Los vecinos que residen en la comunidad 'Arroyovereda', ubicada en el barrio de Las Lomas, alzan la voz, una vez más, contra el movimiento okupa que sufren "desde hace cuatro o cinco años". Según Carlos, uno de los afectados, en declaraciones a TRIBUNA, la urbanización la conforman 200 viviendas, de las cuales 43 están ocupadas (19 con contrato social, 4 o 5 en estudio, y 29 en proceso de desahucio).

Carlos enseña a este medio de comunicación los numerosos desperfectos que los okupas han ocasionado en diversas zonas comunes de la comunidad. En el garaje, hay coches abandonados, con rastro de aceite en, prácticamente, todas las plazas, además de, según este vecino, un negocio montado por estos okupas que aprovechan la ocasión para sacar una rentabilidad económica a la desagradable situación.

A estas condiciones se suma la cantidad de puertas destrozadas en los trasteros, (la mayoría custodia los servicios básicos -luz, agua, gas- que, en más de una ocasión, han sido manipulados. El problema radica en no poder cortar ninguno de estos servicios porque en el otro bloque, ubicado en la calle Narciso Monturiol, también hay propietarios con derecho a disfrutar de todo aquello que forme parte de la cuota que pagan, mensualmente, de comunidad, la cual, de hecho, se han visto obligados a subir -un 30 por ciento- para sufragar el coste de los daños.

"Esas viviendas ocupadas tienen un propietario y, si ese propietario no actúa, nosotros no podemos hacer nada. Es más, algún caso ha llegado a juicio y la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) no se ha presentado. Ante la ausencia de una de las partes, el juez no puede decretar nada. La delegada del Gobierno, por aquel entonces, era Virginia Barcones, que sabía lo que nos pasaba y no hizo nada por ayudarnos, al igual que el Ayuntamiento de Arroyo. Todo son buenas palabras, pero nada más", lamenta.

Carlos cree que todo comenzó por la persona que dio las llaves de la inmobiliaria a los okupas que, poco a poco, se fueron adueñando de las viviendas de los portales pares. "Se declaran vulnerables, pero aún no han utilizado ningún servicio público del Ayuntamiento", explica el vecino que ve que han instalado piscinas en terrazas, donde también hacen barbacoas, y ellos no pueden disfrutar de esas condiciones. "Hemos cambiado de administrador. Tuvimos que interponer una denuncia por los daños y las amenazas que recibimos. Los avisos a los policías locales y la Guardia Civil son habituales. Tienen las manos atadas y no pueden hacer nada", asegura.

Ante esta circunstancia, los vecinos han recogido más de 5.000 firmas a lo largo de estas últimas semanas para hacer frente a los okupas. "Nos rompían las hojas y nos tachaban las firmas. Creo que uno de los cabecillas es uno vinculado al moviendo desokupa, que realmente está haciendo lo contrario. De hecho, me han amenazado con avisar a esta persona para que vaya a por mí", detalla. Por otro lado, asegura que han contratado un vigilante de seguridad, pero no un guardia de seguridad. Es decir, "no puede actuar, solo hace rondas, e informa". "Nos falta presupuesto. Las zonas comunes las tenemos que mantener de manera equitativa. Tratan de pasar desapercibidos, pero ahora están crecidos. Pasa también el camión de la basura, pero es habitual ver bolsas fuera o colchones. Es un comportamiento totalmente incívico porque no son vulnerables, son delincuentes", insiste.

Carlos seguirá luchando, en la medida de lo posible, para ayudar a los vecinos, a los cuales pretende informar de una situación convertida en pesadilla... al menos, para él.