Pues sí que en ocasiones el disfraz ha sido y es motivo de jolgorios y risas entre cuantos adoptaban esos hatos de compostura e ingenio que generaba en más de una ocasión risas, cuchufletas y momentos graciosos como el que os traigo hoy de un espigado recuerdo de un domingo de la peña del ayer.

Uno de los policías locales, Mariano García, tiene en su mano la pistola de aire y muelle mientras el grupo disfrazado ríe y posa a la puerta del Santuario entre faroles y carrozas. Alejandro Rodríguez 'Zurdo' sonríe bonachón la escena resguardados sus ojos con los cristales ahumados que le protegen del sol.

Uno de los hermanos Castellanos Nicolás, alto y larguirucho, ataviado con el gorro de peregrino como si se dispusiera a emprender el camino de Santiago, parece como si citara para colocar un par de banderillas al objeto que apunta a los dos presos fugados de la cárcel de papel. Uno de ellos es Geñete Cantalapiedra, aficionado taurino de postín, ya fallecido, que ocupaba asiento en el tendido 7 de las Ventas y sabía de toros y toreros más que Briján. Y al lado de un tapado Robin de los bosques al que solo le vemos el arco, la pluma y el sombrero, y que me cuentan es Manolín Álvarez Negro.  Luis López "nervio" fumando un pitillo y mirando distraído a la lontananza mientras marca señal con la cachava peñera. De estos tres principales elementos decían sus amigos: "Eugenio, Manolín y el gallego de Marín, que trabajaban en la SEAT".

El grupo ríe por una pistola que disparaba taponcillos de corcho. Y es que con cualquier cosa nos entretiene y despierta la añoranza. Como esta fotografía que me pasa el Grupo Ayer y Hoy de 1972.