Arturo García, vallisoletano detentor de una beca Marie Curie: “Es una financiación potente que da mucha libertad al investigador”

Lleva a cabo una investigación en Instituto Gulbenkian de Ciencia en Lisboa dentro del campo de la microscopía óptica

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Arturo García, vallisoletano detentor de una beca Marie Curie: “Es una financiación potente que da mucha libertad al investigador”
Arturo García, frente al Museo de la Ciencia de Valladolid. Foto y vídeo: Rebeca Pasalodos
El autor esRebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
Lectura estimada: 6 min.

A Arturo García, un joven vallisoletano de 31 años, le entró el gusanillo de la ciencia desde pequeño. No fue casualidad. Su entorno creó un marco en el que la curiosidad científica le fue brotando casi de forma instantánea y ya no pudo parar. Tras salir de la Universidad de Valladolid, pasó por Francia, Madrid y Bilbao para llegar a Lisboa para donde desarrolla una investigación dentro del campo de microscopía óptica. Una especialidad en la que se ha volcado y que le ha llevado en este 2024 a ser uno de los 1.000 perceptores en todo el mundo de la prestigiosa beca ERA-Marie Curie.

PREGUNTA: ¿Cómo empezó su carrera científica?

RESPUESTA: A mí me motivó estudiar Física el hecho de que en mi familia me regalaban ciertos libros de ciencia, de curiosidades, de física y química... A los 16 años, empecé a acercarme a la astronomía, que es una de las puertas de entrada más comunes para estudiar Física, y me acerqué al Grupo Universitario de Astronomía de la Universidad de Valladolid. Allí me proporcionaron no solamente libros y observaciones, sino también algún artículo científico. Por supuesto, en el Instituto fue importante tener un profesor de física que nos enseñara una aproximación de la ciencia que sirviera para estudiar problemas reales de la vida cotidiana. Luego, ya estudié Física en la Universidad de Valladolid, donde hay unos profesores y profesoras buenísimos. Me gradué en la Universidad de Valladolid en 2015 y me becaron para hacer un máster de dos años entre Francia y Madrid. Estuve un año y medio en Francia y medio año en Madrid, y después obtuve una financiación del Gobierno de España para empezar un doctorado en Bilbao. Continué mi doctorado en Madrid, con una financiación de la Fundación La Caixa, y defendí mi tesis doctoral en el 2022. Ahora mismo, trabajo en el Instituto Gulbenkian de Ciencia en Lisboa y en colaboración con el Instituto Crick de Londres en proyectos de microscopía óptica.

P: Usted ha recibido una beca Marie Curie, una de las más prestigiosas del mundo. ¿Cómo obtuvo esta financiación?

R: Yo llegué a Lisboa financiado por el proyecto de microscopía, que es una fundación estadounidense que financia proyectos de microscopía óptica y electrónica. Una vez allí me puse a postular y a escribir proyectos para que me diesen una financiación propia para esos proyectos. La financiación Marie Curie me la dan con un proyecto que se enmarca dentro de las becas postdoctorales del programa de Marie Curie y de la Unión Europea. Es una suerte que me la hayan dado, porque se suelen dar unos mil en todo el mundo cada año y hay mucho de azar y mucho de estar en el momento correcto, en el lugar correcto. Es una financiación potente que da mucha libertad al investigador porque pues financia casi cualquier viaje o cualquier estancia, da un salario bastante digno y también tiene un componente de prestigio que ayuda a los siguientes pasos en la carrera de investigador. Voy a poder desarrollar el proyecto ahora mismo en el Instituto Gulbenkian de Ciencia y en este caso va a ser en colaboración con la Universidad de Cambridge en Inglaterra.

P: ¿Por qué eligió la microscopía?

R: Después de una trayectoria en la que he pasado por diferentes países y diferentes ciudades, llegué a la conclusión de que la parte que más me gustaba de hacer ciencia era la ciencia experimental: más trabajar con las manos, hacer dispositivos, experimentos en el banco experimental, etc. La microscopía es un campo que junta no solamente cosas experimentales, sino que también junta desarrollos más teóricos. En concreto, en la microscopía óptica, que es la que hago yo, tiene un componente muy fuerte de óptica, de desarrollar experimentos y dispositivos, y también tiene siempre una aplicación en la biología o, como lo veo yo bajo mis ojos, en la biofísica, que es como la biología vista desde el punto de vista de parámetros físicos. Entonces, a mí la microscopía como uno de estos dos campos, que es experimental y un poquito de teoría y además tiene óptica y tiene parte biológica, pues a mí me interesa muchísimo. Otro aspecto importante que me atrae es su aplicabilidad directa. La microscopía óptica tiene la posibilidad de aplicarse directamente en problemas biológicos.


Arturo García, con la estatua de Albert Einstein. Foto: R.P.

P: Háblenos de la investigación que está llevando a cabo en Lisboa.

R: En Lisboa desarrollo técnicas para poder hacer microscopía en células vivas con menos fototoxicidad. Hoy en día, los microscopios, que se empezaron a desarrollar hace cientos de años, han llegado a un punto en el que ya la resolución es altísima, se pueden ver detalles casi de un nanómetro, que prácticamente estamos viendo moléculas individuales. ¿Qué pasa con este tipo de técnicas? Que tienen sus inconvenientes. Son tóxicas para las células, porque se les echa mucha luz y esto cambia el funcionamiento normal de la célula y además suelen ser técnicas lentas. Hoy en día, hay un gran esfuerzo en todo el mundo para hacer técnicas de microscopía que sean menos tóxicas para la célula y que sean más rápidas para capturar efectos que ocurren en poco tiempo dentro de la célula, porque las escalas temporales que ocurren en la biología van desde días, como ciertas infecciones de virus, o hasta fenómenos que ocurren en la orden de segundos o milisegundos. Entonces, es interesante hacer técnicas de microscopía que sean capaces de captar estos fenómenos tan rápidos.

P: ¿Y cómo lleva a cabo estas técnicas que evitan la fototoxicidad en las células a causa de los microscopios?

R: Primero, desarrollo microscopios ópticos. Es la parte más de juntar lentes y espejos e inventarme o mejorar técnicas de microscopía. Por ejemplo, hasta la fecha he trabajado en el desarrollo de microscopios capaces de operar en tejidos difusores y en técnicas para ver cómo se mueven moléculas individuales. Luego está el estudio de sistemas biofísicos. Es la parte en la que aplico los microscopios que desarrollo. Por ejemplo, uso los microscopios con mucha resolución para estudiar cómo interaccionan proteínas individuales con membranas de lípidos. Estas interacciones son importantísimas en la biología, porque las células, bacterias y algunos virus, están recubiertas por estas membranas de lípido. Yo abordo el problema desde parámetros físicos.

P: ¿Hay un periodo calculado en el que esta investigación pueda llegar a una aplicación concreta en el mundo real?

R: La microscopía, precisamente, es un campo que, a pesar de que junta muchas veces efectos que están más o menos aislados en laboratorios, los introduce en el microscopio y, de alguna manera, siempre tiene una aplicación directa en otros laboratorios en sistemas biológicos reales. Entonces, aplicación tiene en el mundo científico y de la investigación básica. En aplicaciones más comerciales que lleguen a empresas o que lleguen al día a día de las personas, esto suele tener un periodo más largo. Y depende de técnicas que se necesitan en este momento, como pasó con las vacunas del coronavirus. En ese caso, las técnicas que se desarrollan en mi laboratorio en Lisboa, tienen una aplicación sobre todo en otros laboratorios, más que en empresas o en productos que vayan a llegar al día a día a las personas en general.

P: ¿Cree que podría haber tenido las mismas posibilidades de investigar con seguridad y tranquilidad si no hubiera obtenido la beca Marie Curie?

R: La investigación científica se compone, generalmente, de ir encadenando contratos temporales, que están financiados por diferentes becas o diferentes proyectos, y siempre se va construyendo un poco en base a tu currículum. Y, por supuesto, en países con más dinero, hay mucha más disponibilidad de estas becas o contratos, y en países con menos dinero, es más difícil. En el caso de España depende mucho del campo de investigación que se está hablando, porque hay campos que están mejor financiados que otros, y depende del momento también histórico. Pero, en España necesitas construir un currículum más o menos fuerte para poder asegurarte esta financiación, no es como otros países que es más fácil acceder a contratos. Sin embargo, a mi modo de ver no está tan mal. En mis planes a medio plazo está hacer ciencias y continuar mi carrera científica en España.

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