Cristian Alonso es uno de los vallisoletanos afectados que vivieron el momento del apagón lejos de su residencia habitual. Por motivos puramente laborales, Alonso hace su día a día en Madrid, en concreto en la plaza Marqués de Salamanca, desde el año 2023. Desde allí, de hecho, vio cómo se cortaba el pasado lunes el suministro eléctrico pasadas las 12.30 horas. En un primer momento, como muchos otros, pensó que se iba a solucionar el problema, pero, con el paso del tiempo, comprobó que no era solo Madrid la ciudad mermada. 

Por esa razón, salió de la oficina camino de la Estación de Chamartín. Lo tuvo que hacer a pie porque, evidentemente, el metro tampoco funcionaba. "Estaba todo colapsado", lamenta Alonso cuatro días después de lo sucedido. El joven relata a TRIBUNA que la primera información que les dan a los viajeros es que se ha producido un "fallo eléctrico" y que tendrán más novedades a partir de las 18.00 horas. "Estuvimos esperando hasta que nos comunicaron que no iba a salir ningún tren en todo el día", recuerda el vallisoletano.

A partir de ese momento, se tuvo que buscar la vida ante la "caótica" situación. Se planteó pasar la noche en una vivienda de algún compañero de trabajo, pero "no tenía cobertura ni para llamar ni para avisar a nadie". Es más, desvela que a las 21.00 horas dejaron entrar a más gente en la terminal "para no pasar frío". Ya en el interior de la estación, Alonso vio que volvió la luz a Chamartín, pero, según él, ya no eran horas para ponerse en contacto con alguien. "Si llego a avisar a algún compañero, ni él ni yo íbamos a descansar por las horas que eran. Por eso, preferí no molestar a nadie. Solo llamé a mi familia para que supieran que estaba bien", desvela.

En este sentido, asegura que "fue una noche interminale" porque "no pegó ojo". La única buena noticia, entre tanta incertidumbre, fue la presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que dio "una manta y una botella de agua de litro y medio por persona", así como, horas después, también "un caldo y un sandwich de jamón y queso". El vallisoletano, gracias a la ayuda de los efectivos, pudo cenar tranquilo, pese a que a las 05.00 horas "apagaron todas las luces" en la estación para que la gente pudiese descansar.

Tan solo una hora después, ya a las 06.00, volvieron a encender las luces para informar que los trenes iban a salir de forma paulatina por lo que, y nunca mejor dicho, este joven vio la luz al final del túnel. Su tren salió, con destino a Valladolid, a las 06.45. A la capital del Pisuerga llegó a las 07.50, donde pudo desayunar y conectarse para teletrabajar, pero poco podía hacer desde la distancia. 

Afortunadamente, este pasado miércoles se reincoporó a su puesto de trabajo sin ningún problema y tratando de normalizar una situación que nunca olvidará.

OTROS CASOS EN MADRID

Santiago y Fernando, que sufrieron en primera persona los problemas técnicos de Renfe el pasado verano, fueron, como bien reconocen, "de los pocos agraciados". Ambos llegaron a Valladolid en coche. Según confirman a este periódico, a Santiago le dejaron uno prestado y a Fernando le vinieron a recoger.

Eso sí, son conscientes de que no siempre tendrán esa suerte, como le pasó a su paisano Cristian, que activó el modo superviviencia para no dar tanta importancia a lo sucedido.