El procurador del Grupo Parlamentario Popular se retira de la política tras adquirir diferentes responsabilidades, las cuales no le han permitido pasar más tiempo con sus hijos
Ramiro Ruiz Medrano: "La familia es la gran perdedora de toda mi trayectoria política"
El procurador del Grupo Parlamentario Popular se retira de la política tras adquirir diferentes responsabilidades, las cuales no le han permitido pasar más tiempo con sus hijos
Después de más de cuatro décadas de trayectoria política, Ramiro Ruiz Medrano (Renedo de Esgueva, 1958) se sienta en la sede provincial del Partido Popular, en la vallisoletana calle Santiago, para conceder una de sus últimas entrevistas como cargo electo. El histórico dirigente, que comenzó su andadura política en 1979 como joven concejal independiente en su pueblo, anuncia su retirada con la serenidad de quien siente la etapa cumplida y el agradecimiento intacto.
Hijo de la Transición y defensor acérrimo del consenso, repasa, en declaraciones a TRIBUNA, una trayectoria marcada por alcaldías, presidencias y responsabilidades institucionales, pero también por sacrificios y un espíritu municipalista que -confiesa- jamás abandonó. A las puertas de su jubilación, Ruiz Medrano reivindica el diálogo, la concordia, reconoce errores, agradece los apoyos brindados y mira al futuro con un propósito firme: recuperar el tiempo perdido en casa y colaborar como voluntario en una ONG.
PREGUNTA: ¿Hacía mucho tiempo que pasaba por su cabeza jubilarse?
RESPUESTA: Sí, todo tiene un principio y todo tiene un final. Después de varias décadas ejerciendo, esta labor política tenía que terminar en algún momento, y este era el más oporteño. Empecé en el año 1979, cuando fui concejal de una lista independiente en Renedo que se llamaba Asociación Juvenil Independiente (AJI). Doy un paso al lado con naturalidad, y lo hago con total agradecimiento.
P: ¿AGI se acercaba a Alianza Popular?
R: No, no tenía nada que ver. La asociación surge de los albores de la democracia, de un grupo que no paraba de moverse entre los colectivos culturales y sociales. Queríamos hacer algo por nuestro pueblo. Salí elegido concejal al encabezar la lista, pero dimití porque iba a cumplir las milicias universitarias. El resto de concejales ya lo sabían porque es lo que habíamos acordado.
P: Reconoce que "no tenía nada que ver", pero ideológicamente hablando...
R: Había de todo. Éramos muy jóvenes para definir nuestras respectivas ideologías. Me afilié al Partido Popular cuando fui alcalde, pero antes no lo había hecho. Aunque, en ese momento, recordemos que aún no era Partido Popular, sino Alianza Popular.

P: Le he escuchado decir que no le gustan las nuevas formas de hacer política.
R: Has escuchado bien. Respeto a todas las personas porque hacen política de la manera que estiman oportuno. Unos lo hacen basándose en sus intereses personales, y otros lo hacen basándose en los intereses de los partidos. Soy hijo de la Transición, y en la Transición se buscaba el consenso y la concordia, ahora todo eso se ha perdido. Se busca el enfrentamiento, y no la forma de satisfacer a la ciudadanía. El objetivo debería ser mejorar la sociedad que todos compartimos y en la que vivimos. Y eso solo se cumple a través del diálogo porque la razón no solo la tienes tú, la puede tener también el de al lado. Ese espíritu de la Transición ha desaparecido.
P: Ese enfrentamiento, en esa, como define, nueva forma de hacer política, también es culpa del Partido Popular.
R: Cuando hablo de este tema, no solo me refiero a un partido político, me refiero en general, teniendo en cuenta que los políticos, y me incluyo, también tenemos la culpa de contribuir a esta nueva forma de hacer política. Lo que hacemos en cada Ayuntamiento, Diputación, Cortes, Senado o Congreso se traslada a la sociedad. Y si la sociedad está crispada... la culpa es nuestra. La situación actual es dura y nadie la entiende, y los políticos no pueden echar más leña al fuego.
A veces, por buscar el titular, el político lanza un insulto, y los periodistas acaparáis portadas con ello. ¿Eso qué tiene de positivo para la sociedad? Absolutamente nada.
P: ¿Y ese enfrentamiento cómo se puede evitar?
R: Recuperando el espíritu de la Transición, a través de la concordia y el diálogo. He aprendido muchas cosas, a lo largo de todo este tiempo, que son fundamentales: la importancia de la humildad, la importancia del compromiso con lo que haces, y la importancia de la honradez y la generosidad.
P: ¿Hay algún político actual que le recuerda a la época de la Transición?
R: Hay muchos políticos, de muchos partidos, que me llevan a esa época. La Transición no es potestad de nadie en particular, es de todos los ciudadanos y de todos los políticos de la época: Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Felipe González o Manuel Fraga. Todos fueron partícipes.
P: Al menos, usted ha conseguido lo más complicado: que todos se pusieran de acuerdo para aplaudirle.
R: (ríe). Cuando subí a la tribuna, no sé si será mi última vez, espero que sí lo sea, tenía un miedo: que las emociones se apoderasen de mi cuerpo. Era un momento muy emotivo para mí. Aguanté todo lo que pude hasta que vi el aplauso, que fue el momento en el que se me saltaron las lágrimas. Uno es humano.

P: ¿Le sorprendió?
R: Me sorprendió que todos me aplaudiesen. Fue unánime, desde Pablo Fernández, Francisco Igea, partidos que no tienen nada que ver con el PP... Muchos, de otras bancadas, se acercaron para darme las gracias, y para abrazarme. También se las doy yo a todos, incluidos los afiliados de esta casa, de la sede del PP provincial, donde siempre me han apoyado. Los afiliados son los que, en realidad, sustentan al partido.
P: Ha sido usted alcalde, diputado nacional, senador, presidente de la Diputación, concejal en el Ayuntamiento de Valladolid, vicepresidente primero de las Cortes de Castilla y León, delegado del Gobierno en Castilla y León, procurador... No sé si le hubiese gustado ser presidente del Gobierno. Es lo que le falta.
R: (ríe). A mí me hizo mucha ilusión ser alcalde de mi pueblo, de Renedo. Y lo digo con total claridad. Cuando fui alcalde, tenía 24 años, era un recién salido del... horno, de la adolescencia. La gente confiaba en mí para atender sus necesidades. Fui 16 años alcalde. Siempre estaré agradecido. En cuanto al resto, todos los puestos son importantes, pero ser alcalde de mi pueblo significaba que los vecinos te querían, te apoyaban... Aun así, mi mejor recuerdo es haber sido monaguillo. La gente te miraba mucho, y era algo diferente.
P: ¿Y alcalde de Valladolid?
R: Nunca se ha pasado por mi cabeza ser alcalde de la ciudad, que ha tenido muy buenos regidores, como Tomás Rodríguez Bolaños, Javier León de la Riva, Óscar Puente y Jesús Julio Carnero. Este último lo está haciendo fantásticamente bien. Jamás hablaré mal de un alcalde porque todos intentan hacer lo mejor posible para su ciudad. Todos han puesto la carne en el asador para mejorar Valladolid.
P: Sé sincero. Una vuelta del hijo pródigo...
R: Pues mira, te voy a ser sincero, como dices. Cuando salí de Renedo en el año 1999, prometí a mis vecinos que iba a terminar mi carrera política siendo alcalde de mi pueblo. Y la verdad es que no lo voy a cumplir.
P: Pero, ¿no lo va a cumplir porque no puede o porque no quiere?
R: No lo voy a cumplir por una sencilla razón: porque no voy a volver a la política. Esta promesa se suma a alguna que tampoco, a lo largo de mi trayectoria, he cumplido.
P: ¿Y no le han animado a que la cumpliese? Habrá recibido muchos mensajes...
R: La gente ha sido excesivamente generosa conmigo. No soy tan buena persona, tan buen político, o tan buen gestor, como dicen. Soy un tío normal. Es agua pasada lo de volver a ser alcalde de Renedo porque quiero dejar la política.

P: Analizo su trayectoria, y saco una conclusión: le gusta más la política cercana, la política municipal, o la política regional que la nacional.
R: No te quito ni una coma. Tienes toda la razón. Ejercer como tal en la política nacional fue de rebote. Entré en la lista de relleno, como se suele decir. Algunas personas renunciaron al puesto 3, porque pensaban que no iban a salir. Me pilló de sorpresa.
P: Estaba verde, aunque ese no sea su color político.
R: (ríe). No supe asumir bien el papel de diputado nacional. No estaba mentalmente preparado. Reconozco la gran labor que hacen los alcaldes y concejales, es fundamental para la estabilidad del municipio en cuestión. Todo el mundo se confiesa con el alcalde. No solo van a pedirle cosas, sino a desvelar confesiones. Y el alcalde busca la concordia, y no el enfrentamiento. Nunca va a echar más leña al fuego de la que ya hay.
P: Hablando de confesiones. ¿No ha querido estar más cerca de Génova, 13?
R: Nunca. De corazón te lo digo. No he entrado, ni he querido, en el Comité Ejecutivo Nacional. Es cierto que he sido presidente del Partido Popular en Valladolid, pero Madrid no me atrae. Te estaría mintiendo si te dijera lo contrario. Recuerdo que me llamaron, desde Génova, 13, para ser delegado del Gobierno en Castilla y León. Llevaba muchos años en la diputación provincial y quería coger algo de oxígeno. Quería estar más tranquilo, atender a la familia, que es la gran perdedora de mi trayectoria política. Mi mujer, cuando yo me casé ya sabía a lo que me dedicaba, pero mis hijos no tienen la culpa de la profesión de su padre. Pasé de dar clases a dedicarme a la política.
Se lo dije a Juan Vicente Herrera, que necesitaba algo de tiempo, y justo coincide con el momento de estar en las Cortes, donde fui vicepresidente primero. Un puesto tranquilo, relajado, y con representación. La persona que contactó conmigo fue María Dolores de Cospedal, la secretaria general del partido por aquel entonces. Pensó en mí, y yo le dije que quería atender a mi familia, a mis hijos, que apenas había estado junto a ellos un fin de semana completo. Y me comentó que estaban buscando un perfil moderado. Creyeron que yo cumplía todos los requisitos. Se lo dije a mi familia, lo valoré, y acabé aceptando.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, me llamó después para agradecerme que diera el paso.
P: Habrá aprendido de todos los cargos que ha ejercido, pero entiendo que alguno le deja huella. Ya me ha avanzado que ser alcalde es en una de sus preferencias.
R: Como bien dices, de todo se aprende, sobre todo siendo alcalde. Ser alcalde es la escuela fundamental del político. Todos los políticos deberían pasar por las Alcaldías. Estás con los vecinos, ves sus problemas, valoras si los puedes atender, das la cara constantemente... Por ejemplo, ser presidente de la Diputación es muy bonito porque tus vecinos son los alcaldes de los municipios. Y todos son muy agradecidos. Al alcalde hay que hacerles un monumento. Luchan para solventar los problemas, y se ponen en contacto contigo para atenderte siempre. Yo hacía lo mismo.
Quizás, cuando he sido procurador, he visto más la política, la forma de hacer política porque ni en las Alcaldías ni en las Diputaciones se hacen políticas partidistas, pero en las Cortes de Castilla y León, sí. Delegado del Gobierno es un cargo en el que te toca, sobre todo, gestionar, y en el Senado o en el Congreso... no supe saborear las experiencias porque me pilló muy joven.
P: ¿Se arrepiente de algo?
R: Seguro que he cometido errores. Pido disculpas por los errores que he cometido, aunque ahora no tengan solución. Está claro. Es más, algún amigo me ha recomendado escribir un libro. ¿Pero para qué? Ahora los libros se venden por confesiones negativas, no positivas. Y yo, si escribo algo, sería positivo. He descartado esa posibilidad. Solo guardo recuerdos positivos.
P: ¿Y no le ha costado dormir por algo?
R: Sí, por supuesto que sí, sobre todo cuando era delegado del Gobierno. Tenía el teléfono siempre operativo porque podía sonar en cualquier momento por un accidente o por cualquier otro motivo. No me pilló de noche, pero coincidió el asesinato de Isabel Carrasco con mi etapa como delegado del Gobierno. Son experiencias que te rompen todos los esquemas. Hay mucha gente que me ha acompañado en este largo recorrido, y desgraciadamente ya no están. Me acuerdo mucho de ellos, y de sus familias. Estén donde estén quiero asegurarles que siempre tendrán un agradecimiento y una oración de Ramiro Ruiz Medrano.
P: Se arrepiente, entonces, de no haber pasado más tiempo con la familia.
R: Has dado en el clavo. Lo más importante es la familia. No es el poder, es la familia. A mis hijos, por ejemplo, no quiero profundizar mucho, pero no me gustaría que se dedicasen a la política. De hecho, actualmente no lo hacen. No me gustaría que se perdiesen la infancia de, si los tengo, mis futuros nietos.

P: Cerramos la entrevista hablando de política, nunca mejor dicho. El PP, en el ámbito nacional, se limita a decir que no preside el Gobierno por falta de apoyos, pero ese argumento carece de autocrítica. ¿Por qué cree que el partido no puede gobernar?
R: Porque no tiene una mayoría parlamentaria. Se configuró otra mayoría con otros grupos y formaciones políticas. El Partido Popular ha sido mi partido de toda la vida, y lo digo con orgullo. Espero que gobierne no tardando, por el bien de España. Lo ideal sería que se recuperara ese espíritu de la Transición y los dos grandes partidos se hablaran sin despreciar a otras formaciones porque es muy bueno que existan VOX, Sumar o Podemos. Es importante que haya dos partidos consolidados, y los hay. Ambos deben tener el sentido de gobernar España, el conjunto del país, no solo unos territorios determinados. Esa voluntad es fundamental, y el Partido Popular siempre la ha tenido.
¿Ha cometido errores? Sí, pero como los muchos que el PSOE está cometiendo. Si no se cometen errores, los ciudadanos te quitarían el respaldo.
P: ¿Ve a Alfonso Fernández Mañueco como presidente de la Junta de Castilla y León cuatro años más?
R: Sí, y no tengo ninguna duda de que el Partido Popular seguirá gobernando en la Comunidad. Veo el futuro azul, pero no sé cómo lo gobernará. Si solos, o en compañía. No habría ningún problema en gobernar con VOX.
P: ¿No le va a afectar la gestión de los incendios de este verano?
R: No, porque se actuó con todos los medios disponibles para sofocar los incendios lo más rápido posible. Y, posteriormente, se implantaron las medidas oportunas para que las personas recuperaran la normalidad dentro de la gravedad que suponen las muertes que tuvimos que lamentar.
P: Por último, ¿y ahora qué? ¿Qué será de Ramiro Ruiz Medrano?
R: He tenido problemas de salud en este último tramo de mi vida. Sé que lo sabes. He salido hacia adelante después de sufrir un infarto, situaciones depresivas... Pedí a una ONG que me ayudara, no a ellos, como es habitual, sino al revés: que fuesen ellos los que me echaran una mano. Estuve colaborando con Cruz Roja, y tengo pensado hacer algo similar. Eso sí, sin tener ningún cargo de responsabilidad y después de un año sabático. Es decir, me veo en una ONG, aproximadamente, en el año 2027. Mientras tanto, y de forma paralela, estaré presente en la campaña electoral, en alguna caseta del partido.
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