El Real Valladolid afronta este fin de semana un partido marcado en rojo. Tras encadenar dos derrotas ante Las Palmas y Real Sociedad B, el conjunto blanquivioleta necesita sumar tres puntos para no comprometer todavía más su situación en la tabla. La distancia con el descenso es de solo tres puntos y una nueva caída podría situar al equipo en una posición crítica.

La igualdad que domina la categoría esta temporada convierte cada jornada en un ejercicio de resistencia. El equipo genera un volumen notable de juego, pero la falta de acierto en los metros finales continúa lastrando los resultados. Superar esa sequía será clave ante un rival andaluz que, pese a ocupar el vigésimo puesto, solo está dos puntos por detrás y llega reforzado tras su reciente victoria frente al Mirandés.

La presión se nota especialmente en Zorrilla, donde el equipo no termina de desenvolverse con soltura. Por ello, el entrenador uruguayo Guillermo Almada ha hecho un llamamiento a la afición para que el apoyo en casa sirva de impulso anímico en un momento delicado.

En el plano deportivo, Latasa volverá a encabezar el ataque blanquivioleta, acompañado en la zona de creación por Peter, Chuki y Amath, aunque Biuk podría entrar de inicio según la evolución de los últimos entrenamientos. En el centro del campo, Almada baraja las opciones de Juric, Ponceau y Lachuer para dirigir el juego y aportar equilibrio.

La defensa, una de las líneas más estables del equipo, se mantendrá sin grandes variaciones para tratar de frenar a un adversario con potencial ofensivo y decidido a prolongar las buenas sensaciones de su último triunfo en liga.

En un contexto de máxima necesidad, el Real Valladolid se agarra al apoyo del público y al juego que viene generando para intentar reencontrarse con una victoria que alivie la presión y le acerque de nuevo a los puestos altos.