El cineasta vallisoletano presenta este jueves, en la gala de la Unesco, su corto ganador de Seminci Factory, para el que ha contado con Fernando Cayo y Eva Llorach
Luis Callejo: "Me encantaría hacer un papel histriónico y alejado de mí"
El actor ha recibido este miércoles la Espiga de Honor de la Seminci, un premio a toda su trayectoria
Luis Callejo ha recibido este 29 de octubre una de las tres Espigas de honor que ha otorgado la Seminci en su 70 edición. En la entrevista concedida a TRIBUNA, ha declarado sentirse "muy contento" con este premio a toda su trayectoria, donde destacan sus trabajos con Alejandro Amenábar o Fernando de León, tres nominaciones a los Premios Goya y en torno a 100 producciones visuales a sus espaldas.
El intérprete segoviano ha manifestado su agradecimiento a José Luis Cienfuegos, director de la Seminci y encargado de anunciarle esta noticia en una llamada que "no se esperaba para nada". Además, recuerda con nostalgia y cariño aquella primera vez que pisó el festival en 1989 con un pase de la película 'Cinema Paraíso'.
PREGUNTA: ¿Qué significa para usted recibir un galardón tan especial como el de la Espiga de Honor en esta edición de la Seminci? ¿Cómo recibió la noticia del premio? ¿Qué relación tenía anteriormente con este festival?
RESPUESTA: Es la Seminci, que es un gran festival, es una Espiga, que es otro gran premio y encima es de Honor. Entiendo yo que está toda una trayectoria, entonces me hace sentir muy pleno. Siento que han valorado muchas cosas que he hecho y sobre todo para mí mismo, que las he hecho. Más allá de lo bien o mal que hayan estado, debe de ser por algo. Estoy muy contento.
Me llamó por teléfono José Luis Cienfuegos, el director. Hacía mucho que no hablaba con él. Ni siquiera sabía que era director de este festival en ese momento. Y me lo cascó así "oye, tengo una noticia, ¿puedo hablar contigo?". Y pensé que sería para entregar algún premio. No sé, no me lo esperaba para nada. Me dio tembleque cuando me lo contó. Me parece mucha responsabilidad y un premio excesivo, pero me alegra un montón. Me llena de alegría.
P: ¿Qué relación tenía anteriormente con este festival?
R: Aquí se presentó hace unos cuantos años 'Intemperie', de Benito Zambrano y con Luis Tosar también, por la que me nominaron a un Goya como actor de reparto. Y luego, antes de ser actor, yo vine un par de veces, en 1989 y en el 90 y pico. Pero sobre todo me acuerdo de aquella primera vez, en el 89, con un pase de la película 'Cinema Paraíso'.

P: Comenzó la carrera de derecho, pero no fue hasta su erasmus en París cuando descubrió su verdadera vocación, si no se hubiera cruzado con esa compañía de teatro, ¿quién sería hoy Luis Callejo?
R: Me gusta pensar que el teatro de alguna manera hubiera acabado apareciendo en mi vida. Aquello fue un taller de teatro que había en la universidad, hicimos un montaje y todo muy bien. Pero no sé, no sé qué habría pasado. Porque de hecho cuando hice las pruebas para la RESAD, pensaba, "si me cogen sigo, eso es que valgo". Y si no me cogen me van a decir que no valgo y ya está, estaba tranquilo por haberlo intentado. Yo quiero pensar que que, en el fondo, hay algo ahí dentro que te acaba llegando, lo ves, lo detectas, te pilla a ti, no sé.
P: Usted creó en 2009, junto a Nacho Marraco, la compañía Teatro de Barro, algo que ha definido como su "proyecto vital", ¿Cómo surge esta idea y de qué manera lo compatibiliza con su carrera actoral?
R: La compañía ha habido veces que ha estado en barbecho. El motor principal es sobre todo Nacho Marraco. Él me pidió que le sustituyera en un primer montaje, somos muy amigos de antes. Me encantó lo que vi en el ensayo y me metí adentro. El fundador realmente es él, el ideólogo, el que escribe, el que dirige, actúa. Un tío con un talento brutal y uno de mis mejores amigos. Y bueno, poco a poco fuimos enredándonos y yo producía las cosas, él dirigía. Hacíamos obras llamando siempre amigos o amigas, compañeros, sin necesidad de ningún casting. Muy variopintas, varias escritas por él mismo. Creo que algún día serán muy valoradas. Nos ha hecho locuras, hace una obra de teatro, que es el tipo que está, y a partir de esa obra de teatro hace un cortometraje. Él siempre está ideando, maquinando historias. No lo conoce tanta gente, pero creo que algún día en el futuro, o en el presente, ojalá antes de que se muera, se le reconozca. Es un super creador, una bestia.
Ahora están entretenidos, yo no puedo, ni siquiera puedo hacer teatro. Tengo mucho trabajo en audiovisual, tengo familia. Ahora está preparando un monólogo con otro compañero, que ha escrito él a partir de textos variados. O sea que sigue viva, nunca está muerta del todo, siempre está ahí, latente, según lo que surja.
P: Su trayectoria ha abarcado desde comedias ligeras hasta dramas intensos, para usted, ¿qué tipo de papel es más difícil de interpretar? ¿Ha habido algún papel que le haya costado no llevarse a casa?
R: Me siento más a gusto en el drama normalmente. Aunque si me saben llevar bien en dramas, haciendo personajes muy serios, pero que hacen reír, eso es de mis favoritos. O sea, gente que sufre y que de fuera se ríe cuando el personaje está realmente pasándolo muy mal. Eso me gusta, es como una esencia de clown.
He buscado los que me vienen bien y los que me convienen para un momento de la vida. Pero los otros para nada, no me interesan. Eso es toxicidad y no es necesario.
P: Ha trabajado con directores consagrados de la talla de Amenábar o Fernando de León, ¿Con quiénes ha conseguido congeniar más a la hora de rodar?
Pues con ellos dos bastante bien, pero con otros menos conocidos también. Uno de los que más, sin duda, es con José Manuel Carrasco, con el que he hecho cortos y largos.
Si es que con los grandes en principio es fácil conectar, la verdad, en general. Desde las excepciones, si es que no me acuerdo de toda la gente con la que curaste, no sabría decirte. Me llevo muy bien con Daniel Calparsoro también. Te podría decir los nombres ahora y otro día te diría otros.

P: ¿Cree que la industria del cine ofrece las suficientes oportunidades a los directores y actores más jóvenes? ¿Qué es más gratificante para usted, la respuesta inmediata del público que va al teatro o el reconocimiento crítico del cine?
R: Ser joven y dirigir una película no es un derecho fundamental tampoco. No todo el mundo tiene derecho, entonces no todo el mundo lo puede hacer. Porque es algo muy difícil, me parece.
Cuanta más industria haya, más posibilidades habrá para talentos emergentes. Por otro lado, siempre va a ser una selva. Por más que haya industria y una manera regular quién hace películas y quién no. Ahí hay que tener suerte, estar en el sitio adecuado, distinguirse de alguna manera. No tengo ni idea. Todas esas cosas o ninguna. A lo mejor los que quedan afuera, no es que sean malos, es que hay otros por encima. También depende de modas, de los que se estilen.
P: ¿Qué es más gratificante para usted, la respuesta inmediata del público que va al teatro o el reconocimiento crítico del cine?
R: La respuesta inmediata del teatro es maravillosa, genera adicción. Eso es inigualable. Sobre todo cuando de verdad tienes oportunidad de hacer muchas funciones, que a veces es una cada no sé cuánto, pero sí.
P: Por último, ¿qué reto le falta todavía por afrontar en su carrera?
R: Un papel súper histriónico y alejado de mí. Muy, muy alejado. No sé de qué manera o qué. Pero uno alejadísimo. Vamos a ver por dónde viene.
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