Nati, la gracia de una tordesillana al llegar las fiestas de Rueda

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Nati, la gracia de  una tordesillana al llegar las fiestas de Rueda
Nati y una acuarela de toros en Rueda de José Ramón Muelas
El autor esJesús  López Garañeda
Jesús López Garañeda
Lectura estimada: 2 min.

Hoy, en este domingo que acoge esta colaboración TRIBUNA DE VALLADOLID, aunque ya haya pasado el 15 de agosto, festividad de Nuestra Señora, bueno es traer la memoria de una mujer tordesillana que dejó en Rueda, año tras año, la amenización de sus fiestas patronales para deleite de chicos y grandes, con el dibujo de una acuarela del ayer pintada por mi amigo José Ramón Muelas.

 

Siempre que llega agosto me acuerdo de cuando jovencillo íbamos a las fiestas de Rueda a ver los toros, pasar un rato y compartir la alegría de los rodenses y veía a una pareja de tordesillanos, aunque él había nacido en Olmedo, al frente de una caseta de tiro, de esas que iban de pueblo en pueblo llevando los colorines de botellines, globos, palillos, objetos de dulce y caramelo para deleite de los chavales de entonces.

Me saludaban con afecto pues desde que él y yo mismo intervinimos en la Comisión de Festejos de Tordesillas, elaboramos el programa e impusimos medallas deportivas a todos los competidores de las fiestas, la amistad se hizo duradera. Corría el año 1976 de cuanto esto fue.

 

Se trataba de Nicasio Luengo Sampedro, "NICA" y de su esposa María Natividad López Milán, "NATI" quienes el 11 de julio de 1942 se habían unido en matrimonio en la iglesia de Santa María ante el presbítero don Felipe Nieto.

Y ella fue con mantilla, colocada con gracia, elegancia y solemnidad como atestigua la fotografía que he podido recadar buscando las cosas de nuestro pueblo en la que sus protagonistas eran mujeres, como expuso el Ayuntamiento en aquella colmena que situaron en el pasillo de la Biblioteca.

Nati tenía 24 años y por su padre Pablo, fallecido, honró su memoria con este vestido, hato decimos en Tordesillas, para contraer matrimonio mientras su madre Petra derramaba una lágrima de alegría y de emoción.

 

Siempre veo a Nati al frente de la caseta de tiro, con una sonrisa en los labios, una chanza en el momento y la disposición dicharachera para poner colorado a quien se propasara o criticara el fallo o la escasa fuerza de la carabina del tiro.

Tirar de la familia, sacar adelante a los hijos a quienes conozco y aprecio, fue su labor como la de tantas y tantas mujeres entregadas a las labores de casa y al ir y venir por pueblos y sitios con la quincalla a cuestas, de tal forma que recordar la figura de NATI, la dueña del tiro junto a su esposo Nica es para mí uno de los momentos más emotivos cuando llega agosto.

Luego con el tiempo, y alcanzada la jubilación se inclinó por el fútbol del At. Tordesillas, sempiterna seguidora junto a su inseparable Feliciana Vélez, pero ese es otro asunto para otra ocasión.

 

No me extraña que en la PERLA DE TORDESILLAS esté escrito: "Olé las hembras, con el talle así y en postura gitana, dicen con dulce acento: ¡Viva la gracia tordesillana!..."

 

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