El dragón de oro

El teatro de la Compañía Sarabela es proteico, obliga a reflexionar, a mirar el mundo, a no aceptar esa dicotomía de malos y buenos.

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El dragón de oro
Fotos: Chuchi Guerra
El autor esÁgreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.
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El teatro está atascado en sus problemas más fundamentales. Y lo más interesante es que hay compañías como Sarabela Teatro que intentan resolverlos contando buenas historias. Buenas historias que hagan que los espectadores que esta noche llenan la Sala Concha Velasco del Lava se sientan cómplices de lo que está sucediendo en el escenario. 

Cuando la gran mayoría del público se siente cómplice los actores y las actrices pueden contar cualquier cosa. Le preguntaron a Tolstoi que de que iba Ana Karenina y respondió: "de Rusia" ¿De qué va El dragón dorado de Roland Schimmelpfennig? Pues para decirlo rápido y pronto, de sumergirte en los asuntos de los otros. Para eso hace teatro la Compañía Sarabela.

Sumergirte en la vida de los otros desde la cocina de un restaurante de comida rápida tailandesa-chino-vietnamita que se llama The Golden Dragon. Allí las estupendas actrices: Fina Calleja, Sabela y los magníficos actores: Fernando Dacosta, Fernando González y Fran Lareu sostienen un espejo para que el espectador se mire y se atreva a conectarse, en ocasiones con humor y con pausas breves a experiencias humanas, universales.

Uno solo es optimista respecto al futuro del pesimismo. Ahora nadie escucha al otro. ¿Puede el teatro, como decía el maestro Sanchís Sinisterra, sin adoptar una posición vengativa o compasiva, contribuir a reseñar las heridas y a desvelar cicatrices? Por lo que estamos viendo esta noche en el LAVA: Sí.

El teatro que hace esta estupenda compañía nada se da por sentado. Siempre van surgiendo personajes, situaciones, momentos que requieren por parte del espectador una reflexión constante, una autorreflexión. Si no reflexionamos porque lo hace la AI por nosotros, se acabó el teatro.

El dragón de oro es un gran trabajo de ficción que genera una realidad a través de metáforas (una muela, una cigarra, una hormiga). Resulta muy interesante tratar al público de manera inteligente para que encuentre la luz a través de lo metafórico. El sentido social, la desigualdad que invade el mundo gracias al neoliberalismo irracional y al discurso nacionalista es tratado por Sarabela Teatro de una manera dramática y surrealista.

El teatro no es solo entretenimiento. Es un sitio, como dice Juan Mayorga, donde sentirse reflejado, interpelado. De allí siempre debes salir con más dudas de las que tenías antes de entrar. Está claro que Sarabela Teatro no hace las cosas para que el personal confirme sus ideas. Su teatro es proteico, obliga a reflexionar, a mirar el mundo, a no aceptar esa dicotomía de malos y buenos.

A veces no sabes si eres tú quien eliges las obras o son ellas las que te eligen a ti. El dragón de oro merece gira intergaláctica.

 

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