El Real Valladolid regresó a la senda de la victoria (3-1) y lo hizo, cómo no, en el José Zorrilla, feudo al que se aferra para luchar por el ascenso, siendo, de hecho, el segundo mejor local de toda la categoría, ya que ha sacado 11 de las 15 victorias que suma en total. Sin embargo, la puesta en escena no pudo ser peor. Los blanquivioletas, entre los pitos merecidos por parte de su afición, encajaron un tempranero gol, al que tuvieron que reaccionar después de estar con un jugador más en el campo durante más de 75 minutos. 

GRITOS CONTRA PEZZOLANO Y GOL DEL RIVAL

Se esperaba un ambiente irrespirable en el José Zorrilla y con razón. El hecho de no haber cesado a Paulo Pezzolano alentó a los aficionados a protestar en contra de su figura, como viene siendo habitual prácticamente desde que empezó la temporada. Volvieron a pedir su dimisión, igual que en otras ocasiones, pero quizás con menos intensidad y eso que el partido pedía a gritos, nunca mejor dicho, enfadarse no solo con Pezzolano, sino con la gestión del Club en general.

El gol de Jon Bautista (0-1) tras un robo en campo rival del Éibar en salida de balón provocó que se intensificaran las protestas con el Fondo Norte como protagonista, que no animó durante los primeros 10 minutos, aunque luego sacara una pancarta que decía lo siguiente: 'Directiva Sin Rumbo. Equipo a la deriva'. Ya en el 12', había convocada una pañolada en pleno encuentro coincidiendo, además, con la expulsión de Berrocal, clave en el devenir del partido que pasó a ser dominado por el Pucela, pero más con corazón que con cabeza porque sabían que su entrenador se jugaba el puesto. De hecho, antes de que el Éibar se quedara con 10, Sylla ya había empatado el partido, pero su gol fue anulado por una supuesta falta que solo Lax Franco vio.

Los locales, aunque el reloj no corría a su favor, lo siguieron intentando con centros laterales que no encontraban rematador, algunas ocasiones por demérito en la acción y en otras por los constantes despejes de la zaga armera que no quería ver el balón cerca de su portería. De hecho, apenas trenzó jugadas de peligro, ya que se dedicó a defender la renta y a intentar desesperar al Real Valladolid que llegó al descanso por debajo en el marcador ante los pitos de Zorrilla, que está cansada de la situación.

REMONTADA Y SENTENCIA

El Éibar resistió hasta la reanudación con inferioridad, pero el Pucela salió con más hambre y ambición, sabiendo que era el ahora o nunca si realmente deseaban que el técnico continuara al frente del equipo. Primero fue Meseguer en la salida de un córner el que empató el partido con un remate de tacón inverosímil (1-1) que levantó al José Zorrilla y sorprendió a Luca Zidane que vio cómo el balón entraba en la portería sin que él pudiera hacer nada.

Dos minutos después, le llegaba el turno al que más lo estaba intentando y al MVP de la remontada, ya que fue él el que provocó la expulsión, el que se echó al equipo a la espalda y el que firmó el segundo gol de los locales y, por ende, el mejor tanto de la tarde. Hablamos de Mamadou Sylla que encontró al joven Isra Salazar como aliado que le dio un gran balón filtrado que el '7' hizo bueno yéndose por velocidad de los centrales y definiendo con calidad ante Zidane (2-1). La locura se apoderaba de Zorrilla porque en muy poco margen de tiempo el Pucela dio la vuelta al partido y al futuro de Pezzolano, que estuvo a punto de caer al precipicio como pasó ante el Cartagena con aquel gol de Cédric. ¿Quién lo diría a estas alturas de la temporada? Posiblemente nadie.

Salazar, otro de los jugadores que se ha llevado una merecida ovación de Zorrilla, marcó el tercer y último gol del partido (3-1) que pudo ser el antes y el después para igualar el golaverage, pero los de Pezzolano se conformaron con un resultado que alivia el ruido generado en los últimos días, a pesar de que aún haya el rún rún de si este equipo es, finalmente, capaz de mantenerse vivo en la lucha por el ascenso, algo que cuando marcó Bautista empezaba a cuestionarse.