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Los protagonistas del mayor canje de presos entre Rusia y Occidente desde 1985 fueron 24 personas, a lo que hay que sumar a dos menores de edad, hijos de una pareja rusa liberada por Eslovenia.
Los liberados incluyen a periodistas, opositores, agentes de los servicios secretos, varios condenados por espionaje y, por primera vez en la historia, a activistas y defensores de los derechos humanos en un intercambio masivo.
El presidente ruso, Vladímir Putin, había dejado claro hace muchos meses que el agente del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Vadim Krásikov, condenado a cadena perpetua por asesinato en Alemania, era el mayor objeto de deseo del Kremlin en caso de un canje con Occidente. Por ello, no fue casual que Krásikov fuera el primero en descender por la escalerilla del avión y el primero con el que el jefe del Kremlin se fundió en un abrazo.
Los otros siete rusos incluyen a tres acusados de espionaje en países europeos. Artem Dulcev y Ana Dulceva se declararon culpables de los cargos de espionaje y falsificación de documentos ante la Justicia de Eslovenia antes de ser liberados. Mijaíl Mikushin también fue condenado por el mismo motivo en Noruega.
El periodista español nacido en Rusia, Pablo González, también fue acusado de espionaje a favor de Rusia, motivo por el que llevaba encarcelado casi dos años y medio en Polonia.
El jáquer Román Selezniov cumplía 27 años de prisión en EEUU; Vladislav Kliushin fue sentenciado en ese país a nueve años por delitos informáticos; mientras Vadim Konoschenok fue detenido en Estonia y extraditado a EEUU por comprar equipamiento electrónico para la industria militar rusa.
A petición de la defensa, los tribunales rusos habían acelerado en julio el juicio contra el periodista de The Wall Street Journal, Evan Gershkovich, que fue condenado a 16 años por espionaje por un reportaje sobre el suministro de armamento a las tropas rusas que combaten en Ucrania.
En el mismo paquete entró el exmarine Paul Whelan, que cumplía la misma condena también por supuestamente trabajar para la CIA. Les acompañó la periodista ruso-estadounidense Alsú Kurmashova, que trabaja para Radio Free Europe/Radio Liberty.
El presidente de EEUU, Joe Biden, los recibió, incluido Vladímir Kara-Murzá, el periodista ruso que cumplía 25 años de cárcel en Siberia y que colaboró durante muchos años con medios estadounidenses.
Según la prensa alemana, la Justicia alemana dio de muy mala gana el brazo a torcer en el caso de Krásikov, algo que reconoció el propio Biden.
A cambio, cinco ciudadanos alemanes, algunos de los cuales también tenían pasaporte ruso, fueron liberados por Moscú. Putin indultó anoche a los dos condenados por espionaje: Kevin Lik, de 19 años, y Demuri Voronin.
En cuanto a los otros tres alemanes liberados, German Moyzhes y su compatriota Patrick Schoebel aún no habían recibido formalmente una condena en Rusia. Mientras, Rico Krieger había sido indultado hace días por el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, después de ser condenado a muerte por terrorismo.
Por primera vez, según los historiadores, Moscú aceptó canjear a opositores, activistas y defensores de los derechos humanos.
Es el caso de Oleg Orlov, el octogenario dirigente de la organización Memorial, premiada en 2022 con el Nobel de la Paz. Le acompañó otro conocido opositor, Iliá Yashin, quien fue condenado por criticar la campaña militar rusa en Ucrania; y también Andréi Pivovárov, quien trabajó para Rusia Abierta, organización fundada por Mijaíl Jodorkovski.
El canje incluyó a varios colaboradores del fallecido líder opositor, Alexéi Navalni: Lilia Chanisheva, Vadim Ostanin y Ksenia Fadéyeva, la última persona en ver a Navalni antes de su envenenamiento con Novichok en 2020.
La excepción a la regla fue la artista Alexandra Skolichenko, quien fue condenada por sustituir las etiquetas de los precios de un supermercado por mensajes sobre los supuestos crímenes de guerra cometidos por soldados rusos en Ucrania.
Precisamente, el gran ausente en el canje fue Navalni. El opositor debió ser liberado en febrero pasado a cambio de Krásikov, pero Putin torpedeó en el último momento el canje, según denunciaron los colaboradores de Navalni.
El enemigo número uno de Putin murió en una prisión ártica, pero sus colaboradores han sido liberados, de lo que se congratuló su viuda, Yulia Naválnaya, a la que llamó el jueves por teléfono la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, para expresarle su apoyo.
El Kremlin reconoció hoy que entre los ocho presos rusos canjeados con EEUU y varios países europeos había espías de los servicios secretos, intercambio que se produce en medio de un aparente intento de rebajar la tensión diplomática de cara a unas futuras negociaciones de paz para el arreglo de la guerra en Ucrania.
El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, admitió en rueda de prensa que uno de los liberados, Vadim Krásikov, es un miembro del Servicio Federal de Seguridad (FSB), pero que otros tres también eran agentes encubiertos o del espionaje militar ruso.
Además, justificó el recibimiento de héroes que les obsequió Putin: "Es muy importante. Es un homenaje a aquellas personas que sirven a su país y que, después de pruebas muy difíciles, gracias al arduo trabajo de muchas personas, pudieron regresar a la patria".
Krásikov, al que Putin abrazó al descender de la escalerilla del avión tras aterrizar en Moscú, fue compañero de varios guardaespaldas del presidente.
Fue "integrante del grupo de élite 'Alfa' del FSB, en el que sirvió con algunos miembros del cuerpo de seguridad del presidente. Desde luego, ellos le dieron la bienvenida anoche", explicó Peskov.
En declaraciones a la prensa occidental, Putin defendió el asesinato perpetrado por Krásikov al afirmar que había cumplido con su deber patriótico al eliminar a un criminal vinculado con la guerrilla separatista chechena.
Krásikov debió haber sido intercambiado en febrero pasado por el fallecido líder opositor ruso, Alexéi Navalni, pero Putin torpedeó en el último momento el canje, según los colaboradores del político.
Peskov también apuntó, sin dar nombres, que otro de los liberados eran un agente del servicio de inteligencia militar (GRU).
"Los americanos intentaron presionar a ese agente del GRU (...) Encontraron aquí al padre. Hubo una conversación telefónica. El padre, contra lo que esperaban, le dijo a su hijo que lo está haciendo todo bien", señaló.
El Kremlin reconoció que la pareja formada por Artem Dulcev y Anna Dulceva, que admitieron antes de ser liberados en Eslovenia los cargos de espionaje, eran "agentes encubiertos".
Peskov explicó que Moscú decidió incluirlos en el canje, porque "existía la amenaza real de privación de la patria potestad, si seguían allí".
Sus dos hijos "ni siquiera sabían quién es Putin (...), descubrieron que eran rusos sólo cuando el avión despegó de Ankara. Antes de esto, no sabían que eran rusos y estaban relacionados con nuestro país", dijo.
Peskov agregó que los menores de la pareja, que utilizaba identidades argentinas falsas -Ludwig Gisch y Maria Rosa Mayer Munos-, ni siquiera sabían hablar en ruso.
"Por eso (el presidente ruso, Vladímir) Putin les saludó en español, les dijo 'buenas noches'", señaló.
En Liubliana, la capital eslovena, tenían alquilado un local donde se dedicaban al comercio de inmuebles y antigüedades hasta su detención en diciembre de 2022.
A su vez, el Kremlin declinó explicar el motivo de la inclusión en la lista de canjeados al periodista español de origen ruso, Pablo González, que llegó anoche a Moscú tras casi dos años y medio encarcelado en Polonia por espionaje.
"El motivo de la inclusión y esos detalles no pueden ser objeto de discusión pública", respondió Dmitri Peskov, portavoz presidencial, a una pregunta de EFE.
Nieto de un niño de la guerra, el reportero de 42 años, que colaboró con la agencia EFE entre otros medios, nació en Moscú en 1982 como Pável Rubtsov, pero se trasladó a España donde adoptó el nombre de Pablo González.
El Gobierno polaco afirmó este viernes que dejó en libertad a González por ser "un miembro leal de la OTAN, un aliado leal de Estados Unidos", tras lo que la investigación abierta contra el español, al que tachó de "espía con doble ciudadanía", quedó archivada.
González llevaba encarcelado dos años y cinco meses en prisión preventiva bajo sospecha de espionaje en favor de Rusia, aunque Varsovia nunca presentó cargos contra él.
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