Así se vive con la diabetes en Valladolid: "Es una forma de vida que requiere comprensión, apoyo y respeto"

En el Día Mundial de la Diabetes, el municipio pone el foco en las personas con esta enfermedad, que afecta a más de 300.000 castellanos y leoneses

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Así se vive con la diabetes en Valladolid: "Es una forma de vida que requiere comprensión, apoyo y respeto"
Prevención y control de la diabetes.
El autor esJulia  Segura Moya
Julia Segura Moya
Lectura estimada: 5 min.

A las 17.00 horas de la tarde, en medio de una clase de Comunicación Política en la Universidad de Valladolid, Alba saca su móvil para pasárselo por el brazo y medirse el azúcar, casi sin que nadie lo note. Lo hace con naturalidad: lleva casi cinco años conviviendo con la diabetes tipo 1. "Ya forma parte de mí", dice. Lo que no se ve, explica, es el esfuerzo constante por mantener los niveles estables, las noches sin descanso o el miedo a una hipoglucemia justo antes de un examen.

Como ella, miles de vallisoletanos viven cada día con la diabetes, una enfermedad crónica que, más allá del control médico, condiciona rutinas, horarios y emociones.

Este viernes, 14 de noviembre, Valladolid se suma a la conmemoración del Día Mundial de la Diabetes, bajo el lema 'Diabetes y bienestar'. La Asociación de Diabetes de Valladolid (ADIVA) invita a reflexionar este año sobre un ámbito clave: el lugar de trabajo, y, por extensión, el estudio, como espacio para cuidar la salud y promover la inclusión.

En Castilla y León, más de 300.000 personas viven con diabetes, una cifra que pone de manifiesto la magnitud de esta enfermedad crónica en la región. Una gran parte de los afectados se encuentra en edad laboral o estudiantil, lo que convierte a la diabetes en un desafío no solo médico, sino también social y económico. Más allá del control glucémico, los especialistas subrayan la importancia de cuidar el bienestar emocional y social de los pacientes, ya que el estrés, la ansiedad o la falta de apoyo pueden influir directamente en la evolución de la enfermedad y en la calidad de vida de quienes la padecen.

TRIBUNA ha hablado con Alba Rodríguez Mediavilla, una joven vallisoletana que padece diabetes desde los 16 años y continúa expectante con los avances que van saliendo. 

Para esta estudiante, la enfermedad afecta todos los aspectos de su vida: "Intento que me influya lo menos posible, pero no todo depende de mí". Mientras estudia o hace exámenes, debe estar pendiente de sus niveles de glucosa: "Normalmente, tiendo a tener bajadas de azúcar mientras estudio, así que tengo que hacer pausas para beber un zumo o tomar azúcar, y esperar a recuperarme. Eso me frustra, porque me quita tiempo de estudiar". Sus horarios también se ven alterados: "A diferencia de otros estudiantes, no puedo dormir del tirón. Las alarmas del sensor me despiertan cuando hay bajadas, y debo tomar un zumo o algo para mantener el nivel de azúcar antes de poder seguir durmiendo". El cansancio y el estrés forman parte de su rutina, pero Alba mantiene una actitud de aceptación: "He aprendido a vivir con ello".

Para ella, la diabetes no es solo "no comer azúcar": "Todo lo que me gusta está condicionado… debo hacerlo con cuidado, para evitar hipoglucemias o hiperglucemias". La enfermedad también pesa en lo emocional: "Vivir con diabetes significa estar pendiente las 24 horas del día… muchas veces mi estado de ánimo se ve bastante afectado por la carga constante que conlleva".

Alba reconoce que pocos entienden realmente lo que implica vivir con diabetes: "Conocen el nombre, pero poco más". Aun así, lo afronta con naturalidad: "Medirme la glucosa o ponerme insulina es parte de mi día a día; a quien no le guste, que no mire". Cree que "falta información y empatía" para normalizar estas situaciones.

La comprensión y la tolerancia son, según la joven, lo más importante: "La diabetes no es una enfermedad sencilla ni algo que se pueda controlar al 100%. Detrás hay un esfuerzo constante, las 24 horas del día". Pide que se eviten los juicios y se valore ese esfuerzo invisible: "Hay días en los que haces todo bien y aun así los valores no acompañan". A quienes acaban de ser diagnosticados les lanza un mensaje de ánimo: "No os dejéis vencer emocionalmente. Habrá momentos duros, pero hay que seguir adelante y no perder la esperanza; la ciencia avanza y algún día llegará la cura".

Además, TRIBUNA ha contactado con Emilio Fernández Robles, presidente de la Asociación de Diabetes de Valladolid (ADIVA), para conocer la visión desde el ámbito asociativo y sanitario. Fernández destaca que la educación diabetológica ha sido uno de los grandes avances en los últimos años. "Uno de nuestros mayores logros ha sido el apoyo a las familias cuando se diagnostica a un niño con diabetes y la creación de espacios donde compartir experiencias y aprender juntos", explica. A través de talleres, charlas y un grupo de WhatsApp en el que participan decenas de padres, ADIVA se ha convertido en "una auténtica escuela de diabetes, donde se aprende, se comparten experiencias y, sobre todo, se crea salud". También resalta el valor del campamento infantil, que busca "hacer autónomos a los niños en el control de su enfermedad, para que ganen seguridad y confianza en sí mismos".

Fernández señala que, aunque la atención médica en los hospitales es buena, todavía existen carencias en la coordinación entre Atención Primaria y Endocrinología, especialmente en los casos de diabetes tipo 2. "A muchos pacientes se les atiende solo desde su centro de salud, sin el seguimiento especializado que necesitarían. Y la educación diabetológica, que debería ser una prioridad, en la práctica casi no se hace", denuncia. En este sentido, el presidente lamenta que las asociaciones "siguen siendo invisibles para la administración". "Tenemos el mismo reconocimiento legal que una asociación de vecinos, cuando somos un apoyo esencial para miles de familias", añade.

Pese a las dificultades, el presidente transmite un mensaje optimista y reivindicativo. Destaca los avances tecnológicos, como los sensores de glucosa, las bombas de insulina o la teleasistencia, que han permitido "vivir una nueva era, con vidas más plenas y saludables". Pero insiste en que aún queda camino por recorrer: "Las empresas y los centros educativos deben adaptarse a las necesidades de las personas con diabetes; tener que parar un momento para medirse el azúcar o tomar un zumo no debería ser un problema". Por ello, subraya la importancia de la empatía y la concienciación: "La diabetes no es una limitación, es una forma de vida que requiere comprensión, apoyo y respeto".

Desde ADIVA insisten en que el bienestar de las personas con diabetes no debe limitarse a la atención médica. 'Aprender más sobre la diabetes y actuar en el lugar de trabajo' es el lema de este año, que busca implicar a empresas e instituciones en la creación de entornos saludables e inclusivos.

Alba mira hacia el futuro con serenidad. "Lo importante es tener la fuerza de levantarse y seguir adelante, por muy difícil que parezca" En Valladolid, ese mensaje de bienestar y comprensión será el hilo conductor de un día que recuerda que la salud también se cuida en el trabajo, en el aula y en cada gesto cotidiano.

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