El filme, coproducción entre España, Rumanía y Reino Unido, aborda la comunicación, la inclusión y los vínculos familiares con la costa gallega como escenario
Shih-Ching Tsou debuta en la Seminci en solitario con 'La chica zurda', una mirada a la resiliencia femenina en el Taipéi contemporáneo
La cineasta taiwanesa, colaboradora habitual del oscarizado Sean Baker, presenta su ópera prima en España dentro de la 70ª edición del festival vallisoletano
El vínculo entre Shih-Ching Tsou y Sean Baker nació en Nueva York, a comienzos de los años 2000, en los pasillos del New School Center for Media. Ella cursaba un máster; él ya se había graduado y comenzaba a trazar el camino que le llevaría, dos décadas después, a ganar el Óscar a la mejor película por Anora. Aquella coincidencia marcó el inicio de una larga complicidad creativa. "Empezamos viendo películas juntos, hablando de cine sin parar... hasta que decidimos rodar una", recuerda Tsou.
De una conversación sobre su infancia en Taiwán surgió la semilla de su primera colaboración. "Mi abuelo me dijo que no debía usar la mano izquierda porque era la mano del diablo", le contó ella. Esa anécdota se convirtió en el germen de una historia que ambos intentaron filmar en su país natal, aunque pronto comprendieron que necesitaban un proyecto más modesto. Con apenas 3.000 dólares cada uno, regresaron a Nueva York y rodaron Take Out (2004), la película que marcaría el comienzo de una fructífera trayectoria conjunta.
Durante los años siguientes, Tsou acompañó a Baker como productora en títulos emblemáticos del cine independiente estadounidense como Starlet, Tangerine, The Florida Project o Red Rocket. Ahora, los papeles se invierten: Baker produce y Tsou dirige. Su debut en solitario, La chica zurda, llega a España tras estrenarse mundialmente en la Semana de la Crítica de Cannes y lo hace en el marco de la 70ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
Ambientada en el Taipéi actual, la película sigue a tres generaciones de mujeres que, tras abandonar el campo, intentan salir adelante en la capital montando un puesto en un mercado nocturno. El relato, de ritmo vibrante y tono íntimo, se articula alrededor de una advertencia tan supersticiosa como opresiva: la niña más pequeña no debe usar su mano izquierda, "la mano del diablo". Con este punto de partida, Tsou construye un retrato sobre la resiliencia y la fuerza femenina en un entorno urbano hostil.
La directora explica que la historia debía verse "a la altura de la niña". "Desde el primer plano estamos a su nivel, caminamos a su lado por el mercado", comenta sobre la interpretación de Nina Ye, una joven actriz que ya era muy conocida en Taiwán desde los tres años por su participación en anuncios publicitarios. "Su madre me aseguró que no necesitaba un coach, y tenía razón: sabía exactamente lo que hacía", añade Tsou.
El reparto se completa con Janel Tsai, reconocida modelo y actriz taiwanesa que encarna a la madre, y Shih-Yuan Ma, una debutante a la que la cineasta descubrió a través de Instagram. "Vi su perfil y supe que era perfecta. Tiene una energía única", confiesa.
El rodaje, realizado con un equipo de apenas veinte personas, combinó profesionalidad y naturalismo. Las secuencias del mercado nocturno se filmaron con iPhones, tanto para pasar desapercibidos entre los transeúntes como para que las actrices se sintieran más libres y cercanas a sus personajes.
Tsou quiso trasladar al montaje la percepción del tiempo desde la mirada infantil. "Los niños viven en el instante; no guardan una memoria larga. Quería que la película tuviera esa misma energía, esa sensación de fugacidad y descubrimiento constante", explica.
Con La chica zurda, Shih-Ching Tsou reivindica su propia voz dentro del cine internacional, sin dejar de lado las raíces ni los temas que la unieron a Baker hace más de dos décadas: los vínculos familiares, la lucha cotidiana y la dignidad en los márgenes.
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