
La provincia es una de las integrantes del núcleo en mejora de la 'España vaciada', el que forman las provincias que no aunque tienen un problema con la población,tienen fuerza económica.
Valladolid es, por pleno derecho, una de las provincias de la denominada 'España vaciada', pero su problema es mucho más que falta de población. Así se describe en el informe de Funcas 'La despoblación de la España interior' sobre este fenómeno que incluye a la provincia en el denominado núcleo duro de este fenómeno, formado por aquellas que además de perder población pierden oportunidades y futuro. La provincia está en el grupo de la España despoblada que remontar, es decir, que gana fuerza económica además de población.
La que podría llamarse la España despoblada estaría así formada por las provincias que cumplen conjuntamente los dos criterios siguientes: tener una tasa de crecimiento demográfico negativa entre 1950 y 2019, y contar en este último año con una densidad de población inferior a la media nacional, excluyendo del cómputo en ambos casos las capitales de provincia y las ciudades de más de 50.000 habitantes. Bajo esta aproximación, las provincias en las que existen territorios susceptibles de ser considerados como áreas despobladas son 23, y en esa lista están las nueve provincias de Castilla y León, también Salamanca.
Sin embargo, no hay una sola 'España vaciada', sino varias. Según el informe se puede diferenciar entre una España despoblada que decrece, una España despoblada que se estanca y una España despoblada que remonta, que forman tres niveles. En el escalón más bajo se encuentra Valladolid, que junto a Burgos son lás únicas provincias de Castilla y León que están en este nivel, mientras que el resto de la Comunidad está en el preocupante nivel de la España que decrece.
En conjunto, las 23 provincias albergaban en 1950 el 34,1 por ciento de la población española (incluyendo aquí capitales y ciudades de más de 50.000 habitantes) y generaban el 26,7 por ciento del Valor Añadido Bruto (VAB) y el 33,5 del empleo total, mientras que en la actualidad acogen el 18,1 por ciento de la población, producen el 16,1 por ciento del VAB y aportan el 17 por ciento del empleo.
ATISBOS DE MEJORÍA
El grupo 3 es el que tiene mejores indicadores económicos: un VAB per cápita cla-ramente por encima de la media, baja tasa de desempleo, elevado peso del sector industrial y, aun habiendo perdido población, la presencia de importantes núcleos capitalinos les ha permitido una creación de empleo positiva. Pero en cuanto a la demografía, ocupan una posición intermedia entre los otros dos grupos (la España que retrocede y la España que se estanca) , con algunos problemas de envejecimiento y escasa densidad poblacional. Esta es la España despoblada que remonta, donde se encuentra Valladolid junto a otras nueve provincias del resto del país.
Este fenómeno de la despoblación de numerosas provincias españolas va en paralelo a la pérdida de peso económico y a la destrucción de empleo. La tasa de crecimiento medio anual acumulativo del PIB desde 1950 ha sido casi un punto porcentual inferior a la media nacional en Soria, Ávila, Cuenca, Zamora, Palencia, Segovia y Ourense, y más de medio punto inferior en Salamanca, León, Lugo, Badajoz, Huesca, Teruel y Ciudad Real. En un espacio de tiempo tan largo, 67 años, diferencias de un punto de crecimiento al año, incluso de medio punto, provocan una brecha enorme entre los distintos territorios del país.
El Valor Añadido Bruto (VAB) de la provincia de Salamanca es el decimotercero más bajo del país y no sólo estaba por debajo de la media en 1950, sino que ha ido perdiendo posiciones desde entonces. Un dato que redondea la inclusión de la provincia en el color más oscuro del mapa del futuro.
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