Sergei Loznitsa presenta en Seminci 'Dos fiscales', una reflexión sobre la corrupción y la justicia durante la Gran Purga soviética

El cineasta ucraniano adapta la novela del preso político Georgy Demidov y advierte sobre los ecos del totalitarismo en la actualidad

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Sergei Loznitsa presenta en Seminci 'Dos fiscales', una reflexión sobre la corrupción y la justicia durante la Gran Purga soviética
Sergei Loznitsa presenta en Seminci 'Dos fiscales'.
El autor esMiguel Ángel  Fernández
Miguel Ángel Fernández
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El cineasta ucraniano Sergei Loznitsa, uno de los nombres más destacados del cine europeo contemporáneo, ha regresado a la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) para presentar 'Dos fiscales', su primera incursión en la ficción tras varios años explorando la memoria histórica desde el documental. La película, que competirá en la Sección Oficial del certamen, adapta la novela homónima del escritor y físico Georgy Demidov, víctima de la represión estalinista durante la Gran Purga.

El filme, que ya pasó por el Festival de Cannes, enfrenta a dos figuras contrapuestas del sistema judicial soviético: Kornev, un fiscal de provincias interpretado por Alexander Kuznetsov, y Vyshinsky, el todopoderoso fiscal general del régimen al que da vida Anatoliy Beliy. A través de ambos personajes, Loznitsa construye una reflexión sobre la honestidad frente a la corrupción, y sobre cómo el poder terminó por destruir los ideales que un día sustentaron el Partido Comunista.

Durante su paso por Valladolid, el realizador explicó que la idea de la película surgió tras investigar archivos reales de los juicios estalinistas. "Aquellas acusaciones públicas fueron una estrategia para dividir al pueblo. Detuvieron y ejecutaron a miles de intelectuales, ingenieros o miembros del partido. Lo más terrible es que todos eran inocentes", señaló.

El director recordó también la figura del autor original del libro, Georgy Demidov, a quien definió como "un genio de la física" que trabajó en el proyecto de la bomba atómica antes de ser arrestado en 1938. "Pasó 14 años en un campo de concentración. Escribió sobre su experiencia, pero la KGB confiscó sus manuscritos. No se publicaron hasta la Perestroika, cuando él ya había muerto", explicó Loznitsa.

Para reforzar el realismo del relato, el cineasta rodó en una prisión auténtica de la época y confió en su colaborador habitual, el director de fotografía Oleg Mutu, para diseñar una paleta visual austera, dominada por tonos grises, marrones y borgoñas que evocan el peso del poder y la sangre derramada. El inmovilismo de la cámara busca, según Loznitsa, transmitir "la rigidez del sistema y la sensación de asfixia que generaba el totalitarismo".

El autor de 'The Invasion' reconoció, además, que su intención era establecer un paralelismo entre el pasado y el presente: "Si observamos lo que ocurre hoy en Rusia, encontramos muchas similitudes con lo que sucedió hace 80 años. La sociedad no ha cambiado tanto, seguimos enfrentándonos a los mismos peligros", advirtió.

En su encuentro con los medios, Loznitsa también reflexionó sobre los límites entre documental y ficción, géneros que él considera "diferentes, pero complementarios". "La tecnología avanza tan rápido que llegará un momento en el que no sabremos distinguir lo real de lo falso. Ese será el gran desafío del cine del futuro", concluyó.

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