El BM Logroño ha herido al Atlético Valladolid en un Huerta del Rey en el que, la pasada temporada permaneció imbatido 14 meses, con dos exjugadores del cuadro azulón, Miguel y Álvaro Martínez, que jugaron en "casa".

Los vallisoletanos salieron con las ideas muy claras, con una contundente defensa, rápida en el repliegue, y con buenas finalizaciones, lo que les permitió tomar la iniciativa en el marcador (3-0).

El control se mantuvo durante varios minutos más, merced a esa defensa, y a las intervenciones de Bar, pero los riojanos no tardaron en engrasar su maquinaria y empezaron a mostrar más intensidad en defensa.

A partir de ahí, construyeron su juego, aprovechando el buen trabajo desde el pivote de Álvaro Martínez, y la efectividad, desde la línea de siete metros, de Cadarso, para dar la vuelta al resultado (7-8).

Los de Miguel Ángel Velasco parecían haber hallado la fórmula adecuada para sorprender a los locales, con rápidas transiciones, ante el juego más pausado del conjunto pucelano, en busca de una solución más táctica.

Pero los vallisoletanos aprendieron a leer el partido y dieron una vuelta de tuerca a la defensa, con un 5:1 en el que Miguel Camino actuó como avanzado, además de aprovechar más el lanzamiento exterior de José De Toledo.

Eso les dio de nuevo la ventaja en el electrónico, de manera momentánea, ya que cualquier error se pagaba caro, con dos conjuntos que se conocen bien. Y, con ese reparto de aciertos y fallos, se llegó al descanso con empate (15-15).

Tras la reanudación, se repitieron los mismos patrones. No había un dominador claro, pero es cierto que a los vallisoletanos les costaba más subir goles a su casillero, ante la organizada defensa visitante.

Por eso, con el 21-22, debido a ese atasco ofensivo, David Pisonero solicitó un tiempo muerto, para tratar de hallar soluciones. Pero no eran capaces de superar la barrera riojana, bien sellada por Ledo en los compases finales.

Como sucediera ante Torrelavega, el cuadro azulón no supo gestionar los últimos minutos, con decisiones precipitadas, pases al aire, y lanzamientos desacertados, que terminaron de dar alas a un Logroño muy serio y centrado, que no perdonó ningún error local para llevarse un importante triunfo.