Vacas y rinocerontes
Imagina dos animales muy distintos: uno es grande, pesado, vive tranquilo en el campo y pasa sus días comiendo pasto sin preocuparse mucho. El otro también es grande, poderoso, pero corre con determinación hacia su objetivo sin detenerse por nada. Uno es la vaca. El otro, el rinoceronte.
Esta metáfora fue popularizada por Scott Alexander en su libro Rhinoceros Success, donde plantea que, en la vida, hay personas "vaca" y personas "rinoceronte". Pero ¿qué significa realmente eso? ¿cuál de los dos estás siendo tú?
Las vacas: comodidad sin dirección
La vaca representa el conformismo. Es tranquila, rutinaria, predecible. Se queda en el mismo campo todos los días, sin cuestionarse si hay algo más allá de la valla. La vaca mastica, sopla y se conforma. Representa a quienes viven en piloto automático, haciendo lo mismo día tras día, evitando el riesgo, evitando el cambio, atrapados en la rutina y muchas veces quejándose del pasto que les tocó.
Ser vaca no es malo... si eso es lo que eliges conscientemente. Pero muchas veces no lo es. Muchas veces, nos convertimos en vacas porque nos da miedo equivocarnos, porque no queremos salir de nuestra zona de confort, porque es más fácil seguir el rebaño que enfrentarse al bosque.
Las amigas de las vacas son las ovejas, que también pastan y viven en rebaños.
Tienen el síndrome del enemigo externo, de todo tiene la culpa el exterior. Si no hay pasto es culpa del pastor, si no apruebo es culpa del profe, si mi relación va mal es culpa del otro, si no adelgazo es culpa de mi genética, si el coche se averió es culpa del mecánico, si pierdo el partido es culpa del árbitro.
Cuidado, pues somos producto de la gente con quien estamos, lo que leemos y la música que escuchamos. Y, ojo, si somos mucho tiempo vacas, recuerda que las vacas esperan lentamente llegar al matadero.
Los rinocerontes
El rinoceronte, en cambio, no espera a que la vida le llegue. Corre, se lanza, se arriesga. No se detiene. Tiene una piel gruesa para aguantar los golpes, pero eso no lo vuelve insensible: lo vuelve resistente. Cuando un rinoceronte ve una meta, se enfoca y corre hacia ella con todo su peso y energía. Puede que tropiece. Puede que se caiga. Pero siempre vuelve a levantarse. Porque sabe que la vida no está en el campo, sino en la aventura de cruzarlo.
Las personas rinoceronte son las que emprenden, las que sueñan en grande y actúan. Las que asumen riesgos, aprenden de sus errores y no temen al cambio. No necesitan que todo esté perfecto para empezar. Simplemente... ¡empiezan!
Los rinocerontes no persiguen conejos. No gastes energía en cosas sin importancia.
El rinoceronte está casado con la excelencia, no con la mediocridad. Parece que está mal visto ser excelente. Y no, habría que intentar que los mediocres mejoren. Y por encima de la excelencia, solo un milímetro por encima está el ser excepcional: Ghandi, Teresa de Calcuta, Steve Jobs fueron seres excepcionales en distintos campos. Para dar el paso hace falta mucha actitud y acción.
Los rinocerontes tienen la piel dura, y pueden soportar los golpes de la vida. Sus amigos son los leones, la pantera, el jaguar, el elefante.
¿Y si todos llevamos una vaca y un rinoceronte dentro?
En la vida todos tenemos "momentos de vaca" y "momentos de rinoceronte". La clave del crecimiento personal está en ser conscientes de en qué estado estamos y elegir desde ahí. Tal vez hoy necesitas el descanso y la calma de la vaca, pero no puedes vivir ahí para siempre. Porque la vida te llama a moverte, a crecer, a convertirte en la mejor versión de ti mismo.
La pregunta no es si eres vaca o rinoceronte. La pregunta es: ¿a qué te está invitando tu vida ahora?
Si decides ser vaca, sé una vaca feliz. Hay mucha vaca que podría ser rinoceronte, pero estas vacas ¿no serán realmente rinocerontes dormidos? Las vacas para convertirse en rinoceronte necesitan alejarse de las ovejas
¿Cómo despertar al rinoceronte que hay en ti?
Define tu meta. Los rinocerontes no corren sin rumbo. ¿Qué quieres lograr? ¿Qué te apasiona?
Actúa sin esperar el momento perfecto. Porque no existe. Empieza pequeño, pero empieza.
Prepárate para el miedo y el fracaso. Son parte del viaje. Tu piel se volverá más gruesa con cada intento.
Rodéate de otros rinocerontes. La energía es contagiosa. Busca personas que te inspiren, te reten y te impulsen.
Celebra tus avances. Cada paso cuenta. No importa si es lento.
La vida te ofrece dos caminos: el del pasto cómodo o el del bosque desafiante. Puedes quedarte en el campo siendo una vaca que observa cómo los días pasan… o puedes cargar con fuerza hacia tus sueños como un rinoceronte decidido. Si eres rinoceronte, haz que tu vida sea útil.
¿Quieres mugir o quieres avanzar?