocará viajar a Alcorcón con la mente puesta en sumar una nueva victoria que le daría la llave de las puertas de LaLiga EA Sports 2024/2025.