¿En que favorece una nefasta Ley de Violencia de Género que se produzcan sucesos como el asesinato de la niña Olivia por su madre?, o el suicidio ampliado, como lo ha llamado alguna elementa del podrido mundo de la televisión sectaria, lo que hacen algunas con tal de defender lo indefendible, ni siquiera tiene en cuenta que la asesina sigue viva.

Vamos hombre, no exageres, dirán algunos, pues mira, puede que sí exagere, pero no me entra en la cabeza que a una mujer que ha denunciado 30 veces a su exmarido, resultando absuelto todas ellas, aunque he visto publicado que alguna condena si tuvo, no se si será cierto o una afirmación hecha con intención de enmierdarle, y todos sabemos quienes utilizan estas prácticas, de todas formas si de 28 veces ha resultado absuelto 27, con toda seguridad puede afirmarse que la condena fue un resultado de otra denuncia falsa o como mínimo torticera.

No puedo asimilar que a esa mujer se la concediera la custodia de su hija, incluso debería habérsela prohibido visitarla, o al menos que durante las visitas estuviera presente el padre u otro familiar. Eso de que solo por el hecho de presentar una denuncia suponga para la denunciante una serie de beneficios, saltándose incluso el principio jurídico de la presunción de inocencia, lo que por si solo define la categoría de semejante engendro legislativo, incentiva a nivel superlativo el uso y el abuso, si al menos, ya que la ley es un sinsentido, lo mires como lo mires, incluyera un
artículo que supusiera para la denunciante, en caso de falsa denuncia, los mismos perjuicios que ocasiona al denunciado y el doble de pena, en el caso de ser denuncia cierta y condenada, que le caería al denunciado, probablemente se acabaría con la alegría con que se acude a los jugados para usarlos como arma arrojadiza, instrumento de destrucción de vidas ajenas y herramienta para obtener beneficios ilegítimos.

Cuando a alguien le sucede lo que le ha sucedido al padre de Olivia no debe resultar fácil mantener la cordura, cualquiera se volvería tarumba, así que no quiero hacer ningún reproche a la locuacidad que ha mostrado ante los medios, resultando, al menos un poco extraña, en alguien que está soportando un calvario, quien sabe, en situaciones extremas las reacciones pueden ser muy diferentes en distintas personas, pero creo que se ha prodigado demasiado.

Ya sacaron a Queipo de La Macarena, no me parece mal, alguien como él no merece
reposar en lugar tan sagrado, hasta ahí de acuerdo. Estando de acuerdo en el fondo, otra vez no lo estoy en las formas, parece que la aplicación de la Ley de la desmemoria, si, desmemoria, porque olvida a los muertos del otro bando, de acuerdo en que casi todos los muertos del bando vencedor han recibido sepultura y que la mayoría de los que faltan son del bando republicano, pero todos deben recibir el mismo trato, no se debe olvidar a los que queden de los otros, tampoco hubiera pasado nada por haberlos incluido y hubiera dado legitimidad a la ley convirtiéndola en una ley de unidad y no de división, parece que para algunos aún no ha
terminado la guerra civil.

Por otra parte, todos aquellos enterrados en cunetas o lugares olvidados no deberían ser buscados salvo que sea la propia familia quien lo pida, ya está bien de convertir en circo todos los hallazgos, los muertos merecen un mínimo respeto, sean del color que sean, y no servir de instrumento a chiringuitos creados para inculcar división y en algunos casos odio, que las nuevas generaciones no tienen ni puñetera idea de quien fue Queipo de llano, si ni tan siquiera saben quién fue Franco, y cuando se lo cuentan lo hacen sesgadamente.

La Historia hay que conocerla de forma que refleje lo más fielmente posible la verdad, y no olvidarla, para que no se repita, como alguien acertadamente dijo. Cuando la exhumación se ha hecho con nocturnidad y secretismo, se transmite que algo no se está haciendo bien, no hay tranquilidad de conciencia, de todas formas, mejor así que montando un espectáculo vergonzoso, como hicieron con el dictador.

En el panorama internacional, fijémonos en el resultado de las elecciones en Brasil,
muestran un país dividido mitad por mitad. Cuando el resultado es de 49,5 por 50,5, cualquier cosa es creíble, pues sí, puede ser que los ganadores hayan hecho alguna trampa, al menos alguna mas que los perdedores, aún así no debería ser motivo para no aceptar el resultado y montar el pifostio que están montando. Los opositores están pidiendo una solución, intervención del ejército, que puede ser peor que la enfermedad, menos mal que, a pesar de todo, los brasileños son, en su mayoría, gente de buen carácter y mas dados a la fiesta que a la jarana violenta, si eso pasa aquí, ya nos estamos matando.

Los perdedores argumentan que un corrupto y ladrón no debería presentarse a ninguna elección, pero que quieres, le está permitido y la gente le ha votado, así que al que no le guste, ajo y agua, además, parece que Lula, aun arrastrando la sombra de la corrupción, durante su anterior mandato parece que no lo hizo del todo mal, diremos lo que el director de orquesta, "será un hijoputa pero toca el violín como los ángeles", así que me vale. En fin, de gobernantes corruptos aquí también sabemos algo. Por cierto, ¿Cuándo van a entrar en la cárcel Griñán y sus adláteres? ¿Vds. creen que lo veremos?, pues si no es así, demostración palpable de que no son
ellos solos los corruptos, aunque ya sabíamos que son muchos más y de más altura en el escalafón.

Que pena de país, Brasil nada en recursos naturales y sin embargo una gran parte de su población vive en la pobreza y la miseria. Será cierto lo que se dice, que son buena gente, pero más aficionados al carnaval y a la samba que a trabajar. Algo de bueno tiene su carácter, puede que ni siquiera estén dispuestos a hacer esfuerzo alguno para zurrarse entre ellos, incluso habiendo dos bandos polarizados, a veces hasta la vagancia es buena condición.