La Policía Nacional arrestó en la madrugada del pasado 7 de diciembre en Valladolid a un hombre que, según fuentes policiales, se encontraba alterado y bajo los efectos del alcohol. El individuo habría protagonizado numerosos disturbios en la vía pública, desobedecido de manera reiterada a los agentes y agredido tanto a personal sanitario como a los propios policías, además de causar daños materiales en dependencias policiales.

Agentes de la Policía Nacional acudieron a las 6:40 horas a la calle Gerona tras recibir el aviso de que un hombre llevaba horas generando problemas en las inmediaciones de la Comisaría de las Delicias. Según las mismas fuentes, el individuo se encontraba tirado en el suelo, obstaculizando el paso y comportándose de manera alterada, pese a que ya había sido atendido durante la noche por otra patrulla.

El hombre, consciente pero visiblemente ebrio y con varios raspones en las manos, se negó a abandonar el lugar pese a las indicaciones policiales. Durante la intervención, grabó insistentemente a los agentes, gesticuló de forma agresiva y los insultó, llegando a acusarlos de actitudes racistas. Por ello, los funcionarios le advirtieron de que sería propuesto para sanción administrativa por falta de respeto a la autoridad.

Debido al estado de nerviosismo del individuo, la Sala del 091 solicitó la presencia de una ambulancia del 112, cuyos sanitarios ya habían intervenido previamente con él esa misma noche. Al intentar asistirle y ofrecerle un traslado médico, el varón reaccionó con un nuevo episodio de hostilidad, llegando a golpear con la mano a una de las profesionales sanitarias mientras continuaba grabándolas con su teléfono móvil.

En ese momento, según el relato policial, arremetió también contra los agentes, empujando a uno por las piernas y golpeando a otro. Ante la agresión, fue reducido y detenido por un presunto delito de atentado contra agente de la autoridad. El hombre, que carecía de documentación, se negó a colaborar en su identificación.

Una vez trasladado a dependencias policiales, mantuvo su actitud violenta. En la celda, propinó múltiples patadas a la puerta hasta causar daños que obligaron a su traslado a otra estancia, lo que derivó en una segunda imputación por un delito de daños.

Tras la tramitación de las diligencias, el detenido fue puesto a disposición judicial, quedando en libertad por decisión de la autoridad competente.