
Diego Galaz y Jorge Arribas son Fetén Fetén. Y son músicos inteligentes, brillantes, guapos y divertidos. Les vuelve locos actuar en directo y hacer música iconoclasta. Su pasión, una pasión obsesiva y maravillosa, es la música. Aquí, en el Patio Herreriano, esta noche de agosto, el personal está olvidando lo que pasa ahí fuera porque sus canciones molan y porque está cayendo la noche y eso siempre es una invitación a soñar.
Es lícito y hasta necesario señalar que la preparación del ciclo 'A cielo abierto' que ha llevado por todos los rincones de Valladolid cine, música y teatro ha costado lo suyo. Pero Juan Ignacio y Charo resumen las dificultades con horas de dedicación y con una premisa: mejorar cada día. Montar este ciclo en estos tiempos que corren ha supuesto un esfuerzo enorme pero que el espectador haya podido disfrutar de la belleza de la cultura y el talento de todos los participantes constituye su mejor obra. ¡Enhorabuena!
Las canciones de FF tienen vida gracias al talento de Diego Galaz y Jorge Arribas. Sus palabras fascinan al respetable y su música desnuda a la realidad. Confían en la fuerza de la música para presentarla de manera natural huyendo de artificios y parafernalias.
La comunicación más pura reside en el gesto y en la voz. Aquí se encuentra la esencia del poder de Fetén Fetén. Vivimos en una época tan medieval que no necesitan remarcar su música con adornos para llegar al corazón del público.
El artista en estos tiempos que corren es como el médico y cumple una función fundamental en la sociedad. Una función ética. Están muchas horas ensayando, buscando que pase algo para cuando llegue la hora de presentarse ante el público poder ofrecérselo. Y compartirlo. Cada uno después desde su butaca, su silla o de pie lo vehicula de manera diferente y esa es la grandeza de la música, del arte como forma de conocimiento. Es por lo tanto un código abierto.
Un buen concierto tiene que llegar a todo el mundo. Ese es su verdadero éxito. Y tiene que sonar en algún momento algo que recuerdas y que te haga olvidar estos días llenos de incertidumbre. Eso es lo peor, me dijo Juan Ignacio, la incertidumbre. En estos días donde me siento esquivo, irritable, cobarde, animoso, taciturno, receloso y perturbable, la música de Fetén Fetén nos invita afrontar los hechos con dignidad y aplomo. Quizá esa sea la mejor noticia sobre nosotros mismos.