El Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid dio a conocer este domingo el palmarés completo de su 26ª edición
Guillermo Hernández: "Si te obsesionas en las notas y te olvidas de vivir, tu obra no tendrá interés humano"
El joven prodigio del piano actuará este viernes en su ciudad natal, Valladolid, con motivo de los 40º Premios Castilla y León junto a la OSCYL
Guillermo Hernández Barrocal es un joven pianista vallisoletano que resultó ganador del último Jeune Chopin celebrado en Suiza, uno de los más antiguos y prestigiosos concursos de piano del mundo. Con tan solo 16 años, es una de las firmes promesas de la música en España y Europa. El joven intérprete ha participado en numerosos concursos en España obteniendo los primeros premios, así como en ciudades europeas como Sofía y Bruselas, y resultando semifinalista en el 'Nutcracker' de Moscú.
Ahora se prepara para tocar este viernes en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos de Valladolid como solista invitado en el concierto extraordinario de La Orquesta Sinfónica de Castilla y León, que conmemora los 40º Premios Castilla y León. Con motivo de su participación en el evento, Guillermo concede una entrevista a Tribuna en la que comparte sus logros y metas, pero también los desafíos y frustraciones propias de un adolescente. El artista afronta el concierto ilusionado. "Es el programa ideal en el sitio ideal con la orquesta ideal, no puedo pedir más", explica.
PREGUNTA: Con solo 8 años ofrece su primer recital y a los 11 debuta como solista con el concierto nº3 de Beethoven. Comenzando desde una edad tan temprana, ¿ha tenido algún momento de duda o inseguridad en su carrera como pianista?
RESPUESTA: He tenido algunas dificultades relacionadas con el aguante de la presión en ciertos momentos, y supongo que como cualquier profesional, he tenido mis altibajos, pero la meta nunca la he abandonado.
P: En 2021 grabó su primer disco, ¿qué significa este disco para usted? ¿Qué le gustaría transmitir con él?
R: Este disco es un proyecto que a mí, en su momento, me hizo mucha ilusión. Ahora que lo escucho con perspectiva refleja una visión en general mucho más infantil, porque naturalmente han pasado unos cuantos años, en los que se madura bastante. En él veo entusiasmo, veo ganas de abarcar grandes cosas y también veo alguien muy abierto al progreso. Hay muchas cosas que si grabara hoy, las haría distintas y tengo la esperanza de que mejores.
P: ¿Tiene pensado grabar más en un futuro?
R: En un futuro sí, por supuesto, pero por el momento no tengo nada en mente relacionado con discográficas.
P: ¿Quiénes son sus principales influencias musicales?
R: A nivel compositivo yo diría Chopin, Schumann y Rachmaninov. En cuanto a intérpretes, del pasado puedo citar a Horowitz, Rubinstein, a Heifetz… y del presente mi actual maestro, Martín García. Él sería la influencia fundamental en este momento de mi vida. Puedo nombrar a otros pianistas como Arcadi Volodos, Martha Argerich, Radu Lupu…
P: ¿Cómo se mantiene inspirado y creativo en su práctica diaria?
R: La inspiración es algo muy abstracto, muy volátil, muy frágil… depende un poco del momento. Hay ocasiones en las que el escuchar a alguien admirado me puede ayudar, hay otras en las que puede producir el efecto contrario, en ese momento procuro darme un paseo, pensar en la música pero fuera del instrumento o irme a otros intereses.
P: Actualmente tiene 16 años. ¿Cómo mantiene el equilibrio entre la vida personal y la carrera musical a una edad tan joven?
R: (Ríe) Pues, no lo mantengo... La verdad es que no es fácil. Tengo la suerte de contar con unos padres que me apoyan en toda circunstancia y eso es lo que fundamentalmente me ayuda a mantenerme… No quiero decirlo así porque suena muy exagerado... Tengo que mantenerme cuerdo, con los pies en la tierra porque la música es muy poderosa en todos los sentidos, muy inspiradora, muy artística, pero también puede ser como un agujero negro. Es decir, te puede arrastrar hacia una singularidad gravitatoria... te quedas 'en el pozo'.
"La música es muy poderosa en todos los sentidos, muy inspiradora, muy artística, pero también puede ser como un agujero negro, te puede arrastrar hacia una singularidad gravitatoria. Te quedas en el pozo"
P: Ha actuado en numerosas ciudades de España, así como en Italia, Bélgica, Bulgaria y Rusia, entre otros. ¿Cómo se prepara mentalmente antes de una actuación importante y cuál ha sido su concierto más memorable hasta ahora?
R: Cuando uno ya ha dado muchos conciertos, 'muchos' es un término relativo porque llevo solo unos pocos años, la experiencia te invita a restarle importancia. No en el sentido valorativo porque yo aprecio muchísimo tocar para un público, a mí eso me encanta, sino en el sentido de no montar ningún ritual en torno al concierto, evitar un poco la superstición.
Intento olvidarme de la presión que supone una sala, en primer lugar porque es irracional, quiero decir, yo voy e interpreto un programa que ya está preparado y que ya he tocado en casa. Si mi objetivo es ofrecer la mejor versión de lo que yo puedo hacer, el estrés o la ansiedad no ayudan para nada. La experiencia me ha enseñado eso. De todos modos siempre cuando se acerca la fecha tendemos a ponernos más nerviosos.
En cuanto a mi concierto más memorable, hay varios, yo citaría los más recientes porque son los que más satisfacción me han dado. Hace un año di un concierto en el Auditorio de León por el aniversario de Rajmáninov y llevé un programa de Beethoven, Chopin y Rajmáninov. Por las fechas coincidió con Semana Santa, vino muy poquita gente y ese ambiente tan familiar de 'petit comité' tuvo un efecto revitalizador en mí. Creo que me influyó positivamente en la forma que tuve de tocar porque hizo que me relajara particularmente.
P: En enero fue el ganador en su categoría del Jeune Chopin celebrado en Suiza, ¿qué sintió al conocer este logro?
R: Pues en ese momento estaba tan abrumado por la presión de la espera que cuando anunciaron los resultados yo no sabía ni qué decir ni que pensar, me quedé un poco en 'shock'. Durante una expectación tan importante, uno se monta mil escenarios distintos en la cabeza y cuando oye por fin la noticia tiene un periodo de shock. Luego naturalmente estuve muy muy contento.
"Es el programa ideal en el sitio ideal con la orquesta ideal, no puedo pedir más"
P: ¿Cuáles son sus objetivos a corto y largo plazo?
R: A corto plazo, de aquí a unos meses o a un año, alcanzar ciertos ideales artísticos que tengo en mente, muy abstractos, difíciles de explicar y relacionados con el rigor de la interpretación y con alcanzar una mayor comodidad tocando, ya no solo en el escenario, sino en general. Y también expandir mi repertorio, quiero profundizar especialmente en la música de Bach, mejorar mi polifonía…
En cuanto a metas a largo plazo, ocasionalmente me sumerjo en el complicado mundo de la composición. Yo creo que componer es la actividad humana más frustrante que existe y al no poder dedicarme a ella en cuerpo y alma, todavía no he sacado verdadero frutos de esa actividad. De aquí a diez años me gustaría empezar a componer seriamente, pero eso lo veremos con el tiempo, porque requiere muchísimo esfuerzo y muchísima dedicación.
"Hay una etapa de la vida que es complicada en todos los aspectos, la transición de niño a adulto, en la que las cosas, artísticamente, parece que se van a caer por un acantilado"
P: ¿Qué consejos le daría a otros jóvenes músicos que aspiran a seguir sus pasos?
R: Adelante. (Ríe). Y mira, esto me lo dijo el maestro Joaquín Achucarro, una cita preciosa: "No te dejes abrumar por las horas negras, que serán muchas, porque después vendrá la aurora". Creo que no fue exactamente con esas palabras, pero la idea queda condensada en esa frase y es lo mejor que podría decir humildemente a músicos jóvenes. Les diría eso por una sencilla razón, que es la pura verdad. En nuestro trabajo necesitamos confianza y esperanza en que lo que hacemos porque va a servir para algo en el futuro. Hay una etapa de la vida que es complicada en todos los aspectos, la transición de niño a adulto, en la que las cosas, artísticamente parece que se van a caer por un acantilado. Y en esa etapa lo que hace falta es esperanza en que todo pasa, hay que relajarse y no frustrarse tanto.
Otro consejo que les daría es no obcecarse en que para tocar bien hay que estar 24 horas al día metido en una habitación con un piano (o el instrumento que sea), rompiéndose la cabeza con partituras, y no. A tocar bien se aprende viviendo, con experiencias. Cuanto más vivas más rica tienes la imaginación, la paleta sentimental… Si te obsesionas tanto en las notas y te olvidas de vivir, no tienes nada que decir, solo unas notas detrás de otras, y eso no tiene interés humano.
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