Pasión intacta

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Pasión intacta
El autor esÁgreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.

Los aplausos del final, tranquilos, compactos, sostenidos, explicaban lo oído: ese había sido el universo de Johannes Brahms, su fascinante Sinfonía n.º 1 en do menor, op. 68, había penetrado en el corazón del oyente de una manera inequívoca. Dirige esta noche a la OSCyL el director Marc Albrecht que supo mantener el suspense y el riesgo que lleva implícita la música de Brahms.

Y eso que había empezado el concierto con un estreno, siempre que hay un estreno en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del CCMD me pongo en lo peor. Si eres capaz de superar eso, date por contento. Esta tarde estrenaba Unsuk Chin (1961) su obra Frontispiece y que quieren que les diga aquello resultó un auténtico suplicio para qué me voy a andar por las ramas.  Si hubiera sido un plato se lo hubiera mandando retirar al camarero.

Costó Dios y ayuda reponerse del "percance" y recibir al trompa Radovan Vlatkovic que iba a ejecutar el Concierto para trompa n.º 2 en mi bemol mayor, K.417.  Hay en la música de Mozart disciplina, respeto, tolerancia, dialogo a raudales. Su música abraza al oyente, le hermana, en una palabra. Y todo con una disciplina que ya quisieran los profesores de la ESO para sus alumnos.

Este concierto que estamos escuchando esta tarde armónicamente parece muy sencillo, pero no lo es.  Tiene momentos de explosión creativa gigantesca, pero todo dentro de una disciplina, esto no es el Congreso de los Diputados. El silencio, se agradece, mientras Vlatkovic demuestra su maestría y produce en el oyente una especie de recogimiento que solo se puede disfrutar cuando entras en una sala de conciertos y escuchas a un grande como Mozart.

Silencio, explican los lingüistas deriva de los verbos en latín taceo y sileo. Y ambos significan ausencia de movimiento y ruido.  Conviene para la salud recuperar el silencio como valor y práctica en nuestras alborotadas vidas.

Mozart simboliza como nadie el arte de abrazar todos los elementos de la vida, de una comunidad, de la complejidad humana, el intento de unir al mundo, a las personas a través de la música. Era un visionario por eso en su música cabe todo, se explica todo.

Mozart, un compositor al que admiro profundamente. Quizás esa admiración que le profeso sea una forma de emoción que me produce descubrir la belleza de sus notas tan próximas y a la vez tan lejanas, tan, en suma, infinitamente recomenzadas.

 

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