Valladolid, 4 de junio de 1813: el día en que terminó la pesadilla napoleónica

Tras ocho años de ocupación y varios intentos de liberación de la ciudad, los franceses fueron expulsados dejando tras de sí un paso de destrucción y expolios

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Valladolid, 4 de junio de 1813: el día en que terminó la pesadilla napoleónica
San Pablo y, en frente, el Palacio Real donde se estableció Napoleón. TRIBUNA
El autor esRebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
Lectura estimada: 5 min.

Hace más de dos siglos, Valladolid recuperó su libertad tras casi cinco años de ocupación francesa. No fue una liberación rápida ni sencilla, sino el desenlace de una historia marcada por motines, guerrillas, derrotas y fugaces victorias. Aquel 4 de junio de 1813, las últimas tropas napoleónicas abandonaban definitivamente la ciudad, cerrando uno de los capítulos más convulsos y transformadores de su historia contemporánea. Aunque eclipsada por otras fechas más celebradas, esta jornada simboliza el final de una era de dominación extranjera que había comenzado en 1808 con violencia, saqueos y resistencia popular. Para comprender la trascendencia de este hito, es necesario remontarse al inicio de la invasión y al papel que jugó Valladolid en una guerra que se libró en toda la península, pero que aquí dejó una huella especialmente profunda.

La presencia francesa en Valladolid se inició en otoño de 1807, producto del Tratado de Fontainebleau, un acuerdo entre Francia y España que supuestamente buscaba invadir y repartirse Portugal. Sin embargo, esta alianza encubría una invasión sutil de España por parte de Napoleón. Valladolid fue una elección clave para albergar a las tropas francesas debido a su situación estratégica en el eje París-Madrid-Lisboa. Los primeros meses de ocupación fueron difíciles para la ciudad, que, sin cuarteles adecuados, tuvo que habilitar conventos (como San Pablo, San Gregorio o San Benito) y otras dependencias para alojar a los soldados, un esfuerzo que generó gran descontento entre los vallisoletanos. Además, los soldados franceses causaron numerosos destrozos en los alojamientos, creando focos de insalubridad y riesgo de incendio. A pesar de los llamamientos a la convivencia por parte de las autoridades españolas, la identificación del "aliado" francés con el "antifernandinismo" crecía, llevando a altercados e incluso conatos de motín.

La situación estalló con el Motín de Aranjuez en marzo de 1808. Aunque la noticia llegó con cierto retraso, el 24 de marzo Valladolid celebró al monarca debutante, Fernando VII, con vivas en la Plaza Mayor y la quema del retrato de Godoy. El 2 de mayo de 1808 en Madrid fue el detonante de una ola de sublevaciones por toda la península, que llegó a Valladolid el 31 de mayo. Una muchedumbre de paisanos y soldados se agolpó en calles y plazas exigiendo el alistamiento general y la entrega de armas, culminando en la proclamación de Fernando VII. García de la Cuesta asumió el cargo de capitán general-presidente y, el 1 de junio, accedió al alistamiento forzoso de varones entre 17 y 40 años, y creó la Junta de Armamento y Defensa de Valladolid. El avance francés desde Burgos, bajo el mariscal Bessières, se hizo inminente, preocupado por la ruptura de la ruta militar a Madrid.


Escudo del rey José I en la fachada de la Iglesia de San Benito en Valladolid.

En respuesta, García de la Cuesta reunió el 'Ejército de Castilla', una fuerza de unos 4.700 milicianos, 300 unidades de caballería regular y 4 piezas de artillería. Entre estos voluntarios, destacaba Juan Martín 'el Empecinado', quien se convertiría en uno de los guerrilleros más audaces de la guerra. Sin embargo, este ejército inexperto se enfrentó a los 9.000 hombres del general Lasalle en la Batalla de Cabezón el 12 de junio de 1808. A pesar del entusiasmo inicial, la derrota fue previsible para las tropas españolas frente a la veterana caballería francesa, que doblaban en número a los reclutas de Cuesta. La consecuencia directa fue la primera ocupación francesa de Valladolid, que comenzó esa misma tarde del 12 de junio. Los vallisoletanos, temerosos de las represalias y los saqueos ya perpetrados en la comarca de Cabezón, huyeron masivamente. Aunque Bessières había ordenado respeto para la ciudad, hubo episodios de profanación en conventos abandonados y, en general, el alojamiento de las tropas imperiales no incurrió en mayores excesos. Valladolid fue sometida a exigencias políticas y económicas por parte de los franceses, incluyendo la jura de obediencia a José I Bonaparte y el envío de una delegación a Bayona para reconocer al nuevo rey, lo cual se llevó a cabo el 27 de junio.

Tras esta primera ocupación, la inesperada victoria española en Bailén el 19 de julio de 1808 obligó a José I a retirarse de Madrid, dejando Valladolid libre de tropas francesas hasta noviembre de ese año. Durante este breve periodo, García de la Cuesta intentó consolidar su poder frente a las Juntas, organizando una nueva Junta de Armamento en Valladolid.

Sin embargo, la calma duró poco. En noviembre de 1808, Napoleón invadió España al frente de la Grande Armée (más de 250.000 soldados) y el 10 de noviembre derrotó al ejército español en Gamonal (Burgos). Con ello, Valladolid sufrió su segunda ocupación francesa, esta vez más prolongada, que se mantendría, con hostigamientos constantes de las guerrillas, hasta mediados de 1812. Como curiosidad, Valladolid fue la capital oficiosa del imperio de Napoleón Bonaparte durante once días en enero de 1809, alojándose en el Palacio Real y partiendo desde allí hacia sus guerras centroeuropeas. Durante toda esta ocupación, la guerra de guerrillas fue constante, con figuras como 'el Empecinado' luchando por toda la cuenca del Duero y destacándose por sus repetidas victorias sobre el ejército napoleónico.

El año 1812 fue particularmente volátil para Valladolid, con múltiples cambios de control. Una ofensiva aliada desde Portugal y Salamanca, tras la Batalla de los Arapiles (22 de julio), llevó a la liberación de Valladolid el 30 de julio por tropas comandadas por Lord Wellington. Esta fue la primera breve liberación de 1812. Sin embargo, un contraataque francés del Conde de Clauzel provocó la tercera ocupación francesa entre el 12 de agosto y el 6 de septiembre. Las tropas de Wellington liberaron Valladolid nuevamente el 6 de septiembre. Esta fue la segunda breve liberación de 1812. Pero, apenas unas semanas después, el 28 de octubre, un nuevo avance francés liderado por el general Souham resultó en la cuarta ocupación francesa. La situación militar francesa, sin embargo, se complicaba drásticamente debido a la Invasión napoleónica de Rusia, iniciada en junio de 1812, que consumió numerosos y valiosos recursos imperiales, debilitando el dominio francés en España.

Finalmente, en 1813, la retirada francesa se hizo irreversible. En el caso específico de Valladolid, la retirada definitiva de las tropas francesas tuvo lugar el 4 de junio. Este acontecimiento marcó el fin de la pesadilla de la ocupación en la ciudad. Poco después, el 21 de junio, la Batalla de Vitoria sellaría la derrota francesa y la irreversibilidad de su retirada de la península. En diciembre de ese mismo año, Napoleón firmó el Tratado de Valençay, retirándose totalmente de España, y en marzo de 1814, Fernando VII regresó, iniciando la Restauración absolutista.

3 Comentarios

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señor equis 6/4/2025 - 10:52:45 AM
Y llegó la pesadilla de Fernando VII, quizás el monarca más estúpido, incompetente y felón de cuantos ha habido.
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señor equis 6/5/2025 - 5:29:31 PM
O tuyo, porque con lo subnormal que eres, no me sorprendería que fuera causa de la consanguinidad, propia de las monarquías.
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usuario anonimo 6/4/2025 - 12:49:25 PM
puede que fuera antepasado suyo, no hable tan mal de él
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