Ricardo Ten, 'vuela' hasta el oro en la contrarreloj de los Paralímpicos

Ricardo Ten ha dado una auténtica exhibición en el circuito urbano de Clichy-sous-Bois y se ha llevado el oro en la contrarreloj, en clase C1 de discapacitados físicos. Ha logrado una ventaja de 38 segundos frente al alemán Michael Teuber, plata en esta competición.

Ten, de 49 años, salió el último de los diez participantes en la contrarreloj de 14.1 kilómetros y dos rampas, de 4.5% y 4.7%, con salida y llegada en Clichy-sous-Bois. Este es un municipio de 30.000 habitantes situado a 15 kilómetros de París. El español salió muy bien del portón. Con una cadencia fluida y constante, marcó el mejor tiempo en el primer paso intermedio tras imponer una velocidad que le permitió incluso doblar a alguno de los rivales, como el alemán Pierre Senska.

Ricardo Ten paró el crono en 20:39.53, aventajando en 38.61 a Teuber y en 39.41 al polaco Zbigniew Maciejewski. Con esta victoria, se recupera de lo que le ocurrió hace tres años en Tokio durante la misma prueba, cuando un golpe de calor le privó de la medalla. Esta es la tercera medalla que consigue el valeniano en estos Juegos Paralímpicos de París, tras la plata en velocidad por equipos y el bronce, en persecución individual que inauguró el medallero español.

Del agua a la bici

Ricardo Ten puso fin en 2016 a una exitosa carrera como nadador que le llevó a participar en cinco Juegos Paralímpicos. Compitió en los de Atlanta 1996, Sidney 2000, Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2026. En total ganó tres oros, una plata y tre bronces.

Tras dejar de lado el bañador probó el ciclismo. En los ocho años que lleva sobre la bicicleta no ha dejado de acumular metales de todos los colores, tanto en Mundiales como en diversas competiciones internacionales, ganando un bronce en velocidad por equipos en Tokio 2020.

La vida del valenciano, sustentada por una capacidad de superación inigualable, cambió a los ocho años. A esa edad sufrió un accidente cuando estaba jugando con su primo encima de una casa de campo. Había unos hierros cerca y por encima pasaba un tendido eléctrico con tan mala suerte de que, mientras jugaba, una barra de hierro debió de rozarle y se electrocutó. Llegó al hospital con el 75% de su cuerpo quemado, pasó por varias operaciones y sufrió la amputación de los dos brazos y una pierna.