Este hombre, en la época de la crisis de ladrillo era más joven, todos éramos más jóvenes. Este hombre, en aquella época era y hoy es abogado. Parte de su trabajo fue y es el asesoramiento a empresas, la cuestión mercantil, fiscal, etc., y cuando llegó el momento de los concursos de acreedores vio como en esta provincia, Salamanca, si bien competencia discrecional del juez de lo mercantil, el nombramiento de administrador de los concursos de acreedores recaía una y otra vez en un pequeño círculo de "compañeros". Y se escamó. Y aquí y allí peguntó, y no obtuvo respuesta.

El juez de lo mercantil, discrecional no arbitrariamente, puede partiendo de una lista conformada en el Colegio de Abogados, elegir y nombrar, para cada concurso, administrador concursal. La inscripción en esa lista está condicionada a una formación específica impartida por la institución colegial.

Por especialidad profesional, la empresa, por formación específica, los cursos colegiales, tenía formación, tenía experiencia, las necesarias y suficientes, para poder ser nombrado administrador concursal. Pero tal hecho no ocurría. Y veía como a los "mismos", aquellos pocos, su círculo pretoriano, una y otra vez, el juez los designaba. Y se mosqueó. Y aquí y allí peguntó, y no obtuvo respuesta.

El ya antiguo correo electrónico remite una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, Sala de lo Contencioso-Administrativo, y acompaña el siguiente texto:

"Confirma que el Colegio de Abogados de Salamanca ha de pagarme una indemnización de 5.661 euros por no darme la siguiente documentación, que solicité reiteradamente y la sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo de Salamanca de 30-07-2010 le había condenado a entregarme, y que, en fin, ya nunca conoceré, ... conoceremos:

1. Listado de colegiados inscritos en el RAAC (Registro de Abogados-Administradores Concursales) del Colegio de Abogados de Salamanca en los años 2004, 2005, 2006 y 2007.
2. "Listado de personas disponibles" remitido al Juzgado de lo Mercantil de Salamanca en los años 2004, 2005 y 2006, de acuerdo con lo establecido por el Art. 27.3 de la Ley Concursal,
3. La relación nominal de los matriculados y asistentes a los cursos anuales de reciclaje de temas concursales.
4. Así también, listado de los destinatarios de las circulares enviadas por correo electrónico informando sobre los cursos de materia concursa."

El listado de abogados interesados en actuar como administradores concursales, elaborado por nuestro insigne Colegio, listado a disposición del juez de lo mercantil, y del cual este, discrecional que no arbitrariamente, elegía a uno u otro "colega" para nombrarle administrador, no era público. Y Juan Francisco Blanco Vega, que así se llama quien demandó al Colegio de Abogados de Salamanca, no se conformó. Entre quienes formaban aquel circulo pretoriano en torno al juez, había personas quienes, antes y en aquellos momentos dirigieron los designios de nuestro Colegio de Abogados, en consecuencia, Juan Francisco nunca obtuvo los listados pretendidos. En ejecución de sentencia el Juzgado de lo Contencioso Administrativo en un auto dijo "Procede apreciar la imposibilidad material de ejecutar la sentencia de 30 de julio de 2010 y fijar una indemnización a favor de la parte ejecutante en la cantidad de 5. 661,5 euros. Con imposición de costas a la parte ejecutada de este incidente".

La sentencia de referencia recoge en su fallo "Que debemos declarar admisible el presente recurso de apelación nº 209/14 interpuesto por la representación procesal del Colegio [...] y entrando a conocer del mismo declaramos que procede estimar parcialmente dicho recurso en cuanto a la condena en costas impuestas a la parte apelante, que se revoca, manteniendo el resto de los pronunciamientos de dicho Auto [...]", este resto se corresponde con la indemnización de 5.661,5 euros a entregar a Juan Francisco, quien no pudo obtener uno o varios listados colegiales.

Así, durante los largos años de una saga de cargos, la sombra de los delgados es alargada, se hizo la vida colegial de los "abogados" en esta tierra de Salamanca. Pero no cabe la queja; esta ciudad es doble cuna, de la inteligencia y de la picaresca. Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta, se dijo, con relación a la vetusta y antigua Universidad de Salamanca. Celestina y Lázaro, insignes creaciones literarias, rehacedora de hímenes, comedor de uvas de tres en tres, caminaron por nuestras calles, y tal y como la naturaleza antaño otorgó, hogaño otorga, a estos picaros colegiales cierto tipo de inteligencia que no precisa de préstamo alguno. Esto es fruta de la tierra. También lo es el "decíamos ayer" de Fray Luis de León a sus estudiantes; el "venceréis, pero no convenceréis "de Unamuno a Millán-Astray, y tantos "Vitores" que pintados en sangre de toro, en fachadas seculares, nos recuerdan los esfuerzos de quienes en esta ciudad alcanzaron el grado de doctor. 

A pesar de los pesares, en esa institución no sólo hay colegiados, también abogados. Juan Francisco lo es.