El Caja Rural Aula Valladolid mejoró en defensa y arrastró el comprensible cansancio de pretemporada para empatar (23-23) ante las Lobas Oviedo en el segundo partido de pretemporada. Tras el empate se lanzaron siete metros para dirimir el ganador del el XXIII Open San Mateo y, en esta ocasión, la victoria fue para las carbayonas, que estuvieron más acertadas.

Las vallisoletanas se acercaron durante quince minutos a la versión que buscan y se vieron lastradas en los últimos minutos en ataque debido al cansancio que las jugadoras acumulan en las piernas. El partido comenzó con un ritmo alto y las blanquiazules marcando el camino desde los primeros minutos gracias a una férrea defensa que les permitió correr y ser muy superiores hasta el ecuador de la primera mitad (2-8), cuando el partido comenzó a igualarse por los múltiples cambios que introdujeron ambos entrenadores.

Hasta ese momento, las vallisoletanas se habían mostrado intratables. Quince minutos que resumen a la perfección lo que este Caja Rural Aula Valladolid quiere hacer esta temporada: defender muy bien y finalizar en primera o segunda oleada. Una oda al balonmano sin pausa. Pero, como en todas las pretemporadas, aún quedan muchas cosas que pulir. Desde el ajuste físico necesario a los pequeños cambios tanto en ataque como en defensa. Por delante aún quedan diecisiete días para que el Caja Rural Aula Valladolid engranase sus engranajes a la perfección. Con todo, al descanso se llegó con un 10-13 que ajustaba el partido para la segunda mitad.

Una segunda parte en la que volvió a haber muchos cambios, idas y venidas. Al fin y al cabo, lo que importa en estos amistosos son las sensaciones más allá de los resultados. Volvieron a empezar mejor las blanquiazules, pero las Lobas Oviedo supieron sobreponerse desde la defensa para empatar el partido en los últimos instantes gracias a la exclusión de Teresa y a un siete metros ya sobre la bocina (23-23).