De generación en generación (IV): Cómo educar a los hijos mientras juegan al fútbol

José María Fernández y Beatriz Rollán, pareja sentimental y futbolera del CD San Pío X, reconocen cómo el deporte les ha facilitado sus vidas

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De generación en generación (IV): Cómo educar a los hijos mientras juegan al fútbol
José María Fernández y Bea Rollán, ambos del CD San Pío, comparten vida profesional y familiar. Sergio Borja.
El autor esAlejandro De Grado Viña
Alejandro De Grado Viña
Lectura estimada: 4 min.

Comparten vida, pasión y horas infinitas de banquillo. José María Fernández (Las Regueras, 1971) y Beatriz Rollán (Valladolid, 1981), coordinadores de fútbol 7 y femenino del CD San Pío X, forman una pareja que ha convertido el balón en eje de su rutina familiar y profesional. Juntos protagonizan el cuarto episodio de 'De generación en generación', la serie de TRIBUNA que recorre las historias que dan sentido al deporte base. Sus hijos, Aitor y Edurne, han crecido entre campos, charlas técnicas y fines de semana organizados en torno a los horarios de los partidos.

"Al San Pío llegué hace cinco años, salí del Don Bosco, me hicieron una oferta para llevar al Aficionado Femenino", recuerda José preguntado por su llegada al conjunto rojiblanco. El técnico sabía, desde el principio, lo que iba a hacer. Es más, acumula ya casi dos décadas en los banquillos: "Lo he tenido claro siempre... Quería entrenar. Me ha gustado siempre dirigir". Su camino, dice, estuvo desde muy pronto ligado al fútbol femenino: "Ya con 18 años creé mi primer equipo de fútbol sala femenino del Valladolid, en el Ferrari...".

Por su parte, Bea, que ha aterrizado este año en el club, vivió una aventura paralela que le ha llevado a estar, como su pareja, en el banquillo. "He llegado al San Pío esta temporada... Pasé por el Don Bosco, me hizo una oferta el Real Valladolid para entrenar en su estructura femenina y este es mi primer año en este club". Ella reconoce que, en su casa, siempre hubo balones y, además, de muchos deportes: "Yo fútbol, si nos referimos a fútbol 11, no he hecho nunca... Empecé con atletismo, he hecho balonmano, he estado en la selección...". Su salto a entrenadora se dio casi por casualidad, tomando una decisión sin pensarlo: "Ese equipo del Don Bosco no tenía entrenador... El presidente me dijo que el equipo lo llevaba yo, aunque José me ayudara. Me sorprendió, te impacta, pero lo llevé bien".

Juntos sí, pero no en el mismo equipo

La convivencia entre ambos dentro y fuera del campo es intensa. Es más, para ellos, es incompatible compartir banquillo. "No, juntos no podemos entrenar. Lo tenemos claro", afirma José. "Llevaríamos las discusiones a casa porque vemos el fútbol de una manera muy diferente", añade. Bea le da la razón: "Siempre he dicho que dos primeras cabezas no pueden estar juntas... Intentaríamos imponer las opiniones del uno por encima del otro".

Aun así, el fútbol es el idioma común en la familia. "Bea y yo no tenemos tiempo ni para discutir... El 90 por ciento de las discusiones son de fútbol", confiesa José. Ella, por su parte, lo ilustra de la misma manera: "Es imposible no hablar de fútbol... Estamos en el campo desde que salimos de trabajar hasta la hora de cenar".

De hecho, viven los fines de semana como si fuera una maratón de partidos. "Vemos más fútbol que películas... mínimo cuatro partidos cada fin de semana", dice José. Bea, en este sentido, reconoce que no se cansa de verlo: "Tengo el domingo libre, ¿quién juega?".

El fútbol, una manera distinta y acertada de educar a Aitor y Edurne

La educación de sus hijos también ha pasado, inevitablemente, por el deporte. "El fútbol nos ha ayudado a educar a nuestros hijos... Son dos niños de chapó, y el fútbol tiene la culpa de que sean así", asegura José. Bea comparte esa visión: "Los deportes te ayudan a muchas cosas... compromiso, respeto...".

Edurne, la más futbolera, destacó pronto. "Edurne va a la selección, y allí la piden las notas. Ese ya es suficiente motivo para esforzarse", apunta él. Ella añade: "Edurne es muy exigente consigo misma". En casa, eso sí, la conversación futbolística no es igual con todos: "Con quien hablamos menos de fútbol es con nuestro hijo Aitor, que es menos futbolero", reconoce Bea.

En cualquier caso, ambos tienen claro que el futuro deportivo de sus hijos lo deben decidir ellos mismos. "Estamos preparados para que ambos jueguen en otros equipos... Sea el Club que sea, ambos van a contar con nuestro apoyo", explica José. "Sabemos que para Aitor es un hobby... Edurne quiere seguir, y si su futuro es el fútbol, se lo tiene que ganar", reitera Bea.

El CD San Pío X, una "familia"

La pareja coincide en un punto clave: el club es mucho más que un sitio donde entrenar. "El San Pío es mi segunda familia, por encima de cualquier otra cosa", dice José. Bea lo describe igual: "El San Pío es una familia. Lo engloba todo... Esto no es un club de venir y marcharse". Tanto es así que su madre, su hemano, su sobrina y el marido de la misma, también se pasan por Los Cerros.

Entre risas, ambos recuerdan incluso los duelos que vivieron enfrentados en los banquillos. "Para los padres vernos enfrentados, con camisetas diferentes, era una gozada... Un show", bromea José. Bea remata entre carcajadas aquel episodio en un torneo: "Me dijo que ya no me invitaba más. Me reprochó que habíamos hecho muchas faltas".

Hoy, de nuevo juntos en un mismo Club, comparten horarios, objetivos y una pasión que no cesa. "No es una obligación hablar de fútbol, sale solo", admite él. Y ella, sin dudar, completa: "Estamos en todo. Bueno, me ha metido él en todo".

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