La Policía Nacional detuvo el pasado 24 de junio en Valladolid a un hombre como presunto autor de un delito de homicidio en grado de tentativa. Los hechos se remontan al 7 de junio cuando un joven fue zancadilleado por otro, provocando que cayera al suelo mientras estaba con una amiga.

Uno de los responsables (un grupo de tres jóvenes) decidió patear la cabeza de la víctima y su abdomen, provocando que la misma perdiera el conocimiento. En ese momento, los tres huyeron, dejando al herido en el suelo. Afortunadamente, cuando llegó una dotación de la Policía Municipal de Valladolid, él ya estaba siendo atendido por una mujer, que resultó ser médico.

Una unidad del 112 Emergencias Castilla y León acudió al lugar de los hechos, donde decidió trasladar al joven al Hospital Universitario Río Hortega, dada la gravedad de las heridas que presentaba. Tanto es así que la víctima permaneció ocho días hospitalizada y el parte médico indicó que la agresión le produjo un hundimiento fronto craneal y múltiples fracturas
faciales. Es más, si llega a recibir otro golpe similar, podría haber fallecido ante el riesgo de incrustarse el hueso del cráneo en el cerebro.

Tras la denuncia presentada en la Comisaría Provincial de Valladolid, los agentes recabaron información de los testigos y realizaron diferentes pesquisas tendentes a identificar al agresor, teniendo éxito en la localización del presunto autor. Según la Policía, este último está vinculado a movimientos afines a ideologías de extrema derecha. De hecho, se da la circunstancia que el pasado año fue detenido por un delito de odio en otro local de ocio nocturno de la capital.

La investigación policial apunta a que el calzado que llevaba puesto cuando pateó la cabeza de la víctima, era con puntera reforzada, dada la gravedad de las lesiones ocasionadas. Asimismo, los investigadores señalan que la agresión estaba motivada por la estética de la víctima, que se podría corresponder con la de grupos sociales contrarios a la ideología de extrema derecha. 

La Autoridad Judicial ha determinado la libertad del detenido, con la obligación de comparecer cada quince días en los juzgados y con la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de la víctima y comunicarse con él, hasta que haya una resolución firme que ponga fin a la causa.