Tomás Rufo y Porteño hilvanan la mejor faena de la feria

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Tomás Rufo y Porteño hilvanan la mejor faena de la feria
fotos de Fermín Rodríguez
El autor esJesús  López Garañeda
Jesús López Garañeda
Lectura estimada: 3 min.

No se llenó el coso del paseo de Zorrilla, pese al reclamo de la ganadería de Victorino que siempre es merecedora de atención pues uno no sabe en qué sitio y cuándo saltará la liebre, en este caso la explosividad, bravura y nobleza de un toro al que bautizaron con el nombre de «porteño» de 473 kilos de peso y que fue premiado merecidamente con el pañuelo azul por la Presidencia de la corrida, en este caso oficiada por Jeremías Hernández.

Este toro de Victorino Martín, el mejor del encierro y candidato sin duda a ser el mejor y obtener el premio San Pedro Regalado recibió dos varas de castigo, tras recibir el saludo capotero de Rufo, su lidiador, en el mismo centro del platillo y al que quitaron al delantal y una media, respondiendo el maestro Uceda Leal. También los banderilleros Andrés Revuelta y Fernando Sánchez se desmonteraron tras la colocación de los rehiletes y Rufo, vista la clase del toro que humillaba y respondía, brindó al público su faena. La desarrolló por ambos pitones y el toro arrastraba el hocico en la arena en cada cite. Tomás Rufo con una gran clase torera, pausada, tranquila, serena, sin alharacas sometió con belleza y galanura al burel, sonando la música y recibiendo la ovación del respetable. Cuadró al toro y logró una estocada entera efectiva que echó patas arriba al ejemplar, tremolando los pañuelos pidiendo el galardón que recibió por partida doble, mientras el pañuelo azul asomó también para que se diera la vuelta al ruedo al toro entre los aplausos de reconocimiento por su casta y bravura.

Frente al ensillado sexto de la tarde, muy serio, le anduvo para atrás y por la cara, siendo picado muy bien por Rubén Sánchez. Todo lo intentó por abajo y el toro embistió mejor por el pitón izquierdo en las primeras series. Al final abrochó y cerró su faena con una tanda por la derecha aclamada por el respetable. Una oreja mereció como premio.

De esta manera, Tomás Rufo con tres orejas es otro de los candidatos al premio que seguramente el jurado dictaminará mañana por la noche una vez terminada la feria.

Por la cosa de los dos mejores toros del encierro de hoy empiezo mi crónica por el más joven de la terna, un torero de Pepino (Toledo) que dio en la plaza de Valladolid la medida de su grandeza y torería.

Uceda Leal, el director de lidia le tocó un «verdadero» y un «playero» duros y difíciles, con guasa y cierto peligro que exigía estar con los ojos y los cinco sentidos templando la embestida de estos toros. El primero de la tarde se daba la vuelta como un rayo, sobre todo por el pitón derecho mostrando, como se dice en el argot, mucha guasa. Y de no estar listo el torero, el animal no regaló nada. Lo mejor de su faena estuvo en el pitón izquierdo y sobre todo en la formidable estocada entera, un volapié canónico, que llegó a introducir ela cero hasta la gamuza y que fue premiado con una oreja. Otra recibiría del cuarto «playero» complicado con el que estuvo firme, asentado y en torero de sazón. Recibió un achuchón peligroso en su pierna izquierda, desgarrándole el bonito terno con el que vino a Valladolid, un traje catafalco y oro espectacular. Uceda se sobrepuso a la contrariedad y por el pitón derecho volvió a desatar los aplausos. Una casi entera, tras pinchazo, le hizo acreedor de una oreja.

y Fortes, el segundo de a bordo, al que le han dado los toros de lo lindo estuvo entregado y muy encima del toro bajo de fuerza «mindango» que le tocó lidiar en segundo lugar de la tarde. Tras estocada entera y varios golpes de descabello, recibió un aviso del usía y la ovación del público.

Su actitud torera y decidida, a la vieja usanza, con la montera puesta, lidió al complicado «dispersado», tras el saludo en balderillas de su subalterno Raúl Ruiz. Con la muleta en la mano logró un pasaje de cierta torería, mejor al final de la faena que en los comienzos por lo que se puede decir que la misma fue de menos a más. Más confiado ya Fortes frente a su enemigo lo pasaportó de una estocada baja y de efecto fulminante y los pañuelos le premiaron con una oreja.

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