Joaquín Sabina, uno de los grandes referentes del canallismo musical en España y Latinoamérica, se sube este domingo por última vez a un escenario. Lo hará en el Movistar Arena de Madrid, cerrando una gira de despedida que ha recorrido medio mundo y que representa el punto final a una etapa: la vida de trotamundos con guitarra en mano.

El propio artista anunció en julio de 2024 su decisión de no volver a interpretar en directo muchas de sus canciones más emblemáticas. Quería "despedir unas canciones que nunca más serán cantadas ante miles de personas por su propio autor", subrayaba entonces en un comunicado, en el que celebraba su supervivencia y su trayectoria vital.

La acogida fue tan abrumadora como su legado. En menos de 24 horas se vendieron más de 200.000 entradas solo en España. La gira, que comenzó en febrero en América, fue ampliándose hasta alcanzar 71 conciertos en todo el mundo, con más de 700.000 tickets vendidos, según datos de la promotora. El público respondió con la misma devoción con la que Sabina ha llenado estadios durante décadas.

A sus 75 años, Sabina ha acumulado una serie de episodios médicos que han marcado su vida y su carrera. El más conocido, el infarto cerebral de 2001, le obligó a modificar hábitos y a replantearse la figura bohemia que inspiró buena parte de su obra. Más tarde, en 2020, durante un concierto en el entonces WiZink Center (hoy Movistar Arena), sufrió una caída de casi dos metros al foso, que derivó en traumatismos, ingreso en UCI y dos intervenciones.

Desde entonces, el cantante ha actuado con cautela, siempre sentado en un taburete o silla, evitando movimientos que puedan comprometer su salud. Aun así, regresó con fuerza en la gira ‘Contra todo pronóstico’, ironizando sobre sus propios miedos y demostrando que aún era capaz de emocionar a multitudes.

¿Retirada definitiva? 

Aunque las voces cercanas a Sabina hablan de un adiós sin retorno, el propio músico ha preferido no utilizar términos absolutos. Quien fue su representante durante años, José Navarro "Berry", señala que el artista "nunca ha tenido la necesidad del escenario" y que probablemente no habrá vuelta atrás. "Sabina siempre ha sido de casa y de libros. Creo que esta despedida es definitiva", afirma.

Otros compañeros no lo ven tan claro. El cantautor Víctor Manuel bromeaba recientemente: "Igual dentro de seis meses se aburre como una ostra en casa y se hace un Miguel Ríos". La puerta no está cerrada del todo.

El propio anuncio de retirada lo confirmaba de manera indirecta al aclarar que ya no habrá "periplos interminables por recintos multitudinarios", pero sí un posible retorno puntual si las musas vuelven o le apetece rendirse un homenaje.

A pesar del adiós a los grandes escenarios, Sabina no ha colgado la pluma. Mantiene un contrato activo con Sony Music y tiene un disco a medio hacer, producido de nuevo por Leiva. Formarán parte de él los recientes sencillos ‘Contra todo pronóstico’ y ‘El último vals’, señales de que el genio de Úbeda sigue escribiendo.